14 julio,2023 5:31 am

La clase política en decadencia y el Estado de derecho

 

Vidulfo Rosales Sierra

 

Los pasados, han sido días turbulentos en Chilpancingo. Todo inició cuando siete cuerpos fueron arrojados en la vía publica en la colonia San Mateo. Allí había cartulinas que implicaban a la presidenta municipal de Chilpancingo con un grupo delictivo. Ella lo negó, pero a los pocos días aparecieron videos y fotografías que la ubican en un restaurante con el jefe de un conocido grupo delictivo responsable de la violencia y muertes en el estado. Le siguieron asesinatos a la luz del día, las bandas delictivas imponiendo su ley en el corazón de la entidad y para cerrar la semana una movilización extraña que puso en jaque a los poderes públicos. El gobierno terminó cediendo y dialogando con quienes representan intereses delincuenciales mientras a movimientos legítimos como las madres y padres de los 43 no las ha recibido desde que llegaron al poder.
El gobierno y su partido pretenden justificar lo sucedido en Chilpancingo. Le restan importancia a la desviación política y ética de la alcaldesa, minimizan los hechos de violencia y la toma de Chilpancingo por las huestes de un grupo delictivo.
La reunión de la presidenta municipal no es la única, ya otros lo han hecho. Varias presidencias municipales pactan con grupos delictivos y les ceden áreas importantes de la administración pública, principalmente la de seguridad. Los policías preventivos realizan las tareas de “halcones” al servicio de las bandas delictivas.
Dirigentes políticos son acusados de crímenes y graves violaciones a los derechos humanos. Nadie los cuestiona ni pide cuentas. Siguen paseándose en plazas públicas sin ningún rubor. Aquellos que dicen ser progresistas y comprometidos con una supuesta transformación se reúnen y departen con estos, pactan y les garantizan impunidad sin importarles el dolor de las víctimas. Para ellos no hay costos políticos.
Este pragmatismo ramplón subyace en la clase política de todos los partidos en Guerrero. Lo que pasa con la presidenta municipal de Chilpancingo es parte de esta decrepitud política. ¿Que tenía que hacer departiendo con el jefe de una banda delictiva, dándole quejas de las políticas de seguridad, como si fuese su patrón? ¿para que reunirse con quién es responsable de asesinatos y desapariciones al por mayor? ¿Por qué sentarse con quien hace daño y destruye? En un movimiento que pugna por otra forma de hacer política y una transformación, estas prácticas no se deben tolerar. Las instancias de ese partido deberían estar investigando y cuestionando la actuación de la alcaldesa, sin embargo, se le justifica y respalda.
De qué sirve que el presidente AMLO enfatice en la ética política, pregone la honestidad, honradez y lealtad al pueblo, si sus correligionarios en Guerrero no tienen empacho en reunirse con delincuentes y violadores de derechos humanos.
Esta es la clase política vetusta, sin escrúpulos, que no le importan los ideales y principios. Alejada del pueblo y sus problemas más sentidos. Les da lo mismo reunirse con corruptos, violadores derechos humanos y criminales con tal de conservar poder y dinero.
Para los que hoy gobiernan guerrero, la Cuarta Transformación son palabras vacuas que no entrañan ningún compromiso. Dan la espalda a las madres y padres de los 43, a los normalistas y maestros de la CETEG que han defendido la educación pública a menudo los reprimen y se niegan a resolver sus demandas legítimas y justas; en Cacahuatepec pactan con las mafias y traicionan a los campesinos del CECOP; las investigaciones sobre la desaparición de su dirigente Vicente Suástegui no presenta avances, por el contrario, existe el riesgo que los autores materiales sean liberados; el cruel asesinato de Ranferi Hernández y su familia está en la impunidad, sin que la clase política se sienta interpelada. La desaparición de Arnulfo Cerón sigue impune. El autor intelectual que fue candidato de Morena para presidente municipal de Tlapa y posteriormente funcionario de este Ayuntamiento, ha pactado al más alto nivel su libertad, aún estando bajo proceso anda en abierta precampaña para alcalde y grupos locales de Morena lo siguen con matraca en mano como si no supiesen que tiene cuentas pendientes con la justicia; Alberto López Rosas implicado en la represión del 12 de diciembre en la que fueron asesinados dos estudiantes de Ayotzinapa hace campaña abiertamente a favor de Marcelo Ebrard y nadie dice nada, las viudas de Aguas Blancas y El Charco están en el abandono y olvido, miles de familiares de desaparecidos y desplazados buscan a sus seres querido y solucionan sus problemas por su cuenta, ante la indolencia de un gobierno insensible que no los escucha.
Mientras las víctimas sufren en silencio su dolor, lloran por la ausencia de sus queridos y claman justicia, los políticos se la viven en eventos superficiales y frívolos. De qué sirven las campañas, de qué sirve la cuarta transformación si no está recogiendo estos problemas.
Esa es la clase política, pragmática, sin principios y sin escrúpulos, que ha renunciado a los ideales y principios, por lo tanto, no le importa pactar con la delincuencia con tal de mantener el poder. Sin ideales ni compromisos se arredran fácilmente ante la delincuencia y terminan cediendo espacios de la administración pública, pactan con ellos, reciben dinero ilícito, siendo el municipio el eslabón de gobierno más frágil. Allí los interese delincuenciales han sentado sus reales logrando que ayuntamientos completos estén a su servicio.
Hoy los reflectores se centran en Chilpancingo y es un escándalo nacional por ser la capital del estado, lo que es aprovechado por los partidos opositores para cuestionar a Morena, pero lo mismo ocurre en los municipios de la Tierra Caliente donde gobierna el PRD, en iguala o Chilapa que está el PRI, no es un tema de partidos, es la clase política en decadencia, amafiada con interese delincuenciales.
Ojalá lo que pasa en Chilpancingo sirva para abrir el debate y que los políticos implicados sean investigados y sancionados. Por su parte Morena deberá realizar una crítica introspectiva de sus militantes y verificar que quienes aspiran a un cargo público se apeguen a los principios de este movimiento y a lo que el presidente AMLO pregona todos los días en su mañanera. Sería lamentable que se justifique los desvaríos de políticos y funcionarios sin escrúpulos que pactan con los delincuentes.