6 septiembre,2021 5:52 am

La bahía

(Tercera de cinco partes)

Silvestre Pacheco León

La situación de crisis a la que llegó el turismo como principal actividad económica en Zihuatanejo mostró la vulnerabilidad de una economía que no se diversifica y las consecuencias que enfrenta un modelo impuesto desde las alturas, sin lugar para la participación de la población local que miró impasible la contaminación de su entorno mientras sus autoridades sufrían de autismo, supeditadas a los dictados del gobierno del estado, tal como éste lo hacía frente al gobierno federal.

El turismo en esta región considerada prioritaria para el contexto nacional, tuvo dos visiones a desarrollar: uno fue el modelo elitista de Ixtapa en torno a la bahía del Palmar donde la hotelería se adueñó no solo de la playa construyendo grandes y ostentosos  hoteles, sino acaparando también la vista al océano. Ixtapa se desarrolló bajo una administración federal ajena al municipio, con un presupuesto para financiar el mantenimiento de una infraestructura de calidad mundial cuyo monto nunca se ha divulgado, mientras en Zihuatanejo –que es sede de la cabecera municipal– se desarrollaba el concepto turístico de la romántica aldea de pescadores, con un gobierno local carente de autoridad para enfrentar el comportamiento depredador del turismo, actividad que a la postre terminó saqueando y contaminando las bellezas naturales que para propios y extraños era el paraíso tropical.

En los dos destinos turísticos se vivió una bonanza económica durante las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado, creciendo su fama como el lugar preferido de personajes reconocidos del mundo artístico, político y económico.

Muchos lugareños recuerdan que Tin Tan, el famoso comediante mexicano, era un enamorado de la bahía, que escogió a Zihuatanejo para su luna de miel a donde llegó navegando en su yate Tintovento.

Los norteamericanos Andy García y Meg Ryan habían filmado aquí recientemente la película conocida mundialmente Cuando un hombre ama a una mujer, donde se aprecia la belleza de la bahía.

“Un lugar cálido y sin memoria” para disfrutar la vida, dice en la película Sueño de fuga el actor Morgan Freeman en su papel de mafioso refiriéndose al futuro que le espera en Zihuatanejo.

El pintor y escultor colombiano Fernando Botero era otro amante de Zihuatanejo a quien se podía encontrar caminando como cualquier lugareño por las calles del puerto. El amante del volumen sensual alguna vez dijo que aquí había encontrado la inspiración para realizar su abundante y deslumbrante obra.

Aquí también tuve la oportunidad de saludar al ex presidente español Felipe González disfrutando una tarde el paisaje en la plaza municipal, antes de que fuera pública la información de que era visitante frecuente de Zihuatanejo donde solía llegar en compañía del novelista Gabriel García Márquez y de Carlos Slim, el hombre más rico de México.

La problemática de la bahía en resumidas cuentas

Después de aquel ejercicio colectivo de memoria recordando las bondades de la naturaleza, con el regalo de paraíso terrenal que disfrutaron y perdieron, los participantes del foro ambiental sobre la problemática de la bahía de Zihuatanejo, aquella tarde de octubre del año 1999, pasaron al análisis de la situación enlistando los problemas que habían llevado a la crisis por la caída drástica del turismo.

Los primeros que quisieron exponer sus puntos de vista  fueron los pescadores que atracan sus lanchas en la laguna de las Salinas, el cuerpo de agua cuya superficie rebasa los 7 kilómetros cuadrados, el cual se conectó a la bahía en la década de los ochenta mediante un estrecho canal en el extremo poniente, para que cumpliera las funciones de vaso regulador  evitando las inundaciones de la ciudad.

Los pescadores se quejaban del agua contaminada de la laguna convertida en un problema de salud que constantemente les provocaba enfermedades de la piel.

Señalaban también que el manglar había dejado de ser su lugar de reserva de carnada viva debido a la mortandad de especies marinas provocada por el agua contaminada que liberaban las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) de la ciudad.

La turbidez que lucía la otrora diáfana agua de la bahía era para todos los presentes la prueba más evidente de la contaminación acompañada de la fetidez que se respiraba en muchas partes de la ciudad como señalaban los prestadores de servicios turísticos, quienes aducían que muchos de los visitantes se quejaban del constante mal olor en la bahía.

