3 mayo,2024 4:56 am

Jorge Salgado

LA POLÍTICA ES ASÍ

Ángel Aguirre Rivero

Antier dejó de existir un muy querido amigo y excolaborador: Jorge Salgado Leyva, quien fungiera como mi secretario de Finanzas y Administración durante mi segundo gobierno.
Jorge entregó su mejor esfuerzo y gracias a sus buenos oficios, disminuimos la deuda pública y logramos mantener nuestras finanzas sanas, de tal manera que Guerrero fue reconocido por su manejo responsable en los compromisos que heredamos de pasadas administraciones.
Recuerdo que cuando yo llegaba de una gira de trabajo y contraía un nuevo compromiso con mis paisanos, sólo le comunicaba: –Jorge, me acabo de comprometer a realizar esta nueva obra…
Él fruncía el ceño pero alcanzaba a decirme: –jefe pero no tenemos presupuesto para ese nuevo compromiso.
–Pues yo no sé cómo le vamos a hacer, pero tengo que honrar mi compromiso.
Y lo sacábamos siempre adelante. Nunca se me echaba para atrás.
Con Jorge nunca se adeudó a los trabajadores. Entre otras cosas y con su apoyo, otorgué un bono a los trabajadores de Salud y el pago de impuestos (ISR). La deuda pública pudimos disminuirla en más de mil millones de pesos.
Jorge, te voy a extrañar mucho “Mi Gordo”, como yo te decía, porque fuiste un colaborador y amigo leal a toda prueba. Voy a extrañar tus invitaciones a almorzar a tu casa donde tu esposa Linda, siempre nos recibió con tanto cariño y hospitalidad, donde no podía faltar la mejor cecina de la región, las picaditas, la cuajada y la chistorra de Zumpango, y qué decir de la crema que tantas veces disfruté en el calor de tu hogar.
Para llevar las cuentas públicas se requiere ser un administrador responsable, y tus resultados lo acreditan. El profesionalismo de tu trabajo y tu compromiso con el servicio público, formaron a una generación de funcionarios en el área de las finanzas públicas, que siempre te recordarán con afecto y agradecimiento.
Al escribir estas líneas estoy llorando “Gordo”, no pensé que me calara tan hondo tu partida. Pero como dice Alberto Cortez: “cuando un amigo se va galopando su destino, empieza el alma a vibrar porque se llena de frío”.
Recuerdo cuando te conocí en Fortalecimiento Municipal, después emigraste a Zihuatanejo con José Luis Mosqueda, quien era tu jefe, donde fue electo alcalde por aquellos años mozos.
Más tarde don Alejandro Cervantes Delgado te pidió que aceptaras ser alcalde interino de Zumpango, en donde están tus orígenes… Y nuestra amistad creció como la espuma del mar.
Cómo se me van olvidar tus invitaciones a aquel pequeño oasis en el corazón de ese lugar donde generosamente me recibías para compartir momentos bohemios inolvidables, con el deleite de escuchar un trío que intepretaba canciones guerrerenses.
Por si fuera poco fuimos vecinos en el franccionamiento Melendez, donde tus hijos y los míos jugaron desde pequeños; donde tu hijo Jorge Kako, como cariñosamente le llamábamos, llegaba hasta las puertas de mi casa para intercambiar películas y videos para el Nintendo de aquellos años.
Voy a extrañar tus termos, que en cada visita que hacías a México me llevabas, cargados siempre con la mejor cecina de Guerrero, que nunca quisiste confesarme el nombre de la carnicería donde la comprabas; la carne enchilada, el mezcal, las semitas, semillas de calabaza, cuajada y todo lo que sabías que me hacía muy feliz.
En mi primer gobierno te nombré subsecretario de Administracion, y fue tan brillante tu desempeño que no dudé un solo segundo en hacerte mi secretario de Finanzas en la segunda administración.
Pediste hablar conmigo justamente el día que falleciste. Acaso sabías que ibas a morir. Te agradezco en el alma que te hayas despedido de mí unas horas antes de que partieras.
Tu voz la escuche muy bajita. Te pedí que siguieras luchando contra esa maldita enfermedad y me comprometí a visitarte muy pronto en Chilpancingo, pero tú sabías bien que era la última vez que hablaríamos.
Siempre te admiré por la pasión por todo lo que hacías. Tu legado Jorge, vivirá en cada uno de nosotros.
Dicen que algo se muere en el alma cuando un amigo se va, y tu despedida nos ha dejado rotos de dolor. Pero un amigo nunca se va, vive por siempre en nuestros corazones.
Donde quiera que estés Jorge, quiero decirte que siempre te tendré en mi mente y en mi corazón.
Hasta siempre querido Jorge.