30 mayo,2024 5:57 am

Jordi Ramiro Lobato. El tenor acapulqueño que triunfó en la Opera de Viena II

Anituy Rebolledo Ayerdi

 

El Orfeón Infantil Mexicano

Arturo Zúñiga Guzmán, cronista de los Barrios Históricos del puerto, reseña en su libro Recuerdos del viejo Acapulco, el ingreso de Jordi Ramiro Lobato al Orfeón Infantil Mexicano

“En 1953 llega al puerto el afamado conjunto vocal integrado por  22 voces infantiles para ofrecer un concierto en el Casino de Acapulco (edificio Pintos, plaza Alvarez). Jordi asiste acompañado por sus padres quienes aprovechan la ocasión para invitar al director del grupo a escuchar al chamaco, integrado en aquél momento al coro de la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad.

“Rogelio Zarzosa y Alarcón se manifestará sorprendido al escucharlo y no dudará en pedirles permiso para que estudie con ellos. Y así sucede, el señor Lobato y su hija Lourdes viajan con Jordi a la Ciudad de México donde al poco tiempo queda incorporado como primera voz del OIF.”

 

Un recuerdo de infancia

Luis Suárez Ávila, periodista del Diario de Cadiz, Andalucía, España, escribe en 2005 un recuerdo infantil sobre Ramiro Lobato:

“Cuando yo era pequeño, tenía unos diez años, vino al puerto de Cadiz el Orfeón Infantil Mexicano que actuó en el Teatro Principal. A cada niño cantor se le ubicó con familias de la población. Uno de ellos, llamado Jordi Ramiro, fue recibido en mi casa. Se tocaba con una especie de solideo tejido con lanas de Jerez y colores muy vistoso. En esos días estuvimos en el parque zoológico de Jerez y visitamos algunos monumentos portuenses, ciertamente en buen estado, cuando esta era todavía ‘La Ciudad de los cien palacios’. En la estación, cuando el Orfeón partía, fuimos a despedirlo y nos abrazamos llorando como si no fuéramos a vernos nunca más, como ha sido”.

“Por casualidad, en internet he encontrado páginas y páginas que citan a Yordi Ramiro como un importantísimo tenor de ópera, con una discografía numerosa y actuando en los mejores teatros del mundo, alternando con los mejores cantantes. Ha sido una sorpresa. Aunque él era solista en el Orfeón, no esperaba que hubiera hecho tan grande carrera. He escrito un mail al Alcalde de Acapulco para que me ponga en contacto con Yordi. Me encantaría volver a invitarlo a mi casa.”

El artículo de Suárez Avila está fechado el 13 de noviembre de 2005, Jordi morirá en Acapulco seis meses más tarde, el 8 de abril de 2006.

 

Tenores pesados

Félix Larequi Radilla, un tenor acapulqueño que no se ha dedicado profesionalmente al bel canto –sólo canta en eventos culturales o familiares– rechaza la idea de que los cantantes de ópera deban necesariamente estar excedidos de peso. Gordos y gordas, pues ello ante la exigencia de una caja torácica que proteja los pulmones, permitiéndoles una inhalación profunda. Casos como los de Caruso, Mario Lanza, Pavaroti, etc., así como el de damas sopranos igualmente voluminosas.

Larequi precisa al respecto que no existe hoy ninguna evidencia científica de que el peso corporal ayude a controlar la respiración o a proyectar mejor la voz. Es más, apunta, que la ópera hoy ya no sólo valora lo musical, sino también las cualidades actorales y la presencia física de los cantantes. La obesidad, por el contrario, se convierte en desventaja. Y recuerda, a propósito, lo ocurrido en el pasado a la soprano estadunidense Deborah Voigt, excluida de la ópera Ariadna y Naxos por sus 120 kilogramos de peso. Su conclusión: Jordi Ramiro, con su figura esbelta y presencia ágil colaboró en la aniquilación de tan arraigada tesis.

 

Jordi e Isaura

Jordi Ramiro e Isaura, Chacha, Reina Aguirre llegan aquí al altar luego de un corto noviazgo juvenil. Ella era hija de Ramiro Reyna y de doña Lupita Aguirre, de Ometepec, propietarios del restaurante con especialidades culinarias de ambas costas. Reyna, conocido popularmente como Sevavep (¡se va a ver!), que tal era el nombre del restaurante que atendía dotado de una enorme simpatía y promotor entusiasta de nuestra música. No será extraño, pues, que el lugar sea visitado permanentemente por músicos, cantantes y trovadores en pos de “echarse la paloma”. Alvaro Carrillo y Tadeo Arredondo y muchos otros.

El joven matrimonio procreará durante su vida conyugal a Alicia Marina (fallecida) y a Jordi Esteban . Luego, sobrevendrá la ruptura, cuando Jordi decida viajar al Viejo Mundo.

 

El retorno

Al regresar de Europa, luego de sus triunfos en la Ópera de Viena, Jordi viene acompañado de su nueva esposa Dorte Hacheney, de origen germano, con la que ha procreado a una hermosa niña llamada Rebeca. El matrimonio, él muy enfermo, residirá en su casa de Pie dela Cuesta, colmado del cariño y las atenciones de los suyos.

