Camila

El temor es el miedo a la muerte. José Antonio Marina.

Era una niña linda. En su rostro ovalado sobresalían sus grandes ojos, serenamente cubiertos por sus cejas de curvatura de uva. La nariz ligeramente ancha y luego la boca hecha una sonrisa. El pelo cae sobre sus hombros con ligeras ondulaciones. Su mirada era optimista; el optimismo de la vida.
Camila tenía ocho años. Secuestrada por la madre de una amiga, que la invitó a una “albercada”. Unas horas después apareció su cuerpo a la vera de la carretera de Taxco. La secuestraron, no esperaron el rescate y murió por asfixia. La noticia se ha vuelto viral por la víctima y sus consecuencias.
Las cámaras de los negocios próximos al domicilio de los secuestradores dieron cuenta de los hechos. Los vecinos se agolparon frente a la casa, pidieron la intervención de las autoridades. Las horas pasan y se incremente la furia del grupo cada vez más numeroso, ante la presencia de policías impávidos.
Se agota la paciencia de Fuente Ovejuna. Entra la turba al domicilio de los secuestradores, los lincha; una mujer muere y sus dos supuestos hijos son golpeados sin miramientos. El alcalde taxqueño afirma haber buscado por teléfono, durante todo el día, a la gobernadora Evelyn Salgado, sin resultados. Dos días después, la gobernadora lamenta los hechos en X. No se sabe de una llamada a la madre de la inocente.
Con la telefonía celular se puede hablar prácticamente desde cualquier parte del mundo, a cualquier hora. ¿No informaron a la gobernadora para no molestarla? ¿Ella pidió no ser perturbada por hechos de esta naturaleza? Hay colaboradores que son un lastre. Creen que la mejor forma de servir es no alterar el descanso o las vacaciones del jefe. Hay registro de los costos de tales decisiones.
Pero la parálisis del equipo también puede ser consecuencia de la concentración excesiva del poder. Nadie hace nada si no es por orden expresa. Así los colaboradores se vuelven cortesanos. No desempeñan las atribuciones que les otorga la ley y, por lo tanto, tampoco cuidan la espalda de sus superiores. Su lema es: “No hacer olas”, aun cuando corran el riesgo de que todos sean ahogados por la tempestad.
Yo tengo a la gobernadora por una persona educada y de buena fe. Sin embargo, los gobernantes se miden por sus resultados, no por sus intenciones. Para que el desempeño del gobierno sea eficaz se debe actuar con prontitud y acierto. En el gobierno no se juega a la escuelita. En las manos de los gobernantes están los bienes y hasta la vida de los ciudadanos.
La muerte siempre sorprende por más que queramos hacernos los fuertes. Nadie se acostumbra al dolor de las pérdidas irreparables. Cuando se quita la vida a una persona se ejerce un poder supremo porque el hecho carece de retorno. No hay nada que mitigue. Solo la angustia, muchas veces soterrada, por la impotencia y el temor. Los guerrerenses tenemos miedo, pero también fatiga. Hay que evitar que esta última caiga en la desesperación y el arrebato.
La gobernadora Salgado ha recibido muchas muestras de malestar social, económico y político. Tiene todavía la oportunidad de recomponer su gobierno, rodearse de personas mejores que ella, que es como se hacen los buenos equipos. Algunos desconfían de la sobresaliente capacidad de sus colaboradores; olvidan que todo lo que ellos hagan le suma al jefe. No obstante, no hay que pasar por alto otra condición insustituible: el jefe es uno solo.
Recuerdo que, recién electa, el Dr. Eduardo López Betancourt, el senador Félix Salgado Macedonio y la gobernadora asistieron a una sesión del Grupo ACA. Ahí dijo López Betancourt que gobernaría una triunvirato: Evelyn, Félix y él. En ese momento –pensé– se cortó la cabeza el jurista, pues el poder no se comparte y no se comparte con nadie, así sea el padre o el esposo. El ejercicio del poder Ejecutivo es individual e indivisible. No se elige a una familia y la responsable es una sola persona. Hay que tener presente que el Ejecutivo es únicamente la gobernadora; los secretarios son sus auxiliares.
La mirada de Camila era ajena a los riesgos de la maldad. Ojalá su rostro nos inspire para comportarnos como los seres humanos que, se supone, somos. Y que ilumine a quien gobierna.

 

