4 febrero,2018 7:28 am

“La librería” y “Handia” triunfan en los Premios Goya españoles; protestan por abusos de mujeres

Madrid, España, 4 de febrero de 2018. La librería, una oda a la cultura rodada en inglés por Isabel Coixet, se coronó ayer mejor película en unos Premios Goya en los que compartió protagonismo con Handia, drama inspirado en una historia real que obtuvo en total 10 galardones.

La gran fiesta del cine español, celebrada en Madrid, se inundó de abanicos rojos para reivindicar a las mujeres en la industria, tras los movimientos #MeToo y Time’s Up, surgidos en Hollywood. Y fue precisamente una mujer, Coixet, una de las grandes triunfadoras al recoger también los Goya a la mejor dirección y mejor guión adaptado.

“Pues igual me lo merezco y todo”, dijo entre risas al subir al escenario del auditorio del hotel Marriott.

La librería, que será presentada internacionalmente en el Festival de Cine de Berlín, narra la historia de una mujer viuda que llega a un pueblo de la costa inglesa dispuesta a cumplir su sueño de abrir una librería, pese a la oposición de una poderosa mujer de la zona.

Coixet recordó hoy “a todas esas personas que todavía leen libros, que van al cine y compran entradas. A todas las mujeres, sobre todo a mi madre, porque cuando yo era pequeña y me escaqueaba de los quehaceres de la casa y mi padre se ponía enfermo, ella decía: ‘tú deja a la niña que lea, que de algo servirá’”, expresó emocionada.

Pese a que se fue de vacío en las categorías más importantes, Handia cosechó el mayor número de Goyas, entre ellos el de mejor actor revelación –para Eneko Sagardoy–, guión original y montaje. Rodada en euskera y dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño, cuenta la historia real de un hombre del siglo XIX aquejado de gigantismo.

De las ocho nominaciones con las que partía y a pesar de ser una de las obras más laureadas por la crítica, la catalana Verano 1993 se quedó con tres premios. El drama autobiográfico e intimista de Carla Simón cosechó el Goya a la mejor dirección novel, mejor actriz revelación (Bruna Cusí) y mejor actor de reparto (David Verdaguer).

La directora, hija de una víctima de VIH, dedicó su premio a sus padres y las personas de su generación que murieron por el virus. “Quiero dar muchas fuerzas a la gente que hoy vive con el VIH. Es muy absurdo que haya un estigma, no pasa nada por vivir con VIH”, dijo.

La española Nathalie Poza se alzó con el Goya a la mejor actriz protagonista por su trabajo en el drama No sé decir adiós, de Lino Escalera. “No sabía que se podía estar así de feliz sobre un escenario sin hacer de otra”, dijo emocionada al recibir el premio.

En la categoría masculina fue premiado el actor Javier Gutiérrez por su papel de escritor frustrado en El autor. “Este oficio es muy hermoso pero también muy cruel. Quiero dedicar este Goya a las compañeras y compañeros que no tienen la suerte de que suene el teléfono”, expresó.

Durante la noche, en el escenario hubo agradecimientos en español, inglés, catalán e inglés, dado que la de hoy fue la edición más plurilingüe de los 32 años de historia de los Goya.

El auditorio del hotel Marriott de Madrid se inundó de abanicos rojos para pedir igualdad de género en la industria del cine tras el movimiento feminista mundial impulsado recientemente desde Hollywood a raíz de las denuncias de abuso y acoso sexual.

“Cuántos abanicos, qué emoción”, expresó al borde de las lágrimas la vicepresidenta segunda de la Academia del Cine español, la actriz Nora Navas, quien lanzó un discurso feminista en el que pidió “dar un paso adelante por la paridad”.

“Solo derrotando la superioridad de género, derrotaremos también al monstruo de la violencia contra las mujeres”, dijo.

Otras actrices y cineastas se sumaron a la reivindicación. “Por favor, ¡más mujeres haciendo cine!”, pidió Carla Simón al recoger el Goya a la mejor dirección novel. “Que el cine sea de verdad un arte libre donde los actores y actrices trabajemos en igualdad”, expresó Adelfa Calvo al recoger el Goya a mejor actriz de reparto por su trabajo en El autor, una sátira sobre los sueños y la frustración.

Uno de los momentos más emotivos y divertidos de la noche lo puso Julita Salmerón, madre del director Gustavo Salmerón y protagonista de su documental Muchos hijos, un mono y un castillo, quien dedicó el premio que recibió la película “a todas las madres y a todas las mujeres”. ¡¿Qué hago yo aquí si soy insignificante?!”, se preguntó sobre el escenario. “Me van a conocer en toda España, no voy a poder ir a la compra”, añadió, provocando las risas en el patio de butacas.

La gala, conducida por primera vez por los cómicos Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, contó con la presencia de algunos de los rostros más internacionales del cine español, como Penélope Cruz y Javier Bardem. La gran ausente fue la presidenta de la Academia de Cine, la figurinista Ivonne Blake, quien sufrió un ictus hace un mes.

La veterana actriz Marisa Paredes, protagonista de algunas de las más míticas cintas de Pedro Almodóvar, recogió el Goya de honor y comparó la vida de una actriz con “un tiovivo o una ruleta de la fortuna”.

En la categoría de mejor película iberoamericana triunfó el drama transexual chileno Una mujer fantástica, del director Sebastián Lelio, quien dedicó el premio a “la nueva generación de cineastas” de su país. Tras su éxito en el Festival de Cine de Berlín, este Goya refuerza a la cinta de cara a los Oscar, a los que está nominado.

En esta terna también competía la mexicana de origen salvadoreño Tatiana Huezo, con La tempestad, un documental que retrata los abusos del sistema de justicia de México, con dos las historias de dos mujeres, Miriam y Adela. La primera, Miriam Carvajal, fue sacada de su trabajo en el aeropuerto de Cancún y trasladada a la Ciudad de México, donde fue acusada, sin pruebas, de tráfico de personas; mientras que Adela Alvarado es una mujer que ha dedicado su vida a hacer reír a la gente en su trabajo como payaso de circo, y lleva 10 años buscando a su hija Mónica.

Texto: Dpa/ Foto: EFE.