Los lancheros que hacen viajes del muelle municipal a la playa de Las Gatas insistían que en el fondo de la bahía se había acumulado tal cantidad de lodo contaminante proveniente de las PTAR que afectaba la vida de las especies de bivalvos que formaban parte del alimento popular de los lugareños como los ostiones y las almejas que son filtradores de agua, sin olvidarse de las tortugas o caguamas cuya población había disminuido drásticamente. No faltó quienes señalaron a los grandes cruceros que atracaban en la bahía como el más grave de los problemas ambientales porque con sus hélices marinas revolvían el agua del fondo provocando la turbidez y los malos olores.

Este tema provocó una interesante discusión con quienes defendían la presencia de cruceros convertidos durante la crisis en la principal vía para la llegada de turistas. Para ellos el turismo de cruceros era la panacea.

Pese a esa controversia todos los presentes coincidieron en la urgencia de hacer algo para recuperar la bahía como belleza emblemática del puerto, pues para todos resultaba una pena mirar que ningún lugareño se bañaba en la playa Principal por miedo a contaminarse mientras algunos se lamentaban que muchos turistas lo hacían ignorantes del riesgo que corrían para su salud.

En este análisis varios de los participantes señalaron a Puerto Mío como el causante mayor de la tragedia que se vivía en la ciudad porque dicha empresa varios años atrás había construido un muro de piedra para ganarle terreno al mar, apropiándose de la playa del Almacén con la anuencia de la Secretaría de Medio Ambiente. El también conocido como espigón de piedra cumplía la función de disminuir la fuerza del oleaje como lo requería su proyecto de construir una marina y terminal de cruceros en una parte de la bahía, sin que nadie señalara que el desvío de las corrientes marinas con dicho muro era la causa principal del cúmulo de lodo contaminado que cubría el fondo de la bahía.

Para el grupo de ciudadanas y ciudadanos reunido aquella tarde, se trataba de enfrentar la ineficiencia de las autoridades responsables de la gestión para el tratamiento de las aguas residuales de la ciudad y su posterior liberación al cuerpo de la bahía.

Y aunque no faltó quienes señalaban como responsables de la contaminación a los habitantes de las colonias irregulares, a todos quedó claro que tanto  la urbanización como  la dotación de servicios así como el freno a la deforestación eran todas pertenecientes al ámbito municipal porque la construcción de sus viviendas no iba acompañada de la pavimentación ni de la red de drenaje, lo cual agudizaba la situación porque en época de lluvias eran cientos de toneladas de tierra y basura arrastradas al mar engrosando la capa de lodo.

El argumento del crecimiento de la ciudad acelerado de la ciudad como causa de la contaminación nadie lo defendió cuando se aclaró que éste era bastante menor de los 150 mil que se tenía proyectado para el año 2000.

Por ello resaltaba entre la problemática la lentitud con la que se atendía la dotación de servicios, de suelo para vivienda, justificando la alternativa de la invasión de terrenos sin servicios.

Entonces se llegó al punto de coincidir que los males de la bahía provenían de la obsolescencia de las plantas de tratamiento a cargo del ayuntamiento, rebasadas en su capacidad y obligadas a liberar sin tratamiento las aguas residuales de la ciudad.

Cuando para todos los presentes quedó claro que la principal exigencia para resolver el problema de la contaminación debía formularse al gobierno municipal, no faltó quienes acusaran su indolencia y como ejemplo se mencionaba la actitud del presidente municipal en turno quien ante la exigencia del cabildo para dar prioridad al bacheo de la ciudad como demanda más sentida de los vecinos, este pidió esperar la próxima visita del gobernador para pasearlo por las calles a fin de conseguir que fuera él quien respondiera a esa demanda para no gastar del presupuesto local.

Ya era pública entonces la relación entre el gobierno del estado y el municipal que siendo del mismo partido o quizá por eso mismo había una ausencia total de respeto entre ellos. En aquella ocasión era la ceremonia de inauguración del nuevo edificio del ayuntamiento frente a la Fuente del sol. En ella el director del Fonatur pagaría públicamente un adeudo de 10 millones de pesos del impuesto predial que adeudaba, pero en una muestra de abuso de poder el gobernador pidió el cheque y se lo guardó en la bolsa ante la expectación de todo el Cabildo.

Ante es situación para los presentes quedó que para demandar solución a   la contaminación de la bahía se debía tener presente esa bochornosa realidad.