Iván Oñate, poeta ecuatoriano

Sentí que su voz abarcaba de pronto
una dimensión más amplia.
Alejandro González

La Universidad Central de Ecuador es una casa llena de blasones. Fundada hace 404 años irradia conocimiento. Este día yergue su señorío al otorgar reconocimiento de Doctor Honoris Causa al polígrafo –en el sentido que se entrega a Azorín como talento múltiple de la escritura– a Iván Oñate (1948).
El poeta ecuatoriano ha escrito una docena de poemarios y es un profesor sobresaliente, que ha impartido cátedra en las más prestigiadas universidades de Londres, Texas, Florida Washington, Lovaina, Lieja, Lille, Nuevo León y UNAM, entre otras. Algunos poemas han sido musicalizados y sus cuentos llevados al cine.
No cometeré el absurdo de referir sobre la calidad de su obra. Prefiero recordar mis impresiones cuando lo vi, lo escuché y dialogamos a propósito del XXII Encuentro de Poetas Latinos, realizado en octubre del año pasado en la Ciudad de Aguascalientes, México.
En la lejana distancia de unos cuantos metros, en el recibidor del hotel del que fuimos huéspedes, Iván Oñate parecía una ciudad amurallada por la firmeza del rostro y la textura de la barba y la pelambre. En la proximidad física se mantiene esa imagen, pero ahora están levantados el puente levadizo y el rastrillo y se accede a una conversación alentadora.
La enseñanza de la semiótica, la interpretación de los símbolos literarios, la aventura de salir a flote con las botas cargadas de agua antes de que el mar versificara su poema sombrío. Escuchar en su voz las voces de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Y tener la verosimilitud para que su poesía se eleve, como Remedios La Bella, por las sábanas hacia el insondable universo.
Supongo, que en Iván Oñate, igual que en Patrick O’brian, las palabras “fluyen más rápido que la pluma” con largos estallidos de creatividad y largos periodos de silenciosa reflexión (The Paris Review, Vol. II, Acantilado, 2021). Se advierte: “Un sueño/ Sin la tentación de alcanzarlo/ Es un sueño olvidado/ un sueño muerto”. Y mantiene el discurso de poeta-filósofo: “Oh, noche/ pasos que van y vienen/ cuerpos/ que caen cansados para siempre”.
Es la poesía ensimismada en respuestas a la única pregunta que cuestiona a los seres humanos. De ahí lo notable de la poesía de Iván Oñate, despojada de artilugios; el rey desnudo que se sabe desnudo, que se surte en el lenguaje misceláneo: el tuyo, el mío y el de todos.
“El arte de la conversación quiere enseñarnos cada día que la verosimilitud de lo que se dice depende del grado de convicción de quien habla”, como afirma William Ospina. Por ese motivo, el retorno de Aguascalientes a la Ciudad de México, afortunadamente para mí más largo de lo previsto, ha sido un poderoso nutriente de Iván Oñate, un dignísimo Doctor Honoris Causa (a diferencia de esos dizque institutos y colegios que en México comercializan doctorados horroris causa).
Me siento sumamente honrado de que la Universidad Central de Ecuador, me haya solicitado estas palabras, para ser leídas en el evento académico. Solo quiero agregar que hay personas recientemente conocidas, pero cuya amistad nos ha acompañado apenas colapsaron las nebulosos y se produjo la creación. Así de antigua es mi amistad con este gran poeta.
He leído del ecuatoriano La nada sagrada y El ángel ajeno, cada uno de ellos con una cálida dedicatoria. Hemos hecho el compromiso de su asistencia a Arcadia Centro Cultural de Chilpancingo, para que comparta con esta luminosa nube de jóvenes poetas guerrerenses –destacadamente mujeres– el misterio de la poesía, que ha sido y será antes y después de la palabra.
Van magníficos los versos de Iván con la merecida toga.

*Al presente texto he agregado unas líneas más para adecuarlo a mi colaboración semanal. La ceremonia se realizó el 1º de marzo anterior.

 

Nuevo pacto social

A mi nieto Jorgito, a quien deseo todas las fortalezas de la vida.

Los modos de hacer política son tantos como los grupos humanos. De su práctica depende su riqueza conceptual, los valores que trasmite y su ética. Son sus actuales formas de ejecución motivos de los ciudadanos para alejarse de la política y que la democracia ya no sea satisfactoria.
Según Daniel Innerarity el objetivo de la política es que la voluntad popular sea la última palabra, pero no la única, que el juicio de los expertos se tenga en cuenta, pero que no nos sometamos a él, que las naciones reconozcan su pluralidad interior y se abran a redefinir y negociar las condiciones de pertenencia. Siempre ha habido problemas, pero ahora –afirma el pensador español– estamos perplejos, porque “el cálculo del futuro es especialmente incierto”.
En el año 2008 se publicó el libro Una mirada a nuestro mundo. 50 años en el futuro. Contiene las respuestas a la pregunta que el periodista Mike Wallace hizo a 60 “de las mentes más brillantes del mundo”. Los breves textos contienen la visión cultural, ambiental, científica y política de los participantes, de acuerdo con su especialidad. En términos generales, las respuestas son poco alentadoras: la población llegará probablemente a 9 mil millones de personas (ya somos 8 mil millones); el efecto invernadero descongelará Groenlandia; los alimentos serán insuficientes para satisfacer la demanda y avanzará la desertificación; la posibilidad de habitar la Luna o algún otro planeta es improbable; no obstante, se intentará y las naves espaciales contaminarán el espacio con óxido de nitrato afectando más la capa de ozono. Faltan 34 años para llegar al 2058. De hecho, ya padecemos algunos de esos tremendos efectos.
Contribuyen, además, a la construcción del indeseable escenario la protesta social, la violencia, el crimen organizado, el terrorismo, la migración, las guerras y la amenaza nuclear, el poder fáctico de las grandes corporaciones de comunicación digital y la incipiente autonomía de la inteligencia artificial. Este conjunto de factores está haciendo al Estado menos competente. Las estructuras del poder legal y la legitimidad de los gobernantes están en crisis e inclusive los organismos internacionales, como las Naciones Unidas y la Unión Europea, que no han sido eficaces en la solución de los conflictos en Ucrania y Gaza.La idea idílica de que el hombre pueda ser ciudadano del mundo se ha convertido en una triste utopía. Millones de seres humanos, en muchas naciones, están siendo reducidos por el miedo, la exclusión y la falta de derechos. Explica porqué los pueblos apoyan a líderes populistas, que surgen del hartazgo y la necesidad. La gente va a creer en la política cuando los políticos inspiren confianza y haya resultados de estabilidad y bienestar.
La pasividad no ayuda. Debemos explorar diversos mecanismos de entendimiento político. Gabriel Zaid (Reforma, 28/1/24), propone fórmulas para aprovechar “las ventajas de la monocracia y reducir sus peligros, desde la monarquía parlamentaria hasta el presidencialismo acotado por otros poderes soberanos y organismos autónomos. Las distintas fórmulas tienen elementos comunes: régimen de derecho, prensa libre, elecciones creíbles y un tiempo limitado en los cargos, con rendición de cuentas”.
En la pugna por la sucesión presidencial no se han abordado la Reforma del Estado y la posibilidad de promulgar una nueva Constitución democrática y republicana, temas en los que fue insistente Porfirio Muñoz Ledo. Se requieren cambios estructurales. Nuestro sistema político es disfuncional y la Constitución cada vez menos observada. Para afrontar los viejos y nuevos problemas nacionales y globales, necesitamos un nuevo pacto social. El actual ya no da para más. Hay que volver a la política.

