29 marzo,2018 5:53 am

La frontera entre México y EU, el muro visto desde ambos lados 

Text: DPA/ Fotos: DPA
San Diego, California,  29 de marzo de 2018. Justo antes de su desembocadura en el océano Pacífico el río Tijuana gira en su recorrido. Allí donde la frontera entre México y Estados Unidos está a punto de alcanzar su final occidental, el río apestoso y de poco caudal arrastra todo lo que la ciudad del mismo nombre escupe: neumáticos viejos, botellas de plástico, harapos y zapatos.
En la orilla malviven personas en improvisados refugios construidos con lonas de plástico. A poca distancia de ellos hay un hombre vestido con uniforme verde. Se trata de un policía de frontera estadunidense, un “border patrol agent”, que busca personas que intentan entrar en Estados Unidos de manera ilegal.
Su vista se dirige al canal en el que viven muchos sintecho y a los que se conoce como “deportados”. Muchos fueron expulsados de Estados Unidos bajo el mandato de Barack Obama y a su regreso a México no lograron rehacer sus vidas.
Christopher Harris, de 51 años, trabaja desde hace 21 como agente de la Patrulla Fronteriza. Sus suegros, que llegaron a Estados Unidos desde México de manera ilegal, votaron a Trump. Harris apoya al National Border Patrol Council, un sindicato que se posicionó a favor de Trump durante la campaña electoral, aunque el funcionario aclara que no se considera un gran defensor del republicano.
Una línea amarilla señala la zona en la que acaba México y empieza Estados Unidos. La frontera entre ambos países, que mide 3 mil 144 kilómetros y se extiende desde Brownsville en Texas hasta San Diego en California, se ha convertido en un asunto político desde que Trump habló por primera vez a mitad de 2015 de que iba a construir un muro alegando que México no envía a sus mejores ciudadanos sino a violadores y traficantes de drogas.
Aproximadamente mil 130 kilómetros de frontera ya están asegurados con vallas y verjas de acero oxidado. También hay vallas metálicas en las que cuelga alambre de espino. En algunas zonas hay barreras dobles, en otras solo aquellas destinadas a impedir el paso de los vehículos.
Harris no está de servicio hoy, pero ha viajado hasta la frontera en representación de su sindicato porque quiere explicar lo que significa tener que protegerla. Es algo que hace a menudo: contar a grupos de periodistas, políticos o activistas el trabajo que hacen los agentes de la policía de frontera estadounidense.
Habla de los cárteles mexicanos que ganan mucho dinero pasando a personas de un lado a otro, de la soledad que implica su trabajo como vigilante, de las depresiones, de las adicciones y de la violencia a la que ven expuestos muchos agentes.
En un paisaje de áridas colinas, los hombres y mujeres que integran esta policía de frontera recorren muy despacio los caminos de grava en sus coches blancos y verdes, con las ventanillas bajadas y la vista clavada en el suelo en busca de pisadas. En ocasiones pasan horas buscando escondites entre los matorrales.
Cuando Harris llegó aquí hace dos décadas la zona era tierra de nadie y la situación estaba fuera de control. Por las noches, él y sus compañeros detenían a menudo a 20 o 30 hombres, mientras que otros grupos lograban escapar. “Fuimos tiroteados tantas veces que nos dijeron que sólo lo comunicáramos si éramos alcanzados nosotros mismos o nuestro coche.”
En los años ochenta hasta los noventa el tramo de San Diego era una de las zonas favoritas para pasar ilegalmente la frontera. Como vara de medir se recurre al número de detenciones. En el año 1992 superaban las 565 mil en el sector de San Diego, según se desprende de una estadística de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza CBP.
Fue el presidente demócrata Bill Clinton el que finalmente comenzó lo que ahora Trump quiere perfeccionar en forma de muro. Durante su mandato se levantaron a partir de 1994 las primeras vallas en la frontera. Desde entonces, la protección fronteriza se ha ido ampliando y también se ha seguido haciendo durante el Gobierno de Obama.
Trump insiste desde hace meses en la financiación del muro. Sin embargo, de los 25 mil millones de dólares (20 mil 285 millones de euros) que pedía para su construcción sólo ha conseguido mil 600 millones de dólares (mil 290 millones de euros) en los presupuestos aprobados el pasado viernes.
La otra cara de la moneda es la que habla sobre las muertes que provocan las vallas y los muros al obligar a la gente a tomar rutas apartadas para conseguir cruzar la frontera. Es el punto de vista de personas como Pedro Ríos, que trabaja para el “American Friends Service Committee” en San Diego y lucha contra lo que él denomina la “militarización” de la frontera.
Todo empezó con Bill Clinton y su operación Gatekeeper, dice. Desde entonces la frontera se ha armado cada vez más y la policía de frontera actúa como una unidad paramilitar, cuenta. Desde la asunción del mandato de Trump algunos se comportan de manera más agresiva.
Alrededor de 16 mil agentes están desplegados en la frontera sudoeste de Estados Unidos. Y las acusaciones de violencia son continuas. Desde 2010 la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza ha contabilizado 43 muertos en sucesos en los que estaban involucrados los agentes de la policía fronteriza. En el informe de 2017, los funcionarios hicieron uso de sus armas de fuego en 17 ocasiones. En 643 ocasiones recurrieron a otros medios como munición de spray de pimienta.
Dos organizaciones de derechos humanos presentaron recientemente un informe en el que acusan a los agentes de la patrulla fronteriza de destruir con regularidad entre marzo de 2012 y diciembre de 2015 bidones de agua y alimentos que dejaron para los migrantes que cruzaban el desierto de Sonora. Durante ese periodo las organizaciones contabilizaron mas de 400 bidones destrozados, según se recoge en el informe “No More Deaths” (No más muertes) y “La Coalición de Derechos Humanos”. En la mayoría de los casos los responsables fueron los agentes, denunciaron los grupos.
Los prototipos de muro de nueve metros de altura se erigen como una amenaza. El contraste entre el acero oxidado y los nuevos trozos de muro no puede ser mayor. Algunos están hechos de hormigón. Uno está pintado de azul. Dos tienen huecos a través de las cuales se puede mirar. Nada se interpone en el paisaje.


https://www.cbp.gov/sites/default/files/assets/documents/2017-Dec/BP%20Total%20Monthly%20Apps%20by%20Sector%20and%20Area%2C%20FY2000-FY2017.pdf
https://www.cbp.gov/newsroom/stats/cbp-use-force
http://www.thedisappearedreport.org/uploads/8/3/5/1/83515082/disappeared_report_part_2.pdf