16 abril,2021 5:38 am

La otra verdad

La Política es así

Ángel Aguirre Rivero 

 

(Segundo de cinco)

Continuamos con el prólogo elaborado por don Humberto Salgado Gómez a la obra autobiográfica de mi autoría La otra verdad.

“En Ometepec hay familias muy numerosas y unidas, al grado de reconocerse en extensos grados de parentesco social y amistoso que trasciende por generaciones. Esto les deviene de una tradición hospitalaria, que los reúne de tal forma solidaria, que muchas veces los hace reconocerse como familia aún sin serlo.

Una muestra muy significativa se presenta en sus fiestas religiosas del Santo Patrón Santiago, que duran varios días, en las que la comida se hace en abundancia en los domicilios de casi todo el pueblo, para compartirse entre propios y extraños; donde no es difícil advertir todavía a la fecha ese sentido de comunidad y solidaridad espiritual que hacía a todos conocidos y amigos.

También de manera inmemorial hicieron del comercio a Ometepec su punto de referencia que les permitió abrir camino explorando muchas actividades que además de ofrecerles el sustento diario, los iba calando en sus capacidades.

El padre de Ángel Aguirre Rivero, Don Delfino, llegó a adquirir dos avionetas. Estas aeronaves hacían la competencia a otras, a las que superaba por su mayor capacidad y tamaño. En ellas se enlazaba diversas cabeceras municipales y siendo las rutas más socorridas las que cubrían Ometepec-Acapulco y la que iba a Pinotepa. Camino que se le hizo encantadoramente eterno, pues ahí encontraría el amor de su vida y madre de sus hijos, su entrañable esposa María Dolores.

Después de crecer comercialmente en Ometepec, donde se había ya establecido, abrió la tienda de abarrotes más importante, la que podía haber llevado merecidamente el nombre de una tienda de autoservicio que existió en la ciudad de México, llamada “De Todo”, pues lo hubieran honrado con creces, por la gran variedad de productos, ya que al no existir expendios especializados su éxito lo hacían consistir en vender desde abarrotes y artículos de ferretería hasta gasolina y petróleo, entre otros muchos productos.

Pero llegaron complicaciones que casi los obligaron a recomenzar de cero, pues con lo poco que les quedó y el decisivo respaldo y empuje de su esposa, volvieron a establecer una modesta carnicería, que con el tiempo les permitió resurgir. Este logro fue posible merced al trabajo de equipo familiar, en el que más que hacer una división del trabajo realizaron una suma de esfuerzos.

Sus hermanos mayores inician la migración en busca de mejores horizontes hacia la capital de la República, donde con las manos vacías, pero alforjas llenas de anhelos y aspiraciones, se fueron por la doble vía que les imponía la necesidad de trabajar y estudiar para forjarse un mejor porvenir.

Mientras Ángel por su corta edad, estudiaba la primaria a la sombra y guía paterna, que le inculcaba y fomentaba su vocación y sus inquietudes por haber sido presidente municipal de su tierra, lo que le despertó su vocación política.

Ellos abrieron camino, adquirieron una formación profesional primero, sin embargo, a pesar de que su ejercicio profesional no les concedía ninguna holgura para dispensarse entre ellos algunos apoyos, éstos les llegaban, aunque fuera para las cuestiones más elementales, o los préstamos de camisas, zapatos o hasta su vehículo en casos especiales que la situación lo ameritaba.

No hay ningún desperdicio en las vivencias que tuvieron entre ellos, empezando por Jesús, o Delfino, quien también fue presidente municipal de Ometepec, se hizo maestro por vocación y ganadero por tradición familiar.

O de su hermano Rafael, que se entregó a su profesión y que complementó muy bien con su especialidad de gastroenterólogo, que lo llevó a un reconocimiento en su gremio a nivel nacional.

De su hermana Lolita conozco muy poco, por estar muy arraigada a su terruño, sin embargo, puedo decirles que he conocido de las generosidades de su trato y de quien tengo la impresión de que fue la que más se encargó de cuidar a sus padres y acompañarlos siempre hasta el último momento de su vida.

De su hermana Rosalinda hace honor a su nombre y junto con su esposo, los veo con especial cariño y afecto, pues han formado una familia muy trabajadora y empeñosa, que ha conseguido formar bien a sus hijos, particularmente, a la mayor que ya es abogada.

Con su hermano Carlos Mateo, ingeniero de profesión, hombre que caminaba a la par de su hermano Ángel en la política y en la administración pública y hoy ganadero de merecido prestigio, también por haber acogido ese legado que lo practican por generaciones familiares, que les dio satisfacciones pero también sinsabores, que solo han logrado sacar adelante con tenacidad, esfuerzo y conocimiento profundo de lo que significa ese mercado que es tan especial, pues lo mismo te puede recompensar con creces que llevar al fracaso.

De su hermano Jesús, Notario Público en Acapulco, quien es uno de los más destacados por su vasta cultura jurídica y general, es un hombre sencillo, atento y amistoso con el que es una delicia conversar al grado tal que de no haber sido abogado y notario, sería un escritor de renombre, pues es dueño de una preparación excepcional que aborda todos los temas con fluidez y conocimiento magistral.

Nada más satisfactorio para cualquier ser humano, que saberse capaz de superar desafíos y el tomar conciencia de que una gran recompensa descansaría en la satisfacción de sus padres al haberles cumplido la palabra empeñada de ser hombre de bien, lo que significaba el mejor reconocimiento a sus esfuerzos”.

Hasta aquí el texto de quien fuera secretario de Gobierno en las dos administraciones que encabecé en el estado.

Posdata: Varias son las especulaciones que se han levantado en torno a la posible cancelación definitiva de la candidatura de Félix Salgado Macedonio.

Lo mismo se habla de Luis Walton Aburto, Marcial Rodríguez y hasta de las hijas del propio Salgado Macedonio.

Ni lo uno ni lo otro: estoy convencido que el Tribunal Electoral ratificará la candidatura a Félix por Morena, y qué bueno que así sea. Guerrero ya no puede, ni debe ser epicentro de grandes turbulencias políticas.