A partir de su retorno, el tenor capireño concibe a la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad como un escenario ideal para acercar a la paisanada al bel canto y será entonces cuando programe en ella eventos operísticos. Será célebre uno en honor a las madres en su día con la participación de los tenores José Guadalupe Reyes y Carlos Courech acompañados por el pianista Nereo del Río. Su última actuación bajo la impresionante bóveda catedralicia, será en diciembre de 2005. Ella durante la edición número 17 del Festival de Música Clásica de la Catedral, auspiciado por el maestro Enrique Moreno de la UAG.

 

El deceso

El deceso de Jordi Ramiro Lobato se produce en Acapulco el 8 de abril de 2006 y fue anunciado al mundo por la Opera Estatal de Viena, Austria, la máxima casa operística que le había abierto sus puertas 30 años atrás para cobijar sus triunfos durante casi un lustro.

Los cables de las agencias internacionales de noticias difundieron la noticia sorprendiendo incluso a no pocos acapulqueños, amigos del tenor. Así rezaba el escueto comunicado publicado por este diario, El Sur, del 10 de abril de 2006:

“Viena, Austria. El tenor mexicano Jordi Ramiro Lobato falleció en Acapulco el pasado 8 de abril a los 64 años, según lo dio a conocer la Opera estatal de Viena, Austria, en cuyo escenario había debutado en 1977 con la ópera Madame Buterfly, de Pucinni. Figuraba en la lista de invitados a los festejos del medio siglo de la nueva sede de la institución, en noviembre de 2005, cuyo original, el Teatro de la Opera de la Corte Imperial, había sucumbido por los bombardeos estadunidenses durante la Segunda Guerra Mundial. No se proporcionaron mayores detalles sobre la causa del fallecimiento.

Participaron en la celebración músicos y cantantes de ópera, quienes interpretaron las piezas clásicas del repertorio universal. Entre muchos, Plácido Domingo, Agnes Balts, Bryan Terfiel acompañados por orquestas dirigidas por Christian Thelemann y Zubin Metha. Yordi Ramiro fue el gran ausente en tal evento, obligado por el cáncer terminal de páncreas que finalmente lo llevó a la tumba.

 

Primeros homenajes

Uno de los primeros homenajes póstumos tributados a Jordi Ramiro Lobato se dio en el barrio del Pozo de la Nación, el 31 de mayo de 2006, cuya reseña redactó para El Sur Héctor Manuel Rodríguez:

“En la plaza principal del Pozo de la Nación se instaló un pequeño escenario donde más de un centenar de vecinos y miembros del Taller Coral del Fuerte de San Diego rindieron el homenaje que duró más de dos horas”.

“El programa estuvo conducido por el cronista de los Barrios Históricos del puerto, Arturo Zúñiga, con la presentación del Coro de Santa Lucía, integrado por una docena de voces femeninas que interpretaron temas como Cantares, de Joan Manuel Serrat; Acapulqueña y Por los caminos del Sur, de José Agustín Ramírez. Las cantantes Vicky Palomino y Paola Ortega cantaron temas del cancionero mexicano”.

“Por su parte acompañado por la viuda de Jordi, Dorte Hacheney, el cronista Zúñiga recordó algunos anécdotas del tenor desaparecido y entre ellos uno relacionado con los primeros concursos de canto ganados por Jordi en la estación de radio XEKJ. Lo que motivó más tarde su carrera profesional. También se recordó que el acapulqueño debutó en la Opera Estatal de Viena con el personaje de Pinkerton de la ópera Madame Butterfly, de Puccini. En los años siguientes desempeñó otros papeles y entre ellos el Rodofo de La Boheme, el Ernesto de Don Pasquale y el Duque en Rigolleto”.

 

Tributo de la OFA para Jordi

La Orquesta Filarmónica e Acapulco ofreció un concierto a la memoria de Jordi, el 16 de julio de 2006, a tres meses de su fallecimiento. La reseña en El Sur, también de Héctor Manuel Rodríguez.

“Con un concierto de gala que reunió a los clásicos de la ópera italiana en las voces de la soprano Aleida Ibarra y el tenor Mauricio O´Relly, la Filarmónica de Acapulco rindió un homenaje al desaparecido Jordi Ramiro, la noche del viernes”.

“En un foro repleto del teatro Juan Ruiz de Alarcón, con más de un millar de asistentes, la presentación de la orquesta estuvo dedicada en su totalidad a la memoria del desaparecido tenor acapulqueño y a su trayectoria dentro del llamado bel canto”.

“Al homenaje asistieron su viuda Dorte Hacheney, familiares y amistades cercanas del tenor y acapulqueños de todas las edades.

Los primeros sonidos de una singular sinfonía presagiaron lo que sería una noche operística a la memoria de Jordi. La OFA, dirigida por Eduardo Alvarez, entregaba la obertura Los secretos de Susan, de W. Ferrari”.

“En su primera participación y con una textura de voz impecable, el tenor Mauricio O Relly cantó Recóndita armonía y Hai ben ragione, de Giacomo Puccini, secundado por la soprano Aleida Ibarra con Caro nome, de la ópera Rigoletto, de Verdi.

El preludio de la ópera Carmen de George Bizet, tuvo en las voces de Aleida y Mauricio un encuentro afortunado Así, con un concierto que se prolongó por casi dos horas, la OFA se sumó a un homenaje más al gran tenor acapulqueño”.

 

Muy reciente

El más reciente homenaje al tenor Jordi Ramiro fue compartido por la poetisa América del Río y lo rindió  la alcaldesa Abelina López Rodríguez en la Plaza del Artista en el Malecón de esta ciudad. No poseemos mayor información sobre el particular.