3 agosto,2020 5:38 am

Adiós a José Vicente Anaya

La República de las Letras

Humberto Musacchio

 

Adiós a José Vicente Anaya

Se nos fue José Vicente Anaya, poeta, traductor, editor, periodista cultural. Participante del movimiento estudiantil de 1968, muy joven se le veía en el Café La Habana con Roberto Bolaño, Bruno Montané, Mario Santiago y otros infrarrealistas, grupo para el que redactó uno de sus manifiestos. Después cobró notoriedad como traductor y conocedor como pocos de la Generación Beat. Fue también coeditor de la revista Alforja, colaborador de suplementos culturales, ensayista y autor de una respetable obra poética en la que destaca su libro Híkuri, premiado en 1979 en un concurso de la revista Plural y merecedor de varias ediciones. Otro de sus libros, Peregrino, lo prologó Heriberto Yépez, quien dice que esa obra es un “desdoblamiento de Híkuri. Entre las antologías que preparó –fueron varias– tiene un valor especial Gozo del sexo, que recoge creaciones con ese tema de 27 autores, entre otras una de su amada Concha Urquiza. Adiós, amigo, cumpliste como los buenos.

¿Primera biblioteca pública?

Con la presencia de Beatriz Gutiérrez Müller, Claudia Sheinbaum, la subsecretaria de Cultura Natalia Toledo (¿y la señora Frausto?), el ya ex secretario de Cultura de la Ciudad de México, José Alfonso Suárez del Real, y el coordinador de Memoria Histórica y Cultural, Eduardo Villegas, se celebró una ceremonia para conmemorar los 200 años de lo que dijeron era la primera asociación literaria del México independiente, la Sociedad Pública de Lectura, fundada por José Joaquín Fernández de Lizardi en julio de 1820. Lo cierto, sin embargo, es que el México independiente inició su vida en 1821 y hacia 1805, todavía en la Colonia, existió la Arcadia Mexicana, agrupación de poetas neoclásicos. En la misma ceremonia se afirmó que debemos al Pensador Mexicano la primera biblioteca pública de Nueva España y hasta de Latinoamérica, cuando, hasta donde sabemos, ese mérito le corresponde a la Biblioteca de la Real y Pontificia Universidad de México, que a partir del 7 de mayo de 1778 se abrió al público todos los días, incluso los feriados, de 7 a 11 de la mañana y de 3 a 5 de la tarde. De nada.

Cierra la librería Gandhi

La primera librería Gandhi, la de Miguel Ángel de Quevedo 128, cierra sus puertas. No fue la primera librería con café y espacio para actividades artísticas, pues en ambas cosas la Librería de Cristal se le adelantó treinta años. Tampoco inauguró la venta sin mostrador de por medio, pues la sección norte de las Pérgolas de la Alameda, donde estaban los libros baratos, permitía que la clientela tomara y hojeara los libros con total libertad. Tampoco había mostrador en la librería Zaplana del Caballito ni en la de San Juan de Letrán. Pero eso no le resta mérito alguno a Mauricio Achar, quien en 1971 tuvo la visión y la inteligencia necesarias para comprar grandes lotes de libros a buen precio y venderlos con descuento a la clientela cuando muchos de los profesores y buena parte de los alumnos universitarios ya residían en el sur. Achar nos dio libros y discos buenos y baratos, ofreció un centro de interesantes experiencias artísticas, un punto de confluencia intelectual y un refugio del exilio sudamericano que recuerda con amor esos días de café y esperanza. Estamos de duelo.

Reeditan Sala de retratos

Bonilla Artigas Editores acaba de publicar Sala de retratos, de Ermilo Abreu Gómez, “suerte de Guía Roji de la ciudad literaria”, dice en el prólogo Adolfo Castañón. La primera edición apareció en 1946 y en ella el autor vació las semblanzas de cientos de escritores, la mayoría de los cuales eran, como él, asiduos del legendario Café París. La pandemia impide por ahora salir corriendo para adquirir la nueva edición, en la que ojalá hayan conservado el prólogo, firmado en Cajeme en ¡1954! –por supuesto en broma– por Octavio G. Barreda, otro cafetómano irredento, y el Retrato de un retratista, del bienamado Juan Rejano. Para quienes no conozcan el libro, vale decir que es un delicioso platillo de la cocina de Ermilo, quien fuera infaltable colaborador de la revista Contemporáneos, editada por el grupo homónimo, del que acabó distanciado. El escritor yucateco fue uno de los presidentes de Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y, pese a ser miembro del Partido Comunista Mexicano, estuvo en Washington de 1947 a 1960 al frente de la División de Filosofía y Letras de la Unión Panamericana. Un personajazo.

2 carteles de López Castro 2

Amigos de Rafael López Castro hicieron un tiraje especial de dos carteles clásicos de ese gran diseñador: el de la película Frida, naturaleza viva, de Paul Leduc, y otro conmemorativo de los primeros ochenta años de La suave patria, de Ramón López Velarde. El par de posters, de 91 por 61 centímetros, impresos en serigrafía y con la firma del autor, se vende en mil pesos. Los interesados pueden comunicarse a [email protected]

Breviario…

María Guadalupe Lozada León se encargará del despacho de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México en tanto se nombra un titular. @@@ De Marco Antonio Mendoza Bustamante apareció el libro De la peste negra al coronavirus. Las pandemias que la literatura nos cuenta.