Ganar el territorio

 

 

La conciliación es el arte
de llevar el zapato derecho
en el pie izquierdo.
Guy Mollet.

La semana pasada leí en El Universal sobre una reunión en Culiacán de Xóchitl Gálvez y algunas personas de la sociedad civil. En dicha reunión Francisco Labastida dijo que por motivo alguno la candidata estuviera cerca de los partidos. Conocer una opinión así de quien fuera secretario de Gobernación y candidato a la Presidencia de la República del PRI en el 2000, debió llamar la atención de la candidata del FAM.
He observado con frecuencia que las personas aceptan como verdad revelada las frases célebres (de figuras de la historia), así como de quienes tuvieron, o tienen, presencia relevante. Si lo dijo Platón o Paz necesariamente es verdad. Se deja de lado el razonamiento, el análisis crítico de la frase. Se olvida que las luminarias del mundo fueron de carne y hueso, aunque haya quienes crean que siempre escupían oro.
La opinión de Francisco Labastida es incorrecta. Gobernador durante el régimen del partido casi único, carece de experiencia política-electoral; y su paso por la Secretaría de Gobernación debió haberlo hecho comprender la importancia del sistema de partidos y lo indispensable que son estas instituciones para la democracia. Persona correcta y honorable evidentemente la política no ha sido lo suyo.
Los partidos son mucho más que sus dirigentes. El PRI es un partido histórico con presencia nacional. Para decirlo en términos de mercadotecnia: sus puntos de venta eran superiores a los de un refresco de cola; en el pueblo más lejano, en la colonia popular, en la pequeña o grande organización gremial, había priistas. El PAN tiene cada vez más presencia en conglomerados urbanos y se aproxima al medio rural; este partido ha dejado de ser un bufete de abogados para constituir la segunda fuerza política del país. Y, a pesar de haber sido desfondado por Morena, el PRD tiene influencia en entidades y municipios, especialmente del sur.
La ignorancia sobre la estructura y el desempeño de los partidos durante las campañas electorales, es inadmisible. Rechazar a militantes partidistas significa sabotear el tren de aterrizaje de la candidata opositora. Cerrar la puerta a quienes han sido, elección tras elección, representantes de casillas, responsables de la promoción del voto, de convocar a los vecinos, equivale a dejar a Xóchitl sin un numeroso cuerpo de expertos promotores del sufragio.
Obviedad necesaria: en municipios y distritos hay partidos predominantes. Toca a los representantes de la alianza tripartidista trabajar conjuntamente en todos los espacios, sin sus habituales recelos, para ganar todos los puestos electorales. Y esos estrategas deben estar en estrecha comunicación con los responsables de los grupos de la sociedad civil para hacer fuerza común. Me parece que sobran asesores abstractos y simbólicos y que faltan los realistas; los que saben quien es quien en cada lugar, cuáles sus virtudes y de qué pie cojean.
La campaña electoral equivale a una guerra convencional. Tiene comandante, estado mayor, y tres armas. Comandante, la candidata; estado mayor, líderes partidistas y cuarto de situación; aviación, orientada a ablandar el territorio del adversario (redes, medios electrónicos); artillería, trabajo de proselitismo, abrir brecha; infantería, tomar el territorio (propaganda, promoción del voto y organización para el Día “D”). Los gurús del marketing político en esto fundamentan sus atractivas propuestas.
Para conquistar el territorio se requiere, necesariamente, el ensamble entre sociedad civil y partidos, de manera que la intención del voto caiga en las urnas por la promoción de militantes y ciudadanos. El embudo que abren las redes tiene que asentar al ciudadano en su casilla. Sin esa conexión puede ocurrir como el tumulto de fanáticos que reciben a su ídolo en el aeropuerto pero no asisten al concierto.
No es suficiente martillar las virtudes de la candidata Xóchitl. Además del bombardeo mediático, dice Seth Godin, se requiere el consentimiento del elector. “El Marketing del Permiso es como salir con alguien. Convierte a los desconocidos en amigos y a los amigos en clientes perdurables”. Del aire a la tierra, de lo desconocido a lo conocido, ese es el desafío de la oposición.

Ciudadanía modorra

Los ciudadanos han asistido
a la creación de un
estado de opinión.
Alfonso Guerra.

Criticar es el tema de las campañas político-electorales. La polarización está alejando a los actores políticos del debate sobre el proyecto de nación. Efecto de la cuarta revolución industrial es el remplazo de la información por los datos digitalizados que, por sus características, provoca que las ocurrencias ocupen el lugar de las ideas. Emblema de lo que está ocurriendo es la imagen de cervezas y botanas y los desparpajados comentarios en el destape del candidato presidencial del Movimiento Ciudadano. La política pierde seriedad.
La tecnología es un medio que debe servir en la aplicación de estrategias innovadoras para llegar al electorado; pero no es todo. A la gran masa hay que enamorarla, cautivarla, hacerla parte del proyecto. Lograrlo requiere pasar de la emoción a la conciencia para obtener la aceptación; cerrar el círculo de la adhesión firme. Es decir, conmover-pensar-convencer. Si faltara alguno de los tres eslabones el enfoque quedaría en segmentos de intelectuales, de líderes y dirigentes, con las clases populares fuera del radar. La estrategia debe agrupar la tríada para escalar y envolver.
No obstante el voto duro (el histórico de los partidos y el ya decidido), se necesita que la efervescencia del mensaje pase al estado partidario linfático; lo cual se obtiene haciendo que la credibilidad, la imagen y la simpatía por determinada aspirante, se propague con la misma intensidad con la que se llena una represa; en toda su amplitud y niveles de profundidad. Esto es, organizar a los ciudadanos, concientizarlos de la importancia de su voto y comprometerlos para que salgan a votar. Implica organizar la operación política territorial. Llamo estado partidario linfático a la triada del conocimiento, la organización territorial y la inmunidad a la presión o amenaza que pueda tergiversar la intención del sufragio.
Como toda actividad humana la política es de buenos y malos contra malos y buenos. En El pez en el agua Mario Vargas Llosa relata su experiencia como candidato a la presidencia de Perú. Llegó a la campaña como agua fresca sumando a la gran mayoría de organizaciones y obteniendo numerosas simpatías ciudadanas. ¿Por qué perdió las elecciones? En alguna de las varias oportunidades que he tenido de conversar con él, le pregunté si haber rechazado acuerdos con los grupos políticos tradicionales, con la idea de no tener ataduras en su mandato, habría provocado el retiro de las fuerzas de apoyo, que voltearon hacia Fujimori. Me dio la razón. Por ello, los dirigentes partidistas y responsables de la coordinación de campañas electorales deben tener capacidad y experiencia sobre la utilidad de los cuadros políticos: para qué, cómo y en dónde son útiles. El político que no entienda que la realidad no es un paisaje celestial está fuera de lugar y con sus prejuicios puede hacer mucho daño a la causa que sirve. Se trata de dejarse ayudar sin perder el rumbo ni extraviar el objetivo. Como Odiseo, superar adversidades.
La figura del Tlatoani sigue vigente. La estructura autoritaria es necesariamente vertical. Se advierte en el sobrepeso del Poder Ejecutivo por encima del Legislativo y el Judicial; y se refleja en la falta de solidez de nuestras instituciones democráticas, que creíamos firmes y definitivas respecto a su misión y flexibles en su perfeccionamiento. Hoy el principal contrapeso al poder está en los medios y no, como muchos creen, en la sociedad civil. En Egipto el presidente Hosni Mubarak, después de 20 años en el poder, renunció en febrero de 2011 por la movilización de millones de ciudadanos protestando por la corrupción, la falta de libertades y el rechazo a un gobierno abusivo. Es la llamada Primavera árabe, que tuvo su punto nodal en la gran manifestación de la Plaza Tharir de El Cairo.
¿Qué ha pasado en México después de las masivas movilizaciones? Los ciudadanos han salido a defender al INE y a la Suprema Corte, sin resultados. Hoy el INE es proclive al poder y la Corte está sometida al ataque sistemático del Ejecutivo. En México los ciudadanos se organizan para acudir a la protesta, participan en el colectivo y luego regresan a sus casas a seguir su vida como siempre. Por ello, más allá del efímero protagonismo mediático, no ha habido consecuencias para el gobierno y este sigue actúando de acuerdo con sus propósitos. Somos una ciudadanía modorra.
Es un error suponer que la sociedad civil es suficiente para sacar adelante a la oposición. Los operadores políticos son indispensables para articular a los ciudadanos y militantes el día de las elecciones. Supongo que en Guerrero ya se dio por perdida la elección presidencial. A los representantes de la sociedad civil no se les ve ni se les conoce. Los partidos están en sus acuerdos. Urge un ajuste. Innovar no es improvisar; saturar de imágenes a los convencidos no es atraer más electores; alejar a los políticos profesionales –incluyendo a los tradicionales– no significa más sociedad civil. Una campaña que no suma, divide.
Y el tiempo vuela.

Por el bien de la República

El valor de gobernar está primariamente
en función de los futuros deseados. Daniel Innerarity.

