30 agosto,2018 12:33 pm

Ingresos de los 10 mexicanos más ricos equivalen a los de 60 millones de pobres

Texto: Redacción / Foto: Isaac Esquivel, Cuartoscuro
Ciudad de México, 30 de agosto de 2018. Los ingresos de los 10 mexicanos más ricos son equivalentes al los de 60 millones de mexicanos en la pobreza, aseveró Enrique Graue, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante la presentación del informe “La ineficacia de la desigualdad”, de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal).
El informe fue presentado en la Facultad de Economía, presenta una investigación de análisis que mide los efectos de la falta de acceso a los servicios de salud, educación, ingresos y discriminación por género, condición étnico-racial en una de las regiones más desiguales del mundo.
“El documento refleja la lacerante inequidad, que es como un monstruo que se alimenta a sí mismo, y si no la combatimos, nos destruirá por su propia ineficiencia”, declaró Graue durante su participación.
El rector explicó que durante 2017 “los recursos de los 10 mexicanos más ricos equivalían al total de ingresos del 50% de los más pobres; es decir, a casi 60 millones de personas”.
En tanto que en 2002, la fortuna de los cuatro mexicanos más ricos representaba el 2% del producto interno bruto (PIB) y para el 2014 creció al 9 por ciento.
“Al crecer la pobreza y acrecentarse la brecha de desigualdad, las oportunidades escasean, la desesperanza crece; se generan tensiones sociales y con ello inseguridad. La cultura del privilegio alimenta la corrupción y las carencias de los satisfactores sociales conllevan a un deterioro ambiental”, aseguró el académico.
Por su parte, durante su  participación, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcenas, expuso que el informe propone una nueva generación de políticas fiscales que ponen el énfasis en el gasto público, sobre todo, en el combarte a la evasión fiscal y a los fondos ilícitos.
También afirma que la desigualdad es un valor fundamental, un principio ético insoslayable y una condición esencial para un modelo de desarrollo centrado en el acortar las brechas.
“Se trata de igualar para crecer, la desigualdad es injusta. Ineficiente e insostenible y genera instituciones que no promueven la productividad y la innovación porque castiga la pertenencia de clase, etnia, género, y lleva a su máxima consecuencia la cultura del privilegio que naturaliza las desigualdades, lo que es inaceptable”.
Ante esta situación es necesario “eliminar la cultura de los privilegios”, que se hace más notoria sobre todo en las mujeres. “Si somos capaces de ir de la cultura del privilegio a la cultura de la igualdad, podremos lograr un beneficio social que incluya no sólo a las generaciones actuales, sino también a la futuras”, finalizó.