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Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

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Entre cafetales y platanales había seis plantíos de coca, un vivero y un laboratorio en la sierra de Atoyac

Entre cafetales y platanales había seis plantíos de coca, un vivero y un laboratorio para hacer cocaína Es el primer hallazgo de ese enervante en Guerrero, en la sierra de Atoyac. El Ejército no sabe cuánto tiempo tenía en producción. El 9 de febrero militares localizaron un sembradío en El Porvenir, donde nació Lucio Cabañas, … Continúa leyendo Entre cafetales y platanales había seis plantíos de coca, un vivero y un laboratorio en la sierra de Atoyac

Lenin Ocampo TorresEl Provenir, Guerrero

Febrero 23, 2021

El laboratorio clandestino donde se procesaba cocaína que fue descubierto por el Ejército cerca del plantío de coca en la localidad de El Porvenir. Había sembradíos también en Río Santiago y El Limón que ocupaban cuatro hectáreas Foto: Jesús Eduardo Guerrero
El vivero de coca que fue destruido por soldados el miércoles pasado en Río Santiago, Atoyac. Los sembradíos en esa comunidad, El Porvenir y El Limón ocupaban 4 hectáreas Foto: Secretaría de la Defensa Nacional

Entre cafetales y platanales había seis plantíos de coca, un vivero y un laboratorio para hacer cocaína

Es el primer hallazgo de ese enervante en Guerrero, en la sierra de Atoyac. El Ejército no sabe cuánto tiempo tenía en producción. El 9 de febrero militares localizaron un sembradío en El Porvenir, donde nació Lucio Cabañas, y otros en El Limón y en Río Santiago

 

El Porvenir es conocido porque aquí nació el guerrillero Lucio Cabañas Barrientos. En este ejido de Atoyac de Álvarez y en otros dos colindantes, el Ejército encontró en medio del bosque seis sembradíos de plantas de coca que abarcaban 4 hectáreas y un laboratorio que servía para procesar cocaína.
El 9 de febrero soldados del 109 Batallón con sede en El Ticuí hicieron un operativo luego de “realizar un reconocimiento aéreo” y descubrir el plantío de coca, reveló un militar que acompañó a un grupo de reporteros que fueron llevados a la zona.
Los militares mandaron a un laboratorio las hojas de coca para “estar seguros de que se trataba del enervante” que se da en los países sudamericanos de Colombia, Perú y Bolivia principalmente, y que se desconocía su producción en el estado de Guerrero.
“Desconocemos cuánto tiempo tenían sembrando en la zona y cuánto tiempo tenían procesando la droga en este lugar”, dijo el teniente coronel Enrique Benítez Campoy, mientras dirigía a los reporteros a la zona donde estaba el sembradío.
Son los primeros plantíos de coca hallados en Guerrero y los segundos en el país. En 2014 el Ejército localizó en Tuxtla el Chico, Chiapas, un predio con mil 639 plantas de coca. En Atoyac, el número de plantas fue mayor y se tuvieron que contar por hectáreas sembradas.
Para llegar al plantío se tiene que viajar en vehículos todo terreno hasta la población de El Porvenir y de ahí 10 minutos brecha abajo hasta llegar al punto donde se esconde una huerta de café y plátano.
La huerta se encuentra a 200 metros de la carretera de terracería, en un camino donde las ramas y árboles escondían uno de los terrenos sembrados con coca y que fue destruido la semana pasada por los militares.
“Las plantas medían más de 2 metros y ya tenían varios meses sembradas”, comentó el coronel al mismo tiempo que mostraba unas ramas de coca que quedaron intactas.
El corte de las plantas de coca es diferente al de la de amapola; las primeras se tienen que arrancar desde la raíz, “lo que dificulta el trabajo aún más para los soldados” y las segundas con una simple vara se pueden cortar. Ambas son quemadas en una plancha de madera bañada con gasolina para que ya no sean ocupadas.
Esta destrucción tomó por sorpresa a los militares, que desconocían el procedimiento para deshacerse de ellas y tardaron “48 horas a pico y pala para terminar de cortar las plantas”.
El terreno donde se sembraron es plano, rodeado de árboles, cafetales y platanales. Cerca del lugar pasa un riachuelo “que es importante para mantener con vida la planta y al laboratorio” comentó un soldado.
El laboratorio se encontraba pasando el riachuelo, a 300 metros del plantío y escondido bajo árboles de encino. Estaba construido con palos de madera, techo de palma y una parte con láminas pintadas de verde.
“Las pintan de verde para que el helicóptero no los vea”, explicó el teniente. El laboratorio era rústico y sólo quedaron tinas viejas con algunos solventes que ocuparon. Hay botes de gasolina, aceite, acetona, ácido sulfúrico, cal y el precursor más importante: ácido clorhídrico.
“El ácido clorhídrico es controlado, llama la atención de dónde o quiénes le venden los tambos, cualquier persona no puede llegar y comprarlos”, mencionó otro de los mandos que acompañó al recorrido.
Los tambos de ese ácido se encontraban lejos del laboratorio, por lo peligroso que es el manejo y olor penetrante que es dañino para el ser humano.
En el laboratorio también quedó una prensa de madera que se ocupaba para moler las hojas de coca y un hoyo donde caen para iniciar la fermentación con gasolina, y comenzar el trabajo para convertirlas en clorhidrato de cocaína que es la base de la droga.
También, en el poblado vecino de Río Santiago el Ejército encontró un vivero con miles de plantas listas para sembrarse en la zona.
Los otros 5 plantíos fueron encontrados en diferentes puntos de los ejidos de El Porvenir, El Limón y Río Santiago.
El clima y el bosque tropical de esta parte baja de la sierra es propicio para que la planta de coca crezca en la zona que se encuentra a 900 metros sobre el nivel del mar. Las autoridades desconocen desde cuándo se está sembrando y produciendo cocaína en estas áreas que se encuentran a 150 kilómetros del puerto de Acapulco.
Una hectárea de hoja de coca puede producir 7 kilos de cocaína. Cada kilo de cocaína tiene un precio de 250 mil pesos en México y su precio se incrementa en Estados Unidos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador fue el primero en dar la noticia de que en Atoyac se habían descubierto plantíos de hoja de coca, y que se estaba experimentando con la siembra de ese enervante, y que ya se estaba investigando sobre esto.
Una fuente de la Sedena reveló a El Sur “que es posible que grupos de la delincuencia que han sido afectados por la caída del precio de la amapola y las peleas del territorio en las partes altas de la sierra, estén implementando junto con sudamericanos la siembra de coca en las zonas bajas de la sierra”.