24 julio,2021 5:14 am

Inundaciones en Europa Occidental

Octavio Klimek Alcaraz

 

La Organización Meteorológica Mundial, agencia de la ONU, informó el pasado viernes 16 de julio que en Bélgica, Alemania, Luxemburgo y los Países Bajos se recibieron precipitaciones equivalentes a dos meses de lluvia en dos días –el 14 y 15 de julio–, en un terreno que “ya estaba casi saturado”. Estas fuertes lluvias han provocado inundaciones catastróficas en estos países de Europa occidental. “Necesitamos intensificar la acción climática”, afirma la agencia, que atribuye estos fenómenos extremos a la alteración de la atmósfera por las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por la actividad humana. (https://news.un.org/es/story/2021/07/1494492).

Uno de los textos informativos dice: Lo que ha sorprendido de las inundaciones de la cuenca del Rin es tanto la intensidad como la extensión del fenómeno, con un patrón de lluvia de carácter torrencial más propio de otras latitudes, con precipitaciones de 148 litros por metro cuadrado en 48 horas y, en algunos puntos, hasta 154 litros en 24 horas, cuando lo normal en la región es alcanzar 80 litros en todo el mes de julio. Se han superado récord de precipitaciones en una zona muy extensa, sobre una tierra ya colmada por las lluvias anteriores, y eso ha provocado acumulaciones capaces de arrastrar casas y destrozar carreteras, lo que ha cogido a la población totalmente desprevenida (https://elpais.com/internacional/2021-07-15/unas-inundaciones-en-alemania-causan-decenas-de-muertos-y-desaparecidos.html).

Los datos preliminares de diversos medios de información apuntan a más de 200 personas que han fallecido en Alemania y Bélgica, cientos de heridos y aún hay decenas de personas desaparecidas. Los daños a la infraestructura, edificios y viviendas son enormes. Los gobiernos europeos afectados anuncian medidas para atender esta crisis, van desde gigantescos fondos de reconstrucción hasta investigaciones para intentar esclarecer que errores se cometieron para que hubiera tantas pérdidas humanas y daños materiales.

Ante la crisis, un grupo de 22 científicos de distintas instituciones de investigación en Alemania, coordinados por el Centro Helmholtz de Investigación Ambiental (UFZ) con sede en Leipzig, uno de los principales centros de investigación ambiental de ese país, han presentado un texto el pasado jueves 21 de julio denominado Cinco principios para municipios y ciudades seguras para el clima. En el texto han definido cinco principios esenciales que las ciudades y municipios deben utilizar como base para su conversión hacia una mayor seguridad climática. A mi juicio, estos principios deben ser considerados de la misma forma en países como México. A continuación, presento un apretado resumen de sus propuestas (https://www.ufz.de/index.php?de=40406).

El texto en comento alude a que los eventos más recientes lo dejan claro: las fluctuaciones climáticas son cada vez más extremas. En julio de 2021 hubo lluvias extremas en Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado, Baviera y Sajonia, en 2018 y 2019 Alemania sufrió una sequía prolongada y calor. Estudios climáticos recientes muestran que aumentará la probabilidad de ambos extremos. Por ello, es hora de un programa de adaptación a gran escala.

El cambio climático plantea enormes tareas para los municipios y las ciudades en particular. Por tanto, es importante promover conjuntamente la conversión de ciudades y comunidades, edificios e infraestructuras, así como ecosistemas y adaptarse a las nuevas dinámicas meteorológicas. Es necesario fortalecer aún más la gestión de riesgos de clima extremo y protección civil, así como la planificación estratégica en municipios y ciudades. El objetivo debe ser, colocar la seguridad climática de las comunidades y ciudades sobre una nueva base. Esto requiere una mejora adicional de nuestra base de conocimientos, pero también la cooperación de todos los actores de la sociedad.

Los cinco principios van más allá de los límites municipales y de la ciudad, ya que muchas medidas funcionan en las ciudades, pero deben decidirse y aplicarse en un nivel espacial diferente. Si bien algunos principios deben abordarse de inmediato y aplicarse con prontitud (por ejemplo, alerta temprana y protección civil), otros sólo pueden aplicarse a largo plazo (conversión de sistemas de infraestructura, aumento de la capacidad de almacenamiento de los paisajes). Sin embargo, se deben sentar las bases rápidamente para procesos de transformación a más largo plazo. A continuación se presentan los cinco principios esenciales que deben utilizarse en la remodelación de ciudades y municipios para aumentar su seguridad climática.

