17 junio,2019 5:21 am

La migración como oportunidad

 
Jesús Mendoza Zaragoza
 
En México estamos presenciando una crisis migratoria como no la habíamos esperado alguna vez. Las circunstancias regionales nos han colocado en una situación en la que los migrantes están en primer plano y necesitan ser atendidos con la responsabilidad histórica que requieren. La crisis migratoria es ahora un fenómeno global que se manifiesta de diferentes formas en el mundo. Tenemos las corrientes migratorias de África hacia Europa, por ejemplo, con graves consecuencias internacionales. Y nosotros tenemos las caravanas de migrantes que se dirigen hacia Estados Unidos pero que ahora nos toca recibir por las buenas o por las malas.
Ante el fenómeno de la migración se ha desencadenado una actitud, global también, de miedo. En los países receptores de migrantes, se han ido cultivando grandes temores que originan respuestas de rechazo y hasta de agresión. El miedo ha sido siempre un mal consejero para resolver los problemas y suele acrecentarlos. Eso es lo que Trump y sus aliados están haciendo. Están mostrando una debilidad: sus miedos. Les tienen miedo a los migrantes y por eso buscan alejarlos y blindarse contra ellos. Es el miedo a perder privilegios, ganancias y ventajas. Y ese miedo se ha convertido en odio. ¡Cuánto odio se está manifestando hacia esos migrantes forzados a abandonar sus pueblos debido a la violencia y a la miseria!
Hay que tomar en cuenta que el fenómeno migratorio no es nuevo. Es tan viejo como la humanidad misma. Estados Unidos y nuestro país se originaron y se desarrollaron a partir de procesos migratorios. Lo nuevo es el impacto global que hora significa debido a sus implicaciones económicas, políticas y culturales. Y México está ahora en una coyuntura muy delicada que tiene que atenderse responsable y humanitariamente. Los efectos económicos y políticos serán imponentes. Ya lo estamos viendo. La Guardia Nacional prevista para el combate a la delincuencia ahora tendrá tareas relacionadas para detener el flujo migratorio. Y se está desatando también el miedo y el odio hacia los migrantes centroamericanos.
El papa Francisco ha formulado, en este contexto, una propuesta para asumir este fenómeno global de una manera más humana y justa. Esta fórmula la ha expresado con cuatro verbos básicos: acoger, proteger, promover e integrar.
Acoger significa ampliar las formas de entrada legal, no expulsar a desplazados y refugiados y equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con el respeto a los derechos humanos; mientras que proteger implica reconocer y garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación, sobre todo de mujeres y niños.
Proteger tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados. Por ejemplo, garantizando a los niños y a los jóvenes el acceso a todos los niveles de educación: de esta manera, no sólo podrán cultivar y sacar el máximo provecho de sus capacidades, sino que también estarán más preparados para salir al encuentro del otro, cultivando un espíritu de diálogo en vez de clausura y enfrentamiento. Por último, integrar significa facilitar a refugiados y migrantes las condiciones para que participen en la sociedad que los acoge, de manera que contribuyan con su aporte específico al mejoramiento de las comunidades locales.
Esta propuesta incluye la elaboración de políticas públicas que respalden la acogida con miras a la integración de los migrantes, incluye también una forma de ver el fenómeno más como una oportunidad que como un problema, e incluye también la superación de los nacionalismos estrechos que pierden de vista que todos somos miembros de una gran familia humana. Con esta visión podemos afrontar los miedos infundados y podemos vencer los odios que se suelen alimentar de prejuicios e intereses políticos y económicos.
Es necesario construir una visión positiva de la migración, que puede significar un enriquecimiento para todos, para quienes llegan y para quienes reciben. Seguir viendo la migración como una amenaza es una vía falsa para el desarrollo y para la paz. Seguramente, con la llegada de tantos migrantes que deseaban ir a Estados Unidos y que opten por quedarse en México, habrá situaciones de emergencia y de dificultad. Pero todo esto puede ser manejado para bien de ellos y de nosotros. No olvidemos que Estados Unidos ha expulsado a muchos paisanos nuestros, quienes han contribuido al bien del país que los ha recibido y al bien del nuestro.