Entre flores, veladoras y fotos del alcalde en el Palacio, frases contra la gobernadora

En la entreda principal del Ayuntamiento de Chilpancingo vecinos y vecinas de la ciudad colocaron espontáneamente veladoras y flores, ante una foto del alcalde asesinado Alejandro Arcos Catalán, y mensajes en los que exigieron justicia Foto: Jessica Torres Barrera

José Miguel Sánchez

Chilpancingo

Trabajadores del Ayuntamiento y ciudadanos de Chilpancingo colocaron una ofrenda en la entrada principal del edificio municipal en memoria del alcalde capitalino Alejandro Arcos Catalán, asesinado el pasado domingo. Colocaron velas, flores y algunas cartulinas en donde exigen justicia y la renuncia de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.
Desde el domingo por la noche, horas después de que se confirmó el asesinato del alcalde, comenzó a circular una invitación para quien quisiera colocar una vela afuera del ayuntamiento en memoria de Alejandro Arcos, convocatoria que no estaba firmada por ninguna persona, partido político u organización de la sociedad civil.
Para la mañana del lunes, alrededor de las 9 comenzaron a aparecer las primeras veladoras y un par de arreglos florales que fueron colocados en el piso a un costado de la entrada principal del Ayuntamiento.
A las 10 de la mañana con las veladores se formó una cruz y los propios trabajadores del Ayuntamiento imprimieron una fotografía de Alejandro Arcos para pegarla en la pared, por encima de las velas y la flores, como un altar, con la frase: “Tu legado en la memoria de Chilpancingo vivirá… Hasta siempre presidente”.
Con el pasar de las horas la ofrenda afuera del Ayuntamiento creció. No sólo trabajadores acudieron a colocar su veladora; ciudadanos, hombres, mujeres y niños llegaron incluso a rezar con oraciones por el alcalde asesinado y por la paz para la capital.
Las veladoras, flores, y cartulinas aumentaron y se agregaron otra en donde reclamaron a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda justicia por el caso y en otras le demandaban su renuncia.
“Exigimos justicia, nos arrebataron la esperanza de un mejor Chilpancingo !Renuncia Evelyn!”, se leía en una cartulina.
A las 3 de la tarde, una mujer que pidió no dar a conocer su nombre lamentó el asesinato del alcalde, a quien se refirió como una persona muy cercana y atenta con toda la población que lo necesitaba.
La mujer, que dijo es habitante de la colonia María Dolores, al norte de Chilpancingo, explicó que es parte de los afectados por el huracán John, y que durante los recorridos de Alejandro Arcos por la zonas afectadas “él dijo que iba ayudar a todas las personas que lo necesitaran, entonces no se me hace justo que le haya quitado la vida de esa manera, pero Dios es muy grande, y le pido que le dé fortaleza a su esposa, a su niño y a su familia por el dolor tan grande que están pasado”.
“Yo no quisiera que esto quedara impune, como cualquier cosa, porque era un gran hombre, un hombre de bien y quiso poner a Chilpancingo en alto, desgraciadamente no llegó a cumplirlo, hoy estamos sin capitán, es lo que más duele, como un barco a la deriva”, agregó la mujer.
En la puerta del Ayuntamiento se colocó un moño negro y con el pasar de las horas pegaron más fotografías de Alejandro Arcos y algunas lonas de su campaña en donde además le escribieron frases como: “Justicia para Chilpancingo”, “Chilpo de luto”, “justicia para Alejandro Arcos”.
También escribieron consignas en contra de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, de las cuales algunas decían:  “Estado Fallido”, “Evelyn Salgado renuncia si no puedes brindar seguridad”, “Nos quitaron la única esperanza que teníamos para Chilpancingo. ¡Exigimos tu renuncia Evelyn!”.
Por la situación, al personal del Ayuntamiento, a través de una circular, se les informó de la suspensión de las labores para el día lunes, por lo que el edificio fue cerrado y lucía vacío durante el transcurso del día.

