25 diciembre,2017 9:15 pm

Indulto a Fujimori divide a peruanos; hay rabia y dolor

Lima, Perú, 25 de diciembre 2017. “A (Alberto) Fujimori le decimos: tú estás vivo, nuestros familiares no, nunca estuvieron vivos para defenderse”, clamaba hoy Gisela Ortiz con voz entrecortada y rostro de furia en la simbólica plaza San Martín del centro de Lima.

“Queremos expresar nuestra rabia y dolor”, continuaba Gisela, una de las principales activistas de los derechos humanos en el Perú desde que su hermano Luis Enrique fue asesinado en 1992 junto con ocho compañeros y un profesor de la universidad estatal La Cantuta por un destacamento militar que los creyó subversivos.

La de La Cantuta es una de las dos masacres que sumaron 25 muertos y cuya autoría mediata le fue probada a Fujimori, quien recobró la libertad el domingo gracias a un indulto que le concedió el jefe de Estado, Pedro Pablo Kuczynski, cuando aún le faltaba por cumplir 15 de los 25 años a que lo condenaron.

“Que Kuczynski no piense que va a seguir gobernando tranquilo. Va a cargar sobre sus hombros la responsabilidad del perdón al asesino”, agregó la activista en una de las concentraciones que presencia Lima desde la entrega de un perdón con olor a negociación.

Más de 3 mil personas se reunieron hoy lunes en la plaza San Martín con la idea de marchar por las calles céntricas de Lima hasta llegar a Palacio de Justicia, un objetivo que se frustró por la represión de la policía, que utilizó bombas lacrimógenas y golpes de bastón para controlar a los manifestantes.

Habitualmente, el 25 de diciembre es un día tranquilo en Lima, en el que los niños salen a estrenar los juguetes que les trajo Papá Noel. Pero esta Navidad fue distinta. Faltaba poco para las 12 de la noche, cuando se concretó el indulto.

Gran parte del país está conmovido. Si Fujimori es recordado con cariño por cerca de un tercio de la población que valora sus avances en la pacificación y el ordenamiento económico, en el resto de la gente abundan quienes repudian a un Gobierno en el que campearon la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.

En diálogo con dpa, Carmen Amaro, cuyo hermano Armando fue otra víctima de La Cantuta, criticó que Kuczynski nunca haya recibido a los deudos a pesar de varios pedidos formales y que sí haya dialogado con los familiares de Fujimori.

“Nosotros, desamparados en este país, vamos a recurrir a las instancias internacionales para hacer respetar el derecho a la Justicia”, agregó Amaro.

“Kuczynski nos decía que no lo indultaría, mentira, mentira, la misma porquería” y “Un pueblo consciente no indulta delincuentes” eran algunas de las arengas que se escuchaban en una plaza que demostraba que los familiares no están solos en su lucha.

“Soy solo una ciudadana responsable”, comentó una joven al ser consultada respecto a qué organización pertenecía. La mayoría de los presentes no tienen filiación y han comenzado a organizar las movilizaciones en forma improvisada.

Los manifestantes aseguran que seguirán protestanto todos los días con la esperanza de un cambio en la decisión, que se podría hipotéticamente obtener a través de tribunales, o por lo menos para dejar muestra expresa de su indignación con lo ocurrido.

El indulto se dio en medio de múltiples especulaciones de que todo fue negociado entre Kuczynski y el hijo del ex mandatario, el parlamentario Kenji Fujimori, quien el jueves lideró una rebeldía interna en su partido para evitar que el presidente fuera destituido por “incapacidad moral permanente”.

“Hemos estado de acuerdo con el indulto humanitario si así se prestan las condiciones médicas (pero) este no es el caso. Esta es una burla y frente a eso levantamos la voz”, sostuvo Ortiz en referencia a las reacciones de médicos que insistían hoy en que los males que padece Fujimori, de 79 años, son normales en personas de su edad y no impiden que se rinda cuentas ante la Justicia.

Texto: DPA / Foto: EFE