El ataque a un mesero fue un mensaje para todos los propietarios de negocios, vendedores ambulantes, y pescadores para pagar una “cuota” como se le dice a la extorsión, afirma un testigo
Acapulco, Guerrero, 17 de febrero de 2023. Son las 12 del día en playa La Angosta, el lugar se asemeja más a los días de la pandemia por Covid-19 cuando nadie podía salir ni convivir, no hay risas, no hay vendedores, solo soldados vigilando, pero que no garantizan nada.
El viernes 3 de febrero se vivió una jornada extrema de violencia en la zona tradicional del puerto, en esa playa, un mesero fue atacado a balazos, el hombre aún con vida fue llevado a un hospital donde falleció.
Esa tarde se tornó muy violenta en la zona tradicional, antes hubo un ataque contra un hombre en playa papagayo que resultó herido, ahí otra mujer también recibió un impacto de bala en una pierna. Un hombre fue asesinado en el mirador de Playa Suave, casi frente a las oficinas de la Secretaría de Salud Federal.
El testimonio de una persona de quien se reservan todos los datos por seguridad, narró que después de ese fatídico viernes nada fue igual en playa La Angosta, y que el ataque al mesero fue un mensaje que todos entendieron y por miedo se fueron.
La playa es poco conocida, pero está a la vista de todos, está ubicada a unos metros de la Costera, y al pie de la avenida Adolfo López Mateo que lleva a Sinfonía del Mar y le da la vuelta en “U” a la playa, que se puede apreciar al fondo.
El silencio del lugar solo es interrumpido por el pasar de los automóviles y las motocicletas. Los negocios a lo largo de la avenida están con las cortinas abajo. Algunos anaqueles y estantes de las personas que vendían en la calle tienen polvo y hojas secas.
A la vista de todos, parece un lugar muy seguro. Una patrulla de militares está fijo en el lugar, los soldados caminan por la zona con armas largas, también pasan patrullas de la misma corporación realizando recorridos, y esporádicamente la Policía Turística.
En el piso del anfiteatro de la playa, hay hojas secas que tienen más de dos semanas de no ser barridas. Los botes de la basura de la entrada están vacíos, y no es por la recolección de basura, sino porque no hay quien genere basura.
El baño que opera el DIF, está cerrado. En el espacio de la playa solo se observan los tendederos de lonas que cubren del sol, el lugar donde alguna vez hubo mesas y sillas para los turistas.
Del lado izquierdo se aprecian unas embarcaciones pesqueras, arrumbadas que denotan días de no ser tocadas por los pescadores. En ese espacio hay un pequeño andador que lleva hacia unos acantilados, donde se observó a dos visitantes caminar.
Para la una de la tarde un grupo de turistas llegó y se zambulló en el agua azul turquesa, la playa era para ellos solos, nadie más estaba en el lugar, y los soldados los veían de lejos.
La persona que ofreció su testimonio, comentó que el asesinato del mesero fue un mensaje para todos los propietarios de negocios, vendedores ambulantes, y pescadores para pagar una “cuota” como se le dice a la extorsión.
El miedo que sembró el ataque contra el joven mesero, generó que todos los negocios ubicados en la avenida López Mateos bajaran las cortinas, pequeñas fondas, hamburgueserías, tiendas de abarrotes y bebidas, así como el comercio informal y el ambulantaje.
La persona dijo que hace más de 30 años desde que llegó a esa zona no había visto algo parecido a excepción de la pandemia, y agregó que la presencia de los militares en la zona o de cualquier otra parte del puerto, “no es garantía para nadie, en frente de ellos los matan”.
Texto: Jacob Morales Antonio / Foto: Carlos Carbajal