13 abril,2020 5:20 am

La República de las Letras

Humberto Musacchio

120 mil millones a Cultura

El coronavirus ha obligado a cerrar cines, teatros, museos, salas de ópera y de concierto y a cancelar presentaciones de libros, exposiciones y todo tipo de actividades culturales. Pero la titular del ramo anunció que se ha incluido la cultura en el rescate financiero programado por el gobierno, que entre otras medidas ha destinado 120 mil millones para sostenimiento del empleo y una línea de liquidez ilimitada a la que podrán acceder desde grandes teatros hasta pymes y profesionales afectados por la cuarentena cultural. “Reconocemos –dijo la funcionaria– que la cultura no es un lujo y ahora estamos comprobando cuánto nos hace falta si tenemos que prescindir de ella por un tiempo determinado”. Los artistas y las instituciones culturales pueden confiar en el gobierno, que tendrá en cuenta las situaciones de vida y las condiciones de producción de las industrias culturales, creativas y de medios”. Las declaraciones son de Monika Grütters, ministra de Cultura de Alemania, el gobierno al que hace referencia es el de Ángela Merkel y los 120 mil millones no son de pesos, sino de euros. ¿O usted que creía?

Murió Tomás Urtusástegui

Antes de incursionar en la dramaturgia, Tomás Urtusástegui estudió Medicina en la UNAM y se especializó en Pediatría. Asistió a los talleres de Hugo Argüelles y Vicente Leñero y a los treinta años publicó Cinco monólogos. En los años ochenta los premios le llegaron en cascada y le dieron un sitio entre los mejores dramaturgos mexicanos con obras como ¿Huele a gas? y Profanación, que lo hicieron merecedor al Premio Salvador Novo; Vida, estamos en paz y Coyote sol, venado luna, piezas que lo hicieron ganar dos veces el Premio Wilberto Cantón; así como Y retiemble en sus centros la Tierra y Libertad de expresión que le dieron con una y otra obra el Premio de Teatro Histórico del INBA. Escribió teatro infantil, siguió ganando premios y fue maestro de la Escuela de Escritores de la Sogem. Persona sencilla y fraternal, tal vez tuvo enemigos, pero siempre gozó de contar con muchos más amigos.

80 años de Homero Aridjis

El pasado día 6, Homero Aridjis cumplió ochenta años. Diplomático, autor de una muy extensa obra literaria y creativo animador cultural al que debemos el Festival de Poesía de Morelia, celebrado con gran éxito en la capital michoacana y abruptamente suspendido al año siguiente, cuando ya estaban aquí los invitados de otros países, lo que obligó a trasladarlo a la Ciudad de México, donde contó con el apoyo de la UNAM y de la comunidad intelectual. El autor de Mirándola dormir fue becario del Centro Mexicano de Escritores y dos veces de la Fundación Guggenheim; Premio Xavier Villaurrutia, Premio Internacional Novedades-Diana, John Hay Award de la Orion Society y premio de poesía La Llave de Oro, de Serbia; creador emérito del Sistema Nacional de Creadores, fundador del Grupo de los Cien y presidente del PEN Internacional. Le mandamos un abrazo al poeta, narrador, diplomático, animador cultural y padre amoroso.

La estatua de Miguel Alemán

Son importantes las obras, pero más las sobras. Eso se ha dicho de la fiebre constructora de Miguel Alemán Valdés, en la que ocupa un lugar especial la Ciudad Universitaria, donde aquel presidente se mandó erigir una estatua en la que aparecía de toga y con un libro bajo el brazo, como el gran maestro de la Nación. Por supuesto, ese monumento al autoelogio, obra de Ignacio Asúnsolo, fue repudiado por varias generaciones de universitarios, lo que incluyó los intentos de dinamitarlo, como ocurrió el 14 de agosto de 1960, cuando la mole pétrea quedó en pantalones (fue destruida de la entrepierna hacia abajo), lo que llevó a declarar a Miguel Alemán Velazco: “Creo que mi padre declinará el honroso ofrecimiento que le han hecho varios grupos universitarios de apoyar su candidatura para rector de nuestra máxima casa de estudios”, palabras que evidenciaron el interés que tenía el ex presidente de la República por ocupar la Rectoría.

La voladura fue en 1966

Otro intento de volar la estatua ocurrió al terminar la huelga de 1966, cuando se hizo una perforación en el cuello, otra bajo el brazo izquierdo y una más entre los pies. Todo estaba listo para introducir los respectivos cartuchos de dinamita, pero apareció un grupo de priistas de Derecho, quienes pistola en mano obligaron a suspender la operación. Sin embargo, pocas noches después se produjo un fuerte estallido como a las tres de la mañana y la efigie de Alemán (decían que se parecía más a Stalin) amaneció sin cabeza y con el cuerpo seriamente dañado, por lo que nadie externó ni un lamento. Meses después, acusados de haber volado la estatua, los integrantes del MIRE (Movimiento de Izquierda Revolucionaria Estudiantil) fueron detenidos y pasaron cinco años en prisión. El rector Javier Barros Sierra, prudentemente, hizo cubrir los restos de la escultura con láminas, las que en 1968 no fueron “pintarrajeadas” como dice un fotógrafo (El Universal, 6/IV/20), sino que sirvieron para que los más grandes artistas de México estamparan ahí su solidaridad con el movimiento estudiantil.