Zozobra en la capital, a un día del crimen; ciudadanos instalan ofrenda en memoria

La calle El Roble, donde fue dejado el cuerpo del alcalde Alejandro Arcos, en la colonia Villas del Roble, sin tran-seúntes ayer por la mañana Foto: Jessica Torres Barrera

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Chilpancingo vivió este lunes un ambiente anormal a un día del asesinato del presidente municipal, Alejandro Arcos Catalán. La gente salió a las calles con sentimientos encontrados; manifestó consternación, impotencia, angustia y hasta abatimiento por la violencia, en medio de la cual fue asesinado y decapitado el alcalde a siete días de que rindió protesta.
Pero también hubo muestras de indignación y de descontento con las autoridades gubernamentales.
A las 11 de la mañana, dos agentes de la Policía Ministerial vigilaban a bordo de una patrulla el sitio donde a las 5:10 de la tarde del domingo fue encontrado el cuerpo del político perredista, su cabeza sobre el toldo de una camioneta y el resto de su cuerpo recostado en el asiento del copiloto.
El ambiente, aunque aparentemente normal, se percibió tenso. En la calle Villa del Roble de la colonia Cuitláhuac, todos los establecimientos comerciales abrieron, incluso el hotel Real Moreli, en donde, al lado, fue encontrada la camioneta estacionada con la cabeza del alcalde arriba del toldo y el resto de su cuerpo en el asiento del copiloto.
En la calle, vacía de transeúntes a esa hora de la mañana, sólo cuatro parroquianos consumían cervezas afuera de una tienda de abarrotes, aparentemente ajenos al episodio del día anterior. Departían casi frente al hotel, sin importarles la presencia de los agentes ministeriales que vigilaban la zona, a unos 10 metros de ellos y ubicados frente a la entrada del solitario callejón que fue escenario del hallazgo de los restos del presidente municipal la tarde del domingo.
La calle Villa del Roble desemboca a unos 50 metros al oriente con el antiguo libramiento a Tixtla, exactamente donde la noche del 7 de marzo policías estatales del grupo Centauro dispararon contra estudiantes de la Normal de Ayotzinapa e hirieron a Yanqui Kothan Gómez Peralta, quien horas después falleció.
El libramiento conduce, subiendo por la calle Villa del Roble a la derecha, hacia Tixtla, territorio de Los Ardillos y a la izquierda llega a la avenida Insurgentes en el punto conocido como Las Parotas. Esa avenida da salida hacia la Ciudad de México pero también hacia la sierra, ya sea entrando por la carretera a Chichihualco o por Casa Verde para llegar a Filo de Caballos y a Tlacotepec, controlado por Los Tlacos.
Frente a donde topa la calle Villa del Roble, afuera de una tienda de abarrotes de nombre Jazmín, hay una cámara de video vigilancia que debió registrar a esa hora de la tarde, todavía con la luz del día, el o los vehículos en los huyeron quienes abandonaron los restos del alcalde perredista.
En el otro extremo, la calle Villa del Roble topa con la avenida de Los Gobernadores, que a mano derecha tiene salida también al libramiento a Tixtla y a la izquierda lleva hasta la avenida Lázaro Cárdenas que da salida para el valle del Ocotito, pasando por Petaquillas donde sale la carretera hacia los municipios de Mochitlán y Quechultenango.
En la transitada avenida de Los Gobernadores, hay colocadas varias cámaras, tomando en cuenta que pasa a una cuadra de la residencia oficial Casa Guerrero.
En el resto de la ciudad, se escuchó y percibió consternación, no tanto por el asesinato del alcalde sino por las circunstancias en que fue hallado su cuerpo.
Ayer, un lunes que debió ser normal, disminuyó la presencia de transeúntes y de unidades del servicio de transporte en las calles.
Aunque no todas las escuelas cerraron, si la mayoría de las del nivel medio superior, como las de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Cebtis, Cetis, Conalep y algunas del nivel secundaria.
De acuerdo con datos que se consultaron por las redes sociales las escuelas primarias del centro de la ciudad no tuvieron clases y sólo hubo en los planteles de las colonias de la periferia.
