5 marzo,2021 5:13 am

Irene Vallejo: los libros infinitos

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Adán Ramírez Serret

 

Es un lugar común pensar que dedicarse a la literatura es desperdiciar la vida ¿Para qué consagrar la existencia a una diversión que no sirve para nada? ¿Por qué estudiar algo que todos conocen –las letras–, si luego será imposible ser útil en este mundo? Ser un lastre esnob para la sociedad. ¿Quién querría eso?

Estas son la clase de preguntas a las que se enfrenta cualquier persona a la que le guste leer, y cometa la locura de quererse dedicar a eso. Pero, ¿siempre fue así? ¿Han sido siempre los libros un lastre exclusivo de élites insoportables? Son algunas de las preguntas que me hice cuando decidí dedicarme a la literatura y que Irene Vallejo (Zaragoza, España, 1979) con El infinito en un junco, respondió y me hizo feliz: los libros han construido el mundo, y sin ellos, este sería un lugar horrible. Para comprobarlo, basta la historia de la invención del libro en el mundo antiguo que hace Vallejo.

Mientras trabajaba en una biblioteca, en una librería o estudiaba literatura, siempre pensé que los libros eran para gente tan insoportable como yo, que vivía en un mundo alterno, en donde un grupo de locos pensamos que los libros son lo mejor que te puede pasar en la vida…

Hasta que un buen día, un amigo me vio entregando libros y me preguntó si me gustaría hablar de lo que leía en la radio y en la televisión.

El momento en que hablé de un libro en la televisión y en la radio mi vida cambió, pues me di cuenta de que muchísimas personas estaban ávidas de saber qué leer, que todos los libros del mundo debían ser leídos, y que cualquier persona se muere por leer los grandes libros.

Pienso en todo esto por El infinito en un junco, que se ha convertido en un auténtico bestseller, pues en su casa editorial lleva, nada más y nada menos que 30 reimpresiones –y las que se han hecho desde que fue la última hace un par de meses–. No es usual que un libro sobre libros, se transforme en una obra muy leída.

El infinito en un junco es un ensayo, es el recuento apasionante de la invención del libro como artefacto que vendría a cambiar la Historia de la humanidad.

El relato comienza con un ejército de hombres extraños, pues son mercenarios armados que rondan los territorios conquistados por Alejandro Magno, hasta llegar lo más lejos que puedan; en busca de algo extraño, persiguiendo un invento que Umberto Eco ha comparado con las tijeras o la rueda; estos hombres van en busca de libros, de este invento que contiene una buena parte de los pensamientos y sentimientos de los humanos, quizá albergue nuestra esencia.

El infinito en un junco es la historia apasionante –y bastante romántica– de los seres humanos que han amado los libros a lo largo de la historia. Es un relato construido con la frescura de una escritora que puede mezclar la historia del nacimiento de los libros, los juncos que crecían a las orillas que crecían en la rivera del Nilo, con personajes de El señor de los anillos o las canciones de cuna que ella les canta a sus hijos.

Irene Vallejo toca la fibra, olvidada y única, de la razón y el conocimiento. Su ensayo es el recorrido apasionante del libro como objeto, de las revoluciones que ha causado y de las genias y genios que han escrito estos libros.

El infinito en un junco es un gran homenaje a los libros, sin duda, pero también a las razones que los hicieron tan célebres e imprescindibles.

Este libro nos explica que dedicarse a la literatura es una manera de salvar al mundo, de recordar los mejores momentos de la humanidad: el de la invención de los libros.

Irene Vallejo, El infinito en un junco, Madrid, Siruela, 2021. 452 páginas.