Don Jesús Reyes Heroles (1921-85) fue legítimo heredero de los liberales del siglo XIX. Sus ideas están enraizadas en los principios republicanos sustentados en la democracia, los derechos políticos y la sujeción a la Constitución; pensador profundo, servidor público impecable y político con visión de Estado. Sus discursos políticos pronunciados como presidente nacional del PRI (1972-75), con el título Avancemos con la sonda en la mano, son vigentes. Como secretario de Gobernación (1976-79), impulsó la Reforma política que reconoció la pluralidad y creando condiciones para que pudieran acceder al poder, por la vía democrática, corrientes y organizaciones de izquierda, incluyendo al Partido Comunista Mexicano. Don Jesús Reyes Heroles llevó la política a momentos cenitales en nuestro país. A través del diálogo orientó al país hacia su plenitud democrática. Por su recia personalidad, los analistas políticos la llamaban Jesús del gran poder.
Para Reyes Heroles las instituciones son promotoras del cambio, ya que nuestra Constitución establece los mecanismos para sus reformas. Los cambios, sin embargo, exigen “la convivencia pacífica”, bajo el principio cardinal de que “el poder lo ejerzan aquellos que por decisión del pueblo lo representan”. Es decir, de aquellos que llegan al poder con legitimidad y lo ejercen de igual manera. Como señala Yuval Noah Harari: “Gobiernos en apariencia democráticos socavan la independencia del poder judicial, restringen la libertad de prensa y califican de traición cualquier tipo de oposición”. Por eso es fundamental la independencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues en la recurrencia de abusos del Ejecutivo, corresponde a la Corte poner las cosas en su lugar. Esa es la sabiduría del constituyente mexicano; establece el equilibrio entre los poderes para evitar que uno solo pretenda concentrarlo. Si el Legislativo se subordina al Ejecutivo, es facultad del Judicial la delicada tarea de mantener vigentes los principios constitucionales y sostener nuestro régimen democrático y republicano. De ahí la categórica afirmación de don Jesús Reyes Heroles: “Con las instituciones todo, incluso su cambio; contra ellas nada”.
Reyes Heroles advierte del riesgo de “caer en la vaciedad de quienes creen en los bruscos cortes, en la rupturas históricas, que la historia misma desmiente”. De ahí la importancia de que el político sea un sujeto con comprensión de la historia, a fin de que pueda alejarse de arrebatos y mesianismos. Somos plurales en lo político, pero también en lo étnico, económico y social. Nos hemos dado una República soberana y democrática; de instituciones consecuencia de nuestras grandes episodios nacionales. No debemos diluir la idea de lo que somos como comunidad nacional. México es una fina maquinaria de relojería, cuyo desajuste implicaría altos riesgos.
“Coloquio constante con todo –dice Reyes Heroles– piensen como piensen; confianza en nuestras ideas; ver con ojo escudriñador lo que nos rodea; leer con avidez, escribir y hablar, ganar la cátedra, conquistar todos los triunfos ideológicos, ir a las plazas, ser, si esto sirve, hasta predicadores dominicales; dialogar con los campesinos, con los obreros, con la amplia y ramificada clase media, para ser orientados y poder orientar. Llevar la política a todas partes, hasta a las academias, si es necesario; aprovechar al máximo la fuerza de la política, que es, en el fondo, nuestra mayor fuerza”. Para Reyes Heroles la acción política hace la diferencia entre el siervo y el ciudadano; el político y el politiquero; las convicciones y el oportunismo. Contundente señala: “Tenemos que elevar la contienda interna, ocuparnos de las ideas, alzar la mira: que todos los militantes que aspiren a las candidaturas luchen ante la base, convenzan a sus compañeros de partido, obtengan adhesiones por su conducta y su modo de pensar y se olviden de las antesalas y de los corredores de las oficinas de funcionarios o dirigentes. Soluciones en la base y con ella, no arreglos desde la cúpula”.
El ciudadano se mueve hacia la política por tres motivos principales: interés por la obtención de objetivos generales, incorporación a su actividad profesional y la influencia de sus alcances en el ejercicio del poder. Reyes Heroles veía –y actuaba– en su amplitud sin mojigatería, desde los principios hasta las legítimas aspiraciones. Expresó sin ambages: “No creo en los que dicen no tener ambiciones. La ambición legítima de hacer y de ser son móviles muy eficaces, y ojalá estemos llenos de ambiciosos que quieran ser y hacer”. Pero advertía: “La ambición de parecer, de simular, es una ambición de quinta categoría”, señalando que los que exponen, dicen lo que piensan y son vehementes hasta en el reconocimiento del error, “pueden llegar muy lejos en el servicio al país”.
Quienes creemos en la política como la constante acción pública para mantener intocadas las libertades ciudadanas y las instituciones de la República, tenemos en don Jesús Reyes Heroles un faro en estas horas de legítima preocupación por el futuro del país; de nuestro futuro. “La política demanda pasión, pero, a la par, mesura, sosiego interno, dominio de sí mismo, para no intentar dominar a otro u otros; aspirar a dominar las cosas y no a los hombres. Estamos al servicio de la libertad de todos: queremos hombres libres (…), hombres libres en los partidos, hombres libres en la sociedad”.
La voz de don Jesús Reyes Heroles es resonante “para descubrir las asechanzas que, en momentos como los actuales, pueden presentarse, y a enfrentarnos a ellas dentro de (la) política al aire libre, ejerciendo al máximo las actividades que nos corresponden para que impere la fuerza de la política y no medre la política de la fuerza; para que tengamos un México saludable”. Para ello, uno es el compromiso y una la tarea: “Hagamos política en todas partes”.

 

Emociones

Él quizá permita que su memoria se oscurezca, los deje estar como si nunca hubieran sido. James Joyce.

