11 octubre,2024 9:09 am

La viuda de Arcos había pedido antes de la marcha “practicar perdón y la compasión”

 

Chilpancingo, Guerrero, 11 de octubre de 2024. Antes de la marcha, Sandra Solís Peralta, viuda del alcalde Alejandro Arcos Catalán, pidió a los ciudadanos de Chilpancingo “practicar el perdón y la compasión” y convertirse en “embajadores de la paz” para preservar el legado del perredista asesinado el domingo pasado.

Mediante su cuenta oficial de Facebook, la también presidenta honorífica del DIF Municipal emitió un comunicado a las 2:44 de la tarde, antes de la marcha, en el que “con el corazón roto” hizo un llamado “profundo y sincero, a la paz y al respeto entre todos”.

“Atravesamos el momento más difícil de nuestra vida. El dolor está presente. En memoria de mi amado esposo, quien siempre abogó por el amor y la paz, quiero compartir con ustedes su deseo más profundo: ser recordado como un promotor incansable de la paz y la armonía entre las personas”, expresó.

Dijo que Alejandro Arcos “creyó que el único con el poder de juzgar es Dios y que nosotros, como seres humanos, debemos de practicar el perdón y la compasión. Él siempre me decía que el rencor sólo envenena el alma y que sólo el amor puede sanar las heridas más profundas”.

Por ello, pidió “como una manera de honrar su memoria, como sociedad, como amigos, como familia, que nos convirtamos en embajadores de la paz, que no permitamos que el odio, el rencor y la desilusión se apodere de nuestros corazones”.

“Hoy más que nunca, los invito a que su legado prevalezca y seamos una sociedad que elige la paz en lugar del conflicto, porque sólo con paz y amor en nuestros corazones podremos sanar y continuar con lo que él siempre soñó para Chilpancingo”.

Es la segunda ocasión que Sandra Solís llama a la ciudadanía a preservar el legado del alcalde mediante la paz, la primera fue el lunes pasado durante el sepelio que se realizó en el Parque Cementerio La Paz, luego de la despedida masiva de Alejandro Arcos en el Zócalo de la capital.

 

Texto: Alina Navarrete Fernández