En las escuelas privadas la dirección puso a consideración de los padres llevar o no a las primarias, preescolar o secundaria, y que entendían el problema de inseguridad que pasaba la capital por lo que la falta sería justificada
La razón de la suspensión de las actividades en algunas escuelas fue que desde la noche del domingo comenzó a circular la versión en las redes sociales de que se suspendería el servicio de transporte por temor a la violencia que se desataría como consecuencia del asesinato del alcalde, lo cual no se consumó y la mayoría de las unidades prestaron el servicio.
El ambiente y el tema de conversación en las unidades del servicio de transporte, en las calles, en las tiendas de autoservicio y en el zócalo de la ciudad, era de consternación en la mayoría de la gente por el asesinato del alcalde Arcos Catalán. El abatimiento se reflejaba, incluso, en sus rostros.
“La gente, finalmente, salió, pero si te fijas se le ve un semblante distinto, como anormal. Aquí (en la plaza cívica) hay más gente que en otros lados, en la mañana fui a correr a la Unidad Deportiva y no había casi nadie, cabrón, y eso que todos los días van más de cien”, dijo a las 12 del día un abogado a un reportero que tomaba nota de la gente que llegaba a depositar veladoras encendidas en la entrada del Palacio Municipal.
La mayoría de los que llegaban se persignaba y rezaba en silencio, apenas moviendo los labios, algunas mujeres, incluso, sollozaban mientras rezaban. Otros dejaban consignas y reclamos escritos en hojas o en pedazos de cartón.
Una de ellas escrita en un lienzo de cartón decía: “Nunca muere quien supo vivir y ha dejado en la tierra hermosos recuerdos. Tus enseñanzas y amor estarán siempre presentes en nuestra memoria querido presidente Alejandro Arcos”.
Otra, en papel blanco decía: “A Chilpancingo le quedaste grande Alejandro. Exigimos justicia” y en una más se leyó: “Nos quitaron la única esperanza que teníamos para Chilpancingo. Exigimos tu renuncia Evelyn”.
La ofrenda comenzó con una veladora que alguien de manera espontánea depositó antes de la siete de la mañana todavía con la oscuridad en la entrada del Palacio Municipal. También dejó una hoja blanca que sujetó con piedras para que no la volara el aire en la que escribió: “Tu legado en la memoria de Chilpancingo vivirá. Hasta siempre presidente”.
En tanto que para las 12 del día ya había cientos de veladoras colocadas formando una cruz, varias pancartas pegadas en la fachada del Palacio Municipal, una fotografía del alcalde asesinado y al lado decenas de gladiolas blancas. Una a una, en pareja o en familia, la gente estuvo llegando a lo largo de la mañana y hasta después del mediodía.
“Lo cabrón del asesinato es el mensaje, exhibir la cabeza de la primera autoridad municipal dice mucho; es como decir aquí ustedes (las autoridades) no mandan, mandamos nosotros y cuádrense, cabrones”, interpretó el mismo abogado visiblemente consternado.
En la plaza primer Congreso de Anáhuac, se observaban personas aglutinadas en grupos que hablaban en voz baja, sus rostros serios, algunos cabizbajos, y otros reflejando tristeza observaban el Palacio Municipal de puertas medio cerradas debido a que se suspendieron las actividades.
Todos los transeúntes de las calle del centro de la capital que llegaban de distintas direcciones, parecían tener como destino el Palacio Municipal; llegaban por curiosidad o para sumarse a la ofrenda con su aportación de veladoras, flores o pancartas.
En las bases de las unidades del servicio de urban la gente, aun sin conocerse, entablaba plática sobre el mismo rema: “Oiga: ¿qué feo verdad, a dónde vamos a llegar? Imagínese si eso le hacen a un presidente municipal ¿qué podemos esperar nosotros?”, preguntó al reportero una joven mujer con su niño de meses en brazos.
Dos metros al lado, otra mujer le comentó a un hombre: “Pobre niño, pobre mujer, Dios que los proteja y los ampare, no se merecían eso”. Su interlocutor le contestó algo inaudible pero al final se oyó que dijo: “A mí me parece que hubiera sido un buen presidente, lástima”.