1. El ser humano vive en conflicto permanente. Su valentía es la respuesta al riesgo; su creatividad, la sobrevivencia.
2. Optimismo es creer en obtener el propósito. Recorrer la vida sin la estación del parásito ni las diminutas satisfacciones del mediocre. Como dice Galeana: caminar hacia el horizonte.
3. Para llegar a los tiernos pastos el ñu se lanza al río infestado de lagartos. La alternativa: perecer de inanición o atreverse a la sobrevivencia.
4. No es la magnitud del cuerpo la que define, es la actitud. La precisión de las hormigas, la construcción de las abejas, la insistencia de las moscas, la contundencia de los moscos. Nada los paraliza.
5. Cualidad de la vida es su misterio. Se vive con la certidumbre de lo que se hace y la incertidumbre de lo que se hará. Somos ciegos que ven.
6. El hambre desespera; la necesidad mueve; la angustia padece; el temor decide; la audacia amenaza; el entusiasmo anima; la fortuna sorprende; el dinero confía; la riqueza enferma; la fe conforma; la decisión otorga; la alegría contagia; la voluntad escoge.
7. Hay palabras arcaicas y otras caídas en la obsolescencia; estas son sonoras y luminosas si danzan con música y ritmo. Dignas son las vulgares en el momento preciso.
8. La poesía es anterior a la palabra porque la oralidad sonora y la escritura elocuente son literalidad y símbolo de la riqueza estética de la naturaleza y el espacio. Toca al poeta insistir en la expresión maleable.
9. Un verso es el perímetro de una hoja, de un pétalo, de una lágrima. Es la pluma de una ala, la espuma de una ola. También la cremallera rota, la media deshilada, el zapato sin compañero. Es más de lo que dice y menos de lo que se cree que dice. Reverbera entre fraguas.
10. Amor es palabra lunar; luna, desvelo; sueño, espacial; estrella, sortilegio; agua, misterio; flor, encanto; ojos, seducción; boca, desafío; manos, promesa; rostro, lectura; perfume, sed; pies, entrega; placer, agonía; lectura, conquista; ruta, destino.
11. La locura es el estado normal de los seres humanos. Los medrosos ocultan su desorden mental; los atrevidos lo divulgan. Un mundo sano sería de locos.
12. La duda filosofa; la pintura compite; la arquitectura desafía; el cine seduce; la escultura descubre; la música eleva; la narrativa explora; y la poesía crea.
13. El político se aproxima al poeta: puede hablar de todo y de todos, solo le falta la enigmática palabra y le sobra la promesa.
14. No importa saber cuánta arena queda en nuestro reloj, sino cómo caerá el último grano.
15. Esta ciudad está llena de parques, andadores y reverberación de verdes. Los gigantes minerales y los diminutos vegetales dicen más que la nostalgia.
16. Nada de lo que existe existe, porque lo que viene de la nada nada es. Solo la literatura hace posible comprender el origen: Lo imagino, existe.
17. La literatura es metafísica. ¿Somos o soñamos que somos? Variantes desde el hiperrealismo hasta el simbolismo; desde la permanencia clásica hasta la brevedad digital. Siempre cruzada por todas las emociones.
18. Los ríos no se contradicen pero suelen cambiar de ruta y magnitud. La amistad es un río: tiene certidumbre a pesar de su carácter. Los ríos que se apartan se secan, terminan siendo cicle, moco, asco.
19. Si el espacio es infinito pero se expande ¿hacia dónde se expande? ¿Qué hay más allá de nuestras fronteras planetarias? ¿Los hoyos negros son desagües del espacio? ¿Cuál es el ombligo de lo existente y lo desconocido? Somos nuestra incertidumbre.
20. Pensar y creer son opuestos. Pero pensamos y creemos. Escenario de dos pistas para estar bien con Dios y con el diablo.
21. El alcohol es como un bálsamo: hay que consumirlo en momentos y dosis adecuadas para aligerar el alma y despertar al Yo de su molicie.
22. En la edad madura la vida está hecha. No se construye ni se reconstruye, acaso mejora su imagen, ciertos aspectos. No obstante, el retrato de Dorian Gray es inmune al incendio.
23. Todos somos camaleónicos por instinto y sobrevivencia, por maldad y oportunismo, por poquedad y miseria.
24. Soy el que soy y el que también existe. Decido dudar para no aferrarme a las cosas.
25. La certidumbre es la esclavitud de la burocracia y el oficio del cronómetro. Con certidumbre no hay alborada sorprendente, muslo apetecido, caldo de pollo. Es rodar con el kilometraje exacto de una máquina.
26. La sustancia de la poesía es el Dios de Spinoza. La sustancia del poeta son el hambre, las deudas, los amores difíciles. La poesía surge del conflicto interno, de la variación de los sentidos, del perchero de la cordura. Al menos eso creía Rilke.
27. Pescadores y poetas tienen la misma traza: lanzar las redes, atrapar cardúmenes. A veces las redes están rotas o no hay peces. En otras, ahogan a los pescadores de peces y palabras.
28. La diferencia entre el pescador y el poeta es que uno busca el mar calmo; el otro se sumerge en la tormenta.
29. La invisible poesía aparece con la insistencia de la escritura. Y la escritura –dijo Jorge Luis Borges– con la persistencia en la lectura.
30. “Nadar en el pantano de la cursilería / es para mí como un Acapulco de mercurio / un Acapulco de sangre de pescado / un Disneylandia submarina / en donde soy en paz conmigo”. Esta es la pura verdad, Roberto Bolaño.

 

La formación política 2/3

La primera necesidad de un pueblo
es la educación política y la participación
capacitada de todos los ciudadanos
en la política. Alfonso Reyes.