  1. Mejorar los sistemas de alerta temprana y fortalecer la protección civil:

Para las cuencas hidrográficas más pequeñas, también es importante mejorar el pronóstico de las olas de crecidas y establecer sistemas de alerta confiables. Además del desarrollo de modelos de pronóstico sólidos, el establecimiento de una comunicación permanente y confiable con los representantes de las ciudades y municipios, así como con los ciudadanos locales, es esencial. Solo una advertencia que las personas comprendan y confíen conducirá a las acciones deseadas.

  1. Aumentar la capacidad de esponja y la capacidad de almacenamiento:

Además de las soluciones protectoras establecidas como diques, muros y pólderes, es cada vez más importante diseñar comunidades, ciudades y paisajes como esponjas y mejorar la retención del agua en el paisaje. Cada metro cúbico de agua que no se vierte en arroyos y ríos a través del sistema de alcantarillado contribuye al aplanamiento de las inundaciones, pero no puede prevenirlas, como ocurrió con los eventos de 2021. Por lo tanto, es importante aumentar la capacidad de retención y almacenamiento de agua de las llanuras aluviales, los bosques y los paisajes agrícolas, pero también en las áreas más densamente pobladas a través de espacios verdes y abiertos adicionales. Especialmente para las precipitaciones extremas, los espacios de almacenamiento adicionales y las infraestructuras verdes deben diseñarse de modo que también estén preparados como vías fluviales de emergencia. Una alta capacidad de almacenamiento de agua no sólo ayuda en inundaciones, sino también en tiempos de sequía.

  1. Hacer cumplir la evaluación climática de las infraestructuras críticas:

Al renovar, reconstruir después de desastres y construir nuevas infraestructuras públicas y edificios, especialmente las llamadas infraestructuras críticas, es importante evaluar las consecuencias del cambio climático y actualizar los valores de calificación en consecuencia. Esto también incluye la consideración de los efectos en cascada debido a la interrupción de los servicios de suministro en los sistemas de infraestructura. Las infraestructuras (suministro de agua, electricidad, etc.), columna vertebral de nuestra sociedad moderna, deben diseñarse de tal manera que también funcionen en condiciones climáticas extremas o permitan opciones de reserva adecuadas. Es inaceptable cuando las redes de comunicación, los servicios médicos y las instalaciones necesarias fallan durante una crisis porque no están adecuadamente preparados para tales eventos extremos.

  1. Promover la seguridad climática en los edificios:

Al construir un nuevo edificio o renovar uno existente, es importante pensar en la seguridad climática de los edificios desde el principio y aumentar el nivel de protección, especialmente de las instalaciones que se adaptan a grupos particularmente vulnerables como niños, personas mayores o discapacitados. Al igual que la renovación energéticamente eficiente, esto requiere apoyo financiero e instrumentos de incentivos, así como el establecimiento de primas de seguros preventivas. También se debe proporcionar y solicitar sistemáticamente información adecuada sobre los peligros de las lluvias intensas o las inundaciones para las aplicaciones de construcción y la venta de propiedades. No será suficiente tratar de hacer frente a los desafíos futuros en los edificios existentes de manera apelativa o reactiva.

  1. La voluntad de diseñar y aplicar es tan necesaria como la cooperación y la solidaridad:

La renovación requiere la voluntad de diseñar y aplicar por parte de ciudades, sus municipios, y ciudadanía, así como el uso de instrumentos de financiamiento e incentivo por parte de los gobiernos federal o de los estados. Se requieren instrumentos de planificación asertivos, así como marcos y procedimientos coherentes y estandarizados. Además, los beneficios y las cargas de la conversión a ciudades y municipios seguros para el clima deben compartirse de manera solidaria. Para dar solo un ejemplo: los municipios que crean más espacio para el agua en los tramos superiores de los ríos sólo se beneficiarán indirectamente de esto; municipios en los tramos más bajos, sin embargo, de inmediato, ya que se reduce el riesgo de inundaciones.

En conclusión, hasta en países altamente desarrollados es extremadamente difícil decirle a los políticos y a la sociedad que algo podrá suceder y que uno debe prepararse para ello. Si algo nunca ha pasado antes, la mayoría de las veces cae en saco roto. Decir: ¡Por favor, tome precauciones! En algún momento pasará algo. En México, no sólo en Europa o América del Norte, es necesario adaptarse al cambio climático, pretender que no existe es autoengañarse con consecuencias negativas para las generaciones del presente y las del futuro. Lo hemos vivido una y otra vez, los desastres son cada día más recurrentes. Pero, hay que insistir, tal vez se escuche un poco.