28 noviembre,2018 1:25 pm

La obesidad en América Latina: un problema de peso 

Bahamas es el país con más personas con sobrepeso (69 por ciento de la población), seguido de México (64 por ciento) y Chile (63 por ciento), de acuerdo con un informe de la Organización Panamericana de la Salud.
Son octagonales y apenas pasan inadvertidos en los supermercados en Chile: se trata de los símbolos negros que alertan sobre los alimentos poco saludables. Están impresos en la parte delantera de algunos envoltorios y avisan de las elevadas cantidades de azúcar, sal, calorías o grasas saturadas que contienen los alimentos que empaquetan.
“Los símbolos me dan mala conciencia”, dice Camila Gajardo. Cuando va a comprar, esta chica de 24 años busca productos sin esta etiqueta, cuenta. Pero la nueva campaña de salud no ha calado hondo en todos los chilenos. “A mí los símbolos de alerta me dan aboslutamente igual”, asegura Miguel Toledo de Santiago de Chile y que a sus 31 años tiene un visible sobrepeso. Ya de niño era obeso, igual que sus padres y hermanos, relata.
En América Latina y el Caribe cerca del 60 por ciento de la población tiene sobrepeso. El crecimiento económico, el aumento de las zonas urbanizadas así como de los ingresos medios son algunas de las causas. Bahamas es el país con más personas con sobrepeso (69 por ciento de la población), seguido de México (64 por ciento) y Chile (63 por ciento), de acuerdo con un informe de la Organización Panamericana de la Salud.

Tampoco los más pequeños escapan de esta tendencia: el 44.5 por ciento de los niños en Chile tienen sobrepeso según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD). Con esta cifra, el país sudamericano supera incluso a Estados Unidos (39.9 por ciento). En México los menores con obesidad suponen el 35 por ciento.
La obesidad y el sobrepeso tienen graves consecuencias para la salud puesto que incrementan el riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Además, en la infancia pueden ocasionar también daños psicosociales como trastornos alimenticios, depresiones y baja autoestima. La obesidad también genera costes. El Ministerio mexicano de Salud estima que los costes derivados de enfermedades secundarias en 2017 fueron el equivalente a 10 mil 400 millones de euros (unos 11 mil 800 millones de dólares).
Las reacciones sobre las alarmantes cifras son diferentes en cada país, pero ninguno respondió de manera tan radical como Chile. Aquí, el Ministerio de Salud accionó el freno de emergencia en junio de 2016 y puso en marcha medidas de amplio alcance. Los símbolos de alerta negra en alimentos poco saludables sólo son uno de los resultados. Funcionan a modo de freno sobre todo en los niños, explica la ex ministra de Salud Carmen Castillo. Mientras estuvo en el cargo durante la presidencia de la socialista Michelle Bachelet, Castillo intervino notablemente para sacar adelante esta medida.
Además del distintivo negro se decretaron prohibiciones que afectan a la publicidad y venta. Los productos marcados ya no pueden comercializarse en los patios de los colegios chilenos y la publicidad en la televisión, la radio y el cine de estos alimentos está prohibida durante el día. Los envoltorios y la publicidad tampoco pueden estar dirigidos ya a niños menores de 14 años.
EL nuevo reglamento afecta a varios fabricantes. Compañías como Kellogg’s tuvieron que retirar de sus cajas de cereales a personajes de dibujos animados y los huevos Kinder fueron desterrados de los estantes de los supermercados. También McDonald’s tuvo que adaptar su famoso Happy Meal en sus filiales en Chile. Muchas empresas criticaron las medidas adoptadas. Ferrero llegó incluso hasta los tribunales, aunque sin éxito.
México en cambio está muy lejos de este tipo de medidas, pese a que en 2016 el Ministerio de Salud declaró el sobrepeso y la diabetes una emergencia epidemiológica. Aunque uno de cada dos niños mexicanos corre el peligro de desarrollar diabetes, a las puertas de los colegios suele haber pequeños puestos que venden paletas de caramelo, chocolatinas y patatas fritas además de juguetes y cromos.
Según la ONG mexicana El Poder del Consumidor faltan medidas obligatorias, sobre todo en las comidas escolares, ya que pese a las directrices bienintencionadas éstas apenas se traducen a la práctica. Medidas como la introducida en 2016, cuando se gravó con un 10 por ciento de impuestos las bebidas que contienen azúcar. Como consecuencia, el consumo de refrescos cayó en un 6,3 por ciento al tiempo que aumentaba en un 13 por ciento el consumo de agua, según explica un estudio publicado el año pasado en la revista científica The Journal of Nutrition.
En Chile las nuevas leyes ya han mostrado resultados. Antes de que la norma entrara en vigor el 20 por ciento de los fabricantes redujo la cantidad de azúcar, sal, grasas y calorías, señala la ex ministra Castillo. “Una reacción fantástica.” Sin embargo, los chilenos todavía no han adelgazado. “Es muy difícil implementar hábitos saludables”, dice Castillo que cree que es demasiado pronto para poder hacer un balance. No obstante, Chile se ha convertido en un ejemplo para otros países, puntualiza.
Texto y fotos: DPA