Siguiendo las tres conferencias de La formación política de Agustín Yáñez (1966), abordo ahora, en esta segunda colaboración, lo referente al realismo político, la imaginación política, diseñar el futuro, poder de emoción, fatuidad negativa, voluntad inquebrantable, política y administración y la genuina política. He comentado que el propósito de estas síntesis del pensamiento político del célebre novelista, es contribuir al debate de las ideas para la acción constructiva en el contexto de la sucesión presidencial del 24.
Realismo político. Con mucha frecuencia se dice que el político debe ser realista. Procuraremos aclarar ciertos conceptos, para mi falsos, acerca del realismo político como conocimiento solo circunstancial, regido solo por las circunstancias, cuando a mi juicio –y esto es muy importante para los dirigentes políticos– es el político el que tiene que regir la realidad, y modificarla. Esto es el aspecto falso de lo que malamente se ha llamado el realismo político: dejarse guiar habitualmente por circunstancias transitorias; y pero cuando se hace por inercia, por pereza, por conveniencia personal, por temor o por desconocimiento de la realidad, que hace imprevisibles las circunstancias. Conciencia activa de la realidad con un conocimiento profundo de esa realidad para superarla.
Imaginación política. Con mucha frecuencia, dentro del falso concepto del realismo político, se tacha a algunos políticos de que son imaginativos; el término más usado en nuestro medio es que son soñadores. Todos los grandes políticos de la historia han sido hombres de imaginación. Yo tengo muy arraigada la convicción de que, en México, una de las grandes fallas de nuestros políticos es la falta de imaginación. Claro que esta imaginación no debe ser una fantasía descarrilada, una imaginación descabellada que quiera imposibles; sino una imaginación que actúe dentro y orientada por los datos de la realidad.
Diseñar el futuro. El político debe regir la realidad, y no dejarse regir por ella. Ahora bien, para regir la realidad requiere diseñarla. ¿Qué hace un arquitecto o cualquier constructor antes de poner manos a la obra? Hace un diseño de lo que va a construir. Y dentro del ejercicio profesional de la arquitectura no se comienza una construcción si no se tienen los planos; los planos perfectamente estudiados, con todos los cálculos de pesos, resistencia de materiales, orientación, instalaciones, etcétera. ¡Qué cosa más importante que la edificación política de un pueblo! De antemano debe tener un diseño; imaginar qué se quiere hacer, a dónde se va.
Poder de la emoción. El político debe ser sinceramente emotivo; solo de ese modo tendrá magnetismo para convencer a las masas, trasmitirles su pensamiento y arrastrarlas a la acción. Sin esta, la política es una actividad fría, infecunda, que produce recelo. Adviertan que hablo de emoción ejecutiva; como en el caso de la imaginación creadora, no significa dejarse arrancar, arrebatarse, perderse dentro de la emoción ejecutiva, sino posesionarse de ella y saber comunicarla.
Fatuidad negativa. Debe venirse al Partido con el propósito de servir; debe desempeñarse el puesto público, y aún los más altos puestos de elección popular, con espíritu no de aprovechamiento personal, sino de servicio, para aprovechamiento del pueblo, seguido de un espíritu de humildad ante las necesidades del pueblo. Con mucha frecuencia el grado o el cargo de jefatura o de dirección, por humilde que sea, crea un espíritu de suficiencia y de superioridad. Es lo que vulgarmente decimos: “se le subió el puesto, se le subió el cargo”. Muchos de los errores de los políticos se deben a cierta jactancia, a cierta altanería; por esa suficiencia mal fundada el hombre pierde el sentido de las proporciones y va orillándose poco a poco al fracaso, y de cualquier modo a la infecundidad.
Voluntad inquebrantable. El político debe ejercitar su voluntad, pero también que ese ejercicio de la voluntad debe ser guiado por la inteligencia, por el pensamiento, por el saber político, aun cuando sólo sea un saber empírico, referido, cuando menos, a saber distinguir a las gentes. El político debe adquirir la capacidad de formarse juicios rápidos sobre las personas, con solo datos de la fisonomía y sus hábitos externos; cómo ven, cómo hablan, cómo caminan. Ese sentido de orientación, en el conocimiento de las gentes, es indispensable al político; ello lo lleva a intuir los caracteres y adivinar las intenciones de aquellos a quienes trata. El hombre de acción debe saber algo: desde luego saber con quién está tratando, conocer a su gente. La voluntad inquebrantable es uno de los principales atributos de la acción política.
Política y administración. Muchas veces por sus hábitos, por sus actividades, el hombre dedicado a tareas preferentes de pensamiento, poco adiestrado en la acción, pierde el sentido de la realidad cuando trata de actuar. Esta es la causa de frecuentes fracasos en el campo de la política. Le falta un sentido ejecutivo de la realidad. Comenzamos a considerar los atributos de la política dentro del ejercicio político; a distinguir a la política como ejercicio que accede al poder y participa en el desempeño del poder, de la administración, que es la técnica para la realización de este ejercicio.
La genuina política. Se opone a maniobras de simulación; afronta los problemas de la colectividad, enfocándolos desde diversos ángulos con sentido realista, con esa conciencia activa y con esa emoción ejecutiva, teniendo en cuenta las salvedades hechas a la idea del realismo como ciega sujeción a las circunstancias. Se requiere conocer las circunstancias de esa realidad para afirmarlas; para superarlas, sobre todo. Este es el sentido realista en que deben enfocarse políticamente los problemas. La genuina política no tiende a cubrir apariencias, el éxito no es la finalidad en sí.

 

Agustín Yáñez; la formación política

Frente a las elecciones del 2024, que serán históricas por lo que está en juego, el actual debate político es una miseria de ideas. Hoy, no se advierte en los partidos el peso de la discusión ideológica. Si bien las propuestas programáticas definen una manera de ver la realidad y, por la tanto, tienen una carga ideológica, no hay ideas políticas, no hay debate, hay verbosidad: descalificaciones y arrebatos. Nuestra política palidece; por ello, se extrañan figuras como la de Jesús Reyes Heroles, Horacio Labastida, Enrique González Pedrero, Vicente Fuentes Díaz, José Francisco Ruiz Massieu, Othón Salazar, Porfirio Muñoz Ledo, Heberto Castillo, Valentín Campa, Manuel Clouthier, Carlos Castillo Peraza, Alonso Lujambio, Juan Molinar Horcasitas… Ahora todo es pragmatismo o lo que se entienda por ello. La acción sin ideas suele crear más problemas de los que pretende resolver. El político, para ser eficaz, debe tener conocimiento para actuar: ideas en acción.
Por lo anterior en esta, y en sucesivas colaboraciones, presentaré a la consideración de los lectores –con mi agradecimiento a El Sur– notas sobre la política y su amplísimo entorno, con el propósito de contribuir a la orientación de tan importante e imprescindible tarea cívica; quizá algunos lectores se interesen en abrevar en sus fuentes y reflexionar sobre la importancia de salir de esta aridez, que al carecer de orientación y objetivos, va a contra corriente de lo que exige una democracia.
Las siguientes notas proceden del “librito extraordinario”, como lo llama Miguel González Avelar, La formación política de Agustín Yáñez*. Dan contenido al texto tres conferencias que el destacado novelista y político dictó en el PRI del DF en 1963. Más allá de sus destinarios, el entonces subsecretario de la Presidencia de la República establece un método pedagógico, que puede ser útil para cualquier partido en las tareas de capacitación política.

