25 mayo,2022 5:46 am

La polémica sobre la Cumbre de las Américas

Gaspard Estrada

Durante los últimos días la política en el hemisferio ha entrado en tiempos turbulentos. Después del gobierno de Donald Trump, la llegada de un experimentado ex senador demócrata, Joe Biden, a la Casa Blanca, que fue durante años presidente de la poderosa Comisión de Relaciones Exteriores, permitía presagiar un cambio sustantivo en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina. Al fin y al cabo, durante el gobierno del presidente Barack Obama, el entonces vicepresidente Biden era el encargado de la relación con esta región. Por ende, Biden conoce bien a América Latina, tanto a nivel de sus problemáticas, como de su propia relación con los principales líderes latinoamericanos.
Sin embargo, la próxima Cumbre de las Américas, que debe llevarse a cabo dentro de un par de semanas en Los Ángeles, se encuentra en el ojo del huracán, tras el anuncio de varios presidentes latinoamericanos y caribeños –incluyendo al presidente mexicano Andrés manuel López Obrador– de no participar en este encuentro hemisférico a menos de que todos los países de la región sean invitados (es decir, que Estados Unidos invite a Cuba, Nicaragua y Venezuela). Otros líderes, como los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, de Chile, Gabriel Boric, y de Honduras, Xiomara Castro, sí han manifestado su intención de asistir a la cumbre, organizada conjuntamente por Estados Unidos y la Organización de los Estados Americanos (OEA) cada tres años desde 1994, pero también insistieron en la necesidad de incluir a estos tres países.
Por su lado, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no se ha pronunciado al respecto. Sin embargo, los artículos publicados en los medios dan por descontado que el líder brasileño no asistirá a la cumbre, ante la negativa del presidente estadunidense de recibirlo en un encuentro bilateral (de hecho, desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, los presidentes de Estados Unidos y de Brasil no han tenido ningún contacto bilateral directo, ya sea en persona o vía telefónica). De tal manera que si no participan los dirigentes de México y Brasil, será difícil considerar este encuentro como una verdadera “Cumbre de las Américas”.
Teniendo en cuenta la situación política actual en la región, y la creciente influencia de China en ella, cuesta trabajo entender por qué la administración Biden tardó tanto en dialogar con los gobiernos latinoamericanos para resolver este problema. Una explicación posible para este descuido diplomático está ligada a las múltiples crisis que el mundo vive actualmente, entre la invasión de Rusia a Ucrania, las tensiones con China en la zona del Indo-Pacífico, los conflictos en Medio Oriente y en África. Pero no es un argumento suficiente. Otra explicación podría venir del relativo desinterés de Washington hacia su ahora ex “patio trasero”, y la falta de personas expertas de la región con acceso directo al presidente, que estén en capacidad de alertarlo sobre los grandes desafíos hemiesféricos. Sin embargo, tampoco es el caso. Joe Biden tiene como asesor principal para América Latina a un americano-colombiano, Juan González, que era su brazo derecho para los temas de la región cuando era vicepresidente. De hecho, según varios analistas de la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina, hay que remontar a la época de Jimmy Carter para encontrar un asesor para América Latina dentro de la Casa Blanca con tanto acceso al presidente.
Entonces, si estas dos explicaciones no permiten explicar lo que está sucediendo, ¿qué motiva está impreparación estadunidense? Una vez más, la respuesta es política. Biden se encuentra en una situación de fragilidad en el Congreso, ante la probable derrota del Partido Demócrata en las elecciones intermedias de noviembre de 2022 (según las encuestas, la derrota será más aguda en la Cámara de Representantes que en el Senado). Biden tiene que mantener a su base política unida, y en este sentido, construir una política exterior ambiciosa hacia América Latina tendría un costo político en materia de política interior. Pero Biden tiene que tener en cuenta que esto también puede tener un costo político importante de política exterior, en dado caso que mantenga su falta de iniciativa hacia América Latina.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada