12 mayo,2018 6:01 pm

La renuncia de Meghan Markle para ser princesa

Texto: DPA/ Foto: Twitter
Nueva York, EU, 12 de mayo de 2018. Un público que te adora, un palacio y un apuesto príncipe: eso es lo que, según los cuentos, consigues cuando te conviertes en princesa. Sin embargo, la actriz estadounidense Meghan Markle se enfrenta a la realidad de lo que significa formar parte de la monarquía mientras se prepara para cambiar Hollywood por el Palacio de Kensington.
La prometida del príncipe Harry Meghan habló del comienzo de un “nuevo capítulo” al renunciar a su carrera como actriz en la serie de televisión Suits para asumir sus obligaciones reales.
Pertenecer a la realeza británica es un trabajo a tiempo completo. Los miembros de la familia real están considerados funcionarios públicos e invierten la mayor parte de su tiempo en actividades benéficas.
Meghan, de 36 años, tiene experiencia en este campo por su labor como embajadora de las Naciones Unidas (ONU) a favor de las mujeres y de World Vision, cargos a los que renunciará para asumir sus
responsabilidades oficiales.
Muchos observadores especulan con la idea de que la estadounidense, que se convertirá en duquesa de Sussex, podría ser bautizada informalmente como princesa por el pueblo y los medios de comunicación, al igual que ocurrió con la popular madre de Harry, Diana.
En marzo Meghan asistió a su primera ceremonia oficial con la abuela de su prometido, la reina Isabel II.
Después de su boda, Meghan se convertirá en patrona de la Royal Foundation, la organización benéfica que su prometido gestiona junto con su hermano, el príncipe Guillermo, y su esposa Catalina.
En un foro organizado por la fundación, Meghan dio señales de que podría continuar defendiendo las causas de las mujeres. “Siempre escucharán a gente diciendo que hay que ayudar a las mujeres a encontrar su voz”, dijo. “Estoy en total desacuerdo con esto porque las mujeres no necesitan encontrar su voz, ya tienen una voz. Necesitan sentirse empoderadas para utilizarla y la gente necesita estar motivada para escucharla”, añadió.
Sin embargo, el protocolo real establece que a partir de ahora Meghan tendrá que ser prudente con sus propias opiniones. Se espera de los miembros de la realeza que se abstengan de expresar en público sus
puntos de vista políticos. La reina incluso se ha ganado el sobrenombre de “Elizabeth the Silent” (Isabel la silenciosa) debido a su habilidad para mantener la boca cerrada constantemente.
En el futuro, Meghan no podrá apoyar públicamente a un candidato político como hizo con Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Y tendrá que callarse sobre los sentimientos que le produce Donald Trump, a quien llamó “misógino” y “divisivo” en una entrevista de televisión ese mismo año.
La futura pareja real supuestamente se enfrentó a un dilema político sobre la lista de invitados a su boda cuando los medios especularon sobre si Harry invitaría al ex presidente estadounidense Barack Obama. Ambos se hicieron buenos amigos después de conocerse en 2015 y colaborar en el campeonato deportivo de los Juegos Invictus. Sin embargo, haber invitado a los Obama y no invitar a Trump hubiera supuesto un enorme desaire diplomático.
Finalmente, ninguno de los dos presidentes recibió invitación y la primera ministra, Theresa May, también fue eliminada de la lista, según informaron medios británicos citando a fuentes del Palacio de
Kensington.
Meghan tampoco podrá mantener su presencia online debido a que ninguno de los principales miembros de la familia real tiene cuenta individual en las redes sociales. Las cuentas en Facebook, Twitter e Instagram del Palacio de Kensington, Clarence House y la familia real se gestionan como un único grupo.
La futura duquesa ya empezó a abandonar su presencia en redes sociales poco después de su compromiso. Sus cuentas de Twitter e Instagram fueron borradas de Internet. También cerró “The Tig”, un blog en el que mostraba su vida en el mundo del espectáculo con entrevistas a famosos, críticas y consejos sobre moda y belleza.
Es cierto que Meghan está haciendo sacrificios, pero las normas reales se han relajado de forma significativa en comparación con el pasado.
El hecho de que Meghan esté divorciada ha hecho recordar a muchos británicos lo ocurrido con Wallis Simpson, la estadounidense también divorciada con la que se casó el rey Eduardo VIII en los años 30 tras
renunciar al trono.
De hecho, en su primera entrevista tras el anuncio de su compromiso, Harry admitió que la pareja aún tenían que mantener “conversaciones sinceras” sobre lo que significa unirse a su familia.
“Por así decirlo, sabes a lo que te estás exponiendo. No es fácil para nadie”, dijo Harry en una entrevista con la edición británica de la revista Hello. “Pero… al final del día ella me elige a mí y yo la elijo a ella y por eso sabemos que siempre seremos un equipo, no importa lo que tengamos que afrontar, juntos o por separado.”
“Creo que una vez que tienes acceso o una voz te das cuenta de que la gente te va a escuchar, esto conlleva mucha responsabilidad y me lo tomo muy en serio”, añadió Meghan.