Nación. Hace referencia al nacimiento, y apunta a la existencia de un grupo humano, de una población, cuyos componentes tienen comunidad de origen y de cultura. Las naciones son grupos humanos con la misma lengua, con las mismas tradiciones, con el mismo estilo de vida; todo eso lo englobamos en la idea de comunidad cultural, conjunto de pensamientos, de sentimientos, de creencias, que a la vez determinan peculiares estilos de vida.
Estado. En la idea de Estado se unen los elementos de nación, los de un territorio sobre el que la comunidad constituida en el Estado ejerce soberanía, establece un gobierno y adopta leyes que dan forma definitiva a una nación. Estos elementos constitutivos de gobierno, legislación, territorio sobre el cual ejerce soberanía, trasciende el orden cultural de la nación al orden jurídico del Estado.
Democracia. Más que ningún otro sistema, exige que la conciencia cívica tenga una fuerte formación política que haga posible el ejercicio de los derechos y responsabilidades recíprocas; en primer lugar, el elegir y ser electo, función original de la soberanía en la democracia (…) abre las puertas para el ejercicio del poder a todos los individuos, sin distinción, pero que, por elementales razones, debe preferir a los más aptos y mejor preparados para el desempeño de la función pública.
Conciencia política. Mucho más concreta son las tareas del Partido en la educación cívica y policía de sus militantes y de sus cuadros dirigentes; a los primeros, en cuanto están ligados con el Partido por la aceptación de sus principios, por la disciplina que dentro del Partido deben mantener y la convicción del por qué soy miembro del Partido, se afirma en la medida que se hace más sólida la educación cívica y política de los afiliados, ya por medio de conferencias, de actividades políticas y de diversas circunstancias en que se ponga en práctica la teoría del civismo.
En víspera de elecciones. El Partido difunde instructivos precisos acerca de cada uno de los aspectos del proceso electoral: padrón, integración de casillas, incidentes legales, cómputos, etcétera, que sirven para normar el trabajo de los afiliados, en especial de los que han recibido comisiones. Igual cosa debe hacerse respecto a procedimientos que de modo permanente afectan a nuestros correligionarios en los varios campos de la actividad.
Civismo. Estriba fundamentalmente en la convicción de que la convivencia humana es una relación recíproca de derechos y obligaciones; que los derechos humanos son los derechos del hombre como persona individual, en concierto con los derechos del hombre como miembro de una colectividad o los derechos sociales, en que nuestra Constitución pone tanto énfasis.
Educación cívica y política. La debe impartir el Partido a sus dirigentes, para que estos la difundan en los grupos en que opera la organización, comprende dos aspectos: uno teórico, en el que con mayor claridad posible se trasmiten las nociones de civismo: qué es la sociedad, qué función política corresponde al individuo y a los distintos grupos sociales; qué son los ayuntamientos y como se insertan en el sistema político; cuál es la organización política de la República y cuáles son los preceptos básicos y tendencias de la Constitución general.
Espíritu cívico. Ni con mucho basta si falta el segundo aspecto de la educación cívica y política encaminada a convertir el espíritu cívico en conducta cívica, mediante la formación la de hábitos que hagan operante las nociones teóricas para la diestra marcha de nuestro organismo político, y a través de él, sirvan a los altos intereses de la Patria.
* Tuve oportunidad de recuperar este texto de su versión estenográfica y, después de haber procedido a elaborar la tabla de contenidos y corregir la sintaxis (Agustín Yáñez no escribió sus conferencias y tampoco las revisó), se publicó en 1966. Posteriormente, el mismo texto, ha sido reeditado por la Fundación Colosio y Miguel Ángel Porrúa.

 

Política para iniciados

 

Florencio Salazar

Compromiso con la esperanza,
el diálogo y la inclusión. Barack Obama.

1. La política es el arte de las decisiones oportunas.
2. La política es pasión, pero también es paciencia; hay que tener fe, devoción, hay que tener lumbre, pero hay que tener también paciencia. Hay que tener pasión para servir y paciencia para esperar.
3. Una política popular mira a la verdad como valor revolucionario, porque descubre la realidad social para transformarla y desecha la mentira populista que envilece al pueblo y lo engaña en el corto plazo para acabar por frustrarlo.
4. La nueva política no es la de los nuevos políticos. Sino la de aquellos que quieren renovar al mundo del poder y modernizar a la nación. La nueva política no es más que la política moderna, la que se mira a sí misma como instrumental, porque se sabe al servicio de la política popular.
5. Se espera que el nuevo político sea más calificado para defender al pueblo, porque la ignorancia nunca ha sido revolucionaria. Un nuevo tipo de político más honrado, con un lenguaje más llano, que diga lo que el pueblo espera escuchar; un político más sobrio, inclusive un político más simpático, porque el político, a veces, es muy aburrido.
6. El político de hoy, el político de los recursos escasos, ha de sujetarse con disciplina e imaginación al orden de prioridades que el pueblo defina porque si la disciplina a veces detiene, la imaginación siempre hace caminar.
7. El político, hoy más que nunca, debe tener el instinto de lo posible y manejar con destreza el difícil arte del equilibrio entre lo que nuestra ideología demanda y lo que limita la realidad. El político debe conocer los límites de la voluntad y también sus alcances.
8. La unidad es cada vez más un valor político. Un político es más valioso en la medida que sabe unir a la gente; desunir en política es muy fácil. Es casi instantáneo; pero unir, agrupar a la gente, es un problema de terquedad, de paciencia. Es un problema de buena fe.
9. La ruptura es un conflicto prescindible, es un conflicto en que caen los hombres que tienen más calor en la cabeza, que capacidad para resolver los problemas; el continuismo es en el que caen los hombres que no tienen carácter y carecen de ideas.
10. Seamos pacientes para esperar nuestro turno en la vida política y serenos cuando falte el dinero, los enemigos se multiplican o cuando las decisiones se tuercen.
11. Si la ética pondera la intención y la validez de las ideas, la política pone el acento en la eficacia para llevarlas al mundo arisco de los hechos. Hay que rechazar la política de intereses y pugnar por hacer una política de ideas, una política de ideas y de hechos.
12. La política, a diferencia de la ética en la que se califica a las personas según su intención, se mide por sus resultados.
13. Pocas veces una idea recluta, si no se hace acompañar de capacidad de concertación.
14. Aun cuando el líder y el dirigente cuentan con el carisma para desplegar su tarea, la diferencia es radical: el carisma del líder es personalísimo, y por ende, intransferible; y el del dirigente es institucional y se traspasa automáticamente al relevo.
15. Mientras las mujeres no aprendan a defender a las mujeres, los hombres tampoco las defenderán.

* Ideas de José Francisco Ruiz Massieu, reformas a fondo / selección y notas por Florencio Salazar Adame, México, Miguel Ángel Porrúa, 2018.