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Viernes 19 de Abril de 2024

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Sufren en la sierra asolados por el crimen, sin internet, salud ni educación

Asolados por la delincuencia, sin Internet, sin salud ni educación sobreviven en la sierra La comisionada de Paz y Desarrollo de la Sierrita señala que las autoridades, los han mantenido en el olvido, “no hay infraestructura, no hay bibliotecas, no hay equipos para que los niños hagan consultas”. Integrantes del Observatorio de Paz y de … Continúa leyendo Sufren en la sierra asolados por el crimen, sin internet, salud ni educación

Lenin Ocampo TorresEl Aguacate, sierra de Coyuca de Catalán

Septiembre 02, 2020

Integrantes del Observatorio por la Paz y el Desarrollo dieron una conferencia de prensa en la comunidad de El Aguacate, Coyuca de Catalán. Allí, la comisionada de la Sierrita señaló que las autoridades “nos han mantenido en el olvido. No hay infraestructura, no hay bibliotecas, no hay equipos para que los niños hagan consultas”. Con la Unión de Ejidos Forestales y Agropecuarios Hermenegildo Galeana exigen de manera urgente a los gobiernos estatal y federal brinden los servicios necesarios para esa zona marginada Foto: Lenin Ocampo Torres
Leslie una joven de 17 años, interviene den una reunión y pide mejores condiciones educativas paras las comunidades de la sierra. La acompañan dos niñas que quedaron huérfanas de padre por la situación de violencia que se vive en la zona del Filo Mayor Foto: Lenin Ocampo Torres

Asolados por la delincuencia, sin Internet, sin salud ni educación sobreviven en la sierra

La comisionada de Paz y Desarrollo de la Sierrita señala que las autoridades, los han mantenido en el olvido, “no hay infraestructura, no hay bibliotecas, no hay equipos para que los niños hagan consultas”. Integrantes del Observatorio de Paz y de la Unión de Ejidos Hermenegildo Galeana exigen a los gobiernos estatal y federal servicios para esa zona marginada

 

Entre la amapola, la violencia y la falta de oportunidades, cientos de niños y jóvenes del Filo Mayor de la sierra del estado tienen que sortear el nuevo sistema educativo que se implementó debido a la pandemia, y al cual no tienen acceso debido a la falta de caminos, maestros, luz eléctrica e Internet.
Leslie tiene 17 años y su padre fue privado de la libertad por el crimen organizado en la sierra de Coyuca de Catalán, ahora no sabe si seguir estudiando o regresar a cuidar a sus hermanos de preescolar, primaria y secundaria.
“Acabo de terminar la preparatoria, debido a la delincuencia y sobre todo al secuestro de mi papá he vivido en varios estados, ya que en la sierra no tenemos una educación que sea para nosotros, una educación bien, que nosotros digamos podemos salir adelante, podemos hacer todo lo que nos propongamos, somos adolescentes que tenemos sueños, que tenemos ganas de vivir, tenemos ganas de explorar el mundo y con esta educación no podemos, sinceramente”, expresó durante una conferencia que integrantes del Observatorio por la Paz y el Desarrollo de las comunidades de la Sierra dieron el domingo en la comunidad El Aguacate, municipio de Coyuca de Catalán.
Leslie ha vivido separada de sus hermanos, hasta el momento no sabe nada de su padre y ahora se encarga de lo que les dejó para mantenerse.
“Pedimos que nos den escuelas y maestros que sean de primera calidad, porque vivir en la sierra no significa que merecemos tener una educación de Conafe (Consejo Nacional de Fomento Educativo). Ahorita con la pandemia no tenemos Internet, no tenemos televisiones, no tenemos nada de eso, además ni tenemos luz, no tenemos la oportunidad de una educación de primera calidad, por eso le exigimos al gobierno que nos den escuelas”.
En esta zona de la sierra de Coyuca de Catalán, Ajuchitlán del Progreso y Tecpan de Galeana, desde hace varios años el crimen organizado ha mantenido el control de varias comunidades, los niños sólo terminan la secundaria y muchos son cooptados por los grupos armados.
“Al menos el 30% de la población ha muerto debido a la violencia, muchos jóvenes dejan las escuelas para ir a rayar la amapola, se ganan un dinero que sus padres por la pobreza no les dan y les gusta la vida fácil, es muy triste ver morir muchachos de 15 años que deberían estar en las escuelas”, dijo un poblador de la zona antes de comenzar la conferencia.
En esta parte de la sierra la “violencia nunca ha terminado desde los años 70 cuando el Ejército mexicano buscaba a Lucio Cabañas, los pueblos eran sometidos y hostigados para que la gente dijera dónde andaba el guerrillero, eran tiempos que no se les desea a nadie”, platicó Rufino Cázares Ramírez, uno de los fundadores de la Unión de Ejidos Forestales y Agropecuarios Hermenegildo Galeana.
Aún después de la muerte de Lucio en 1974 en la sierra de Tecpan, los pobladores siguieron siendo hostigados por el Ejército 8 años más en busca de remanentes de la guerrilla, les quitaban sus alimentos y llegaban a los pueblos. Muchos de los que forman parte del Observatorio por la Paz perdieron a su padre o a un hermano.
La violencia en la zona no paró, después vinieron los conflictos forestales y ahora la pelea por los territorios que los grupos armados en toda la sierra del Filo Mayor.
Ahora la amapola subió de precio, pero mucha gente dejó de sembrarla desde hace dos años cuando el precio llegó a los 2 mil pesos por kilo.
“Está entre 20 y 25 mil pesos, la diferencia es que ya muchos no la siembran, si tu ves muchos de esos campos que tenían amapola hoy tienen plantas de maíz y varios se les ha sembrado aguacate, ya mucha gente grande que se dedicaba a eso mejor se ha separado, no nos dejó nada, puras tragedias” contó un campesino que se dedicó por mucho tiempo a la siembra del enervante.

Los docentes no llegan por la falta de caminos y los que llegan se quedan una semana y nunca regresan

La comisionada de Paz y Desarrollo de la comunidad de la Sierrita, ejido de Bajos de Balsamar, Susana Lucho mencionó que la palabra educación en la sierra no aplica porque, “nos han mantenido en el olvido por parte de nuestro gobierno. No hay infraestructura, no hay bibliotecas, no hay Internet, no hay equipos para que los niños hagan consultas”.
Los docentes no llegan por la falta de caminos y los que llegan se quedan una semana y nunca regresan. En la mayoría de los pueblos sólo hay primarias y en muchos pueblos no llegan ni a preescolar.
“Hay niños que ni siquiera terminan la primaria, comienzan a ganar su propio dinero en el arte de la amapola. Los niños toman mal camino y se dedican a la delincuencia.
Aquí no es nueva la pandemia, la hemos vivido todo el tiempo”, dijo la comisionada refiriéndose a las carencias de salud y educación.
La reunión de los integrantes del Observatorio de Paz y de la Unión de Ejidos Forestales y Agropecuarios Hermenegildo Galeana fue para exigir de manera urgente al gobierno estatal y federal educación y salud en esa zona marginada.
En esta parte de la sierra del Filo Mayor de Guerrero en las comunidades no hay luz, los caminos están destrozados por la temporada de lluvias, los centros de salud están abandonados y las escuelas tienen más de 5 meses que no abren. Los niños se dedican al campo y las niñas a ayudar en las labores de casa.
“Para las niñas es más difícil, la que es niña le toca atender a los demás. Para salir también es muy difícil, la delincuencia les ha afectado mucho también, no pueden salir (ya que tienen miedo de que los grupos armados se las lleven) y es doble dificultad para la mujer”, informó Brenda Aguilar Rojas, habitante de El Aguacate que tuvo que dejar a su familia para estudiar en otro lugar.
La educación y la salud prácticamente no existen en el Filo Mayor de la sierra de Guerrero, los niños y jóvenes luchan en medio de la violencia, la amapola y la falta de oportunidades para poder tener una educación digna, y si se enferman tienen que ser curados por sus familiares.
“Diariamente hemos experimentado la falta de servicios de salud pública, no tenemos información de la pandemia, necesitamos la información para atendernos, contar con las medidas necesarias para prevenir”, demandó Melania Cortés habitante del ejido San Antonio de las Texas.
Los pobladores de la sierra durante la conferencia también exigieron una clínica, talleres de prevención de enfermedades, planificación familiar, sexualidad y una atención adecuada para los pueblos.
Aurora Aguilar Rojas, enlace del Concejo Comunitario de Desarrollo y Paz (Codepaz), solicitó a la sociedad que no se etiquete a la gente de la sierra como gente mala y amapolera.
En esta zona “muchos crecieron solos sin sus padres, si hablamos de paz antes de que haya paz debe haber educación. La sierra puede dar y ofrecer y hay muchos ciudadanos que buscan la paz”.
“La sierra no sólo es amapola y ha sido amapola porque los compradores de goma han sobrado, pero ahorita aquí no hay compradores de aguacate. No se puede desarrollar lo que no compran. ¿Qué se imagina nuestro gobierno?, y no estamos los sierreños para mendigar nada” finalizó.
La comunidad de El Aguacate se encuentra en el Filo Mayor del municipio de Coyuca de Catalán. Actualmente se dedican a la siembra del aguacate en 400 hectáreas con una producción de 15 toneladas por hectárea que son difíciles de comercializar, debido a la falta de caminos y la mayor parte de su producto se pierde al no poderlo vender.
El Observatorio de Paz y el Desarrollo de las Comunidades de la Sierra de Guerrero nace en 2018 ante la necesidad de pacificar las zonas violentas y terminar con el desplazamiento de los pueblos, actualmente lo forman 128 comunidades de 15 ejidos de Petatlán, Ajuchitlán del Progreso, Coyuca de Catalán, Tecpan de Galeana y San Miguel Totolapan.