9 diciembre,2023 9:19 am

La vulnerabilidad climática de Acapulco se sumó a la de pobreza, desigualdad y corrupción

Con Otis se confirmó el riesgo, cada vez más presente en México y en el continente, de los desastres naturales interactuando con una profunda desigualdad y falta de opciones para los jóvenes, aseguran expertas en la UNAM

Chilpancingo, Guerrero, 9 de diciembre de 2023. En la sesión 21 de la serie Los grandes problemas socioambientales, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (Cous), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expertos en distintos temas plantearon que a la vulnerabilidad climática se suman factores como la urbanización descontrolada, la pobreza y la desigualdad y la corrupción.

Los participantes de esta sesión multidisciplinaria disertaron el jueves 30 de noviembre sobre dos contextos que tienen atentos a los expertos en el mundo de diferentes ramas del conocimiento: el violentísimo huracán Otis, que tocó tierra en Acapulco en los primeros minutos del 25 de octubre, y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28), que se celebró en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre.

La primera expositora fue la doctora en Antropología, Leticia Merino Pérez, quien encabeza la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, quien expuso que hablar de vulnerabilidad en México y en América Latina por el cambio climático “es tristemente pertinente hoy de cara a la tragedia de Acapulco, arrasado por el huracán Otis”.

Advirtió que “Acapulco no sólo es un ejemplo claro de la vulnerabilidad climática, cada vez más presente en México y en el continente, sino también de cómo esta vulnerabilidad, este riesgo, interactúa con la vulnerabilidad económica, con una profunda desigualdad y falta de opciones para los jóvenes, que han conducido algo muy grave, que es el deterioro de la cuestión y la confianza, y que derivan en condiciones de violencia e inseguridad. La desigualdad profunda que vivimos en México y en el puerto de Acapulco es una violencia en sí”.

Advirtió que este tipo de eventos son y seguirán siendo cada ves más frecuentes, “los huracanes, las sequías, los incendios, la exposición a vectores de los patógenos de cultivos, de los bosques y de los propios seres humanos, resultado de los cambios en la temperatura”.

“Pero también la vulnerabilidad climática se suma a factores como la urbanización descontrolada, la pobreza, la desigualdad, limita la confianza y la cohesión; a la falta de acceso a información pertinente, a la corrupción que erosiona las capacidades de las instituciones. Estas condiciones generan y exhacerban la vulnerabilidad social y la vulnerabilidad climática”.

“La agricultura es la actividad que se verá afectada en mayor medida por el cambio climático… los cultivos que requieren más agua, como el café y el arroz, son los que se verán afectados en mayor medida”, advirtió.

Mencionó que paradójicamente, en su contexto de hambre e inseguridad alimentaria, América Latina destina gran parte de sus recursos naturales a producir productos agrícolas para la exportación, pues es la única región del mundo que produce más alimentos de los que consume, como la soja, el aguacate y el cacahuate que han provocado gran deforestación en la región y en México.

Dijo que el 1 por ciento de los habitantes más ricos del mundo emite más dióxido de carbono que el 50 por ciento de los habitantes del planeta, y el 10 por ciento de mayores ingresos es responsable de casi la mitad de las emisiones. La mayoría de estos grupos están en los Estados Unidos

 

Advierten del incremento en el nivel del mar

 

Del Instituto Nacional de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, Erica Danaé López Espinoza, expuso que se evalúa el cambio en el nivel medio del mar en las áreas costeras de México.

Explicó que el calentamiento global se mide a partir del aumento de la temperatura del aire y del mar, “es indudable que es por la actividad humana”.

Expuso que los años 2015 y 2022 representaron un mayor aumento de temperatura media global y que el aumento de la temperatura en todo el planeta incrementa el nivel del mar, debido a que se derriten los glaciares, lo que está comprobado, al menos desde 1971.

Los científicos de su rama tienen proyecciones del incremento del nivel del mar hasta de un metro en menos de 80 años, es decir, lo podría vivir la generación que está naciendo y lo vivirán sus hijos y nietos.

Expuso, además, los daños que este incremento representa, sobre todo, a las poblaciones costeras, como daños en isfraestructura, erosión y afectaciones de la entrada de agua salada a ecosistemas de agua dulce, “sin duda pérdidas económicas, turísticas y a nivel social”, y hay 17 estados del país que tienen entrada al mar.

Acapulco: pobreza y mala planeación

La bióloga María Amparo Martínez Arroyo, investigadora y divulgadora científica, presentó la ponencia Qué tomar en cuenta para reconstruir, poniendo en primer lugar el bienestar de la gente y la reducción de la vulnerabilidad.

Explicó que los desastres no son naturales, “vengo de las ciencias naturales, lo estudiamos desde el punto de vista físico, biofísico, químico”, citó a la también investigadora Virginia García Acosta: “Los desastres son procesos resultantes de condiciones críticas pre-existentes, en las cuales la vulnerabilidad acumulada y la construcción social del riesgo ocupan un lugar determinante en su asociación con una determinada amenaza natural”.

Advirtió que los riesgos se construyen, “unos con amenazas naturales. Tenemos que saber en dónde vivimos, qué tipos de amenazas naturales tenemos. Pero la otra tiene que ver con la exposición que tenemos a esa amenaza, y aquí (en Guerrero, con el impacto del huracán Otis) ocurrió todo al mismo tiempo, son muy claras las amenazas de huracanes por la zona”.

Expuso que Acapulco además de sufrir una condición de pobreza, tiene una mala planeación de la zona turística, “se ha construido cuando ya sabíamos que no teníamos que construir encima de las dunas. Ya sabíamos que no se tenían que hacer encima de las playas las construcciones”.

Dijo que hay damnificados VIP y “los damnificados de toda la vida”.

Dijo que hay una oportunidad de hacer mejor las cosas en términos socioeconómicos y naturales, “está la adaptación y la mitigación, y la adaptación es todo ese proceso de ajuste, de los sistemas humanos con los sistemas naturales, para construir una prevención”.

“Creo que este desastre puede ser el momento de repensar todo el estado, no sirve que arreglemos pedacitos, porque la vulnerabilidad se construye completamente”, agregó.

“La propuesta es ver la reconstrucción de Acapulco como algo ejemplar, que nos permita incidir en todo el estado. La mayor parte está viviendo ahí porque es donde hay empleo, pero se van a sus comunidades porque están a gusto. Mucha gente, si se le ofreciera la oportunidad con garantías de comprar los productos, si hubiera un gran acuerdo social para reconstruir Acapulco, entre todos los sectores podría haber un gran ordenamiento territorial, pero también un ordenamiento económico y productivo. Ayudaría a reconstruir otras partes del estado que no padecieron el huracán, pero pareciera que vivieran después de un huracán toda la vida”.

Expuso que el estado de Guerrero, a pesar “de ser tan rico, de tener tantas cosas, ha sido muy golpeado política y económicamente. Acapulco es una de las ciudades más violentas, está prácticamente el Estado a merced del crimen organizado”.

Otis vino a impactar en una ciudad de por sí vulnerable

El periodista director de El Sur, Juan Angulo Osorio, coincidió en que lo que pasó en Acapulco con Otis no fue un desastre natural, sino producto del cambio climático, “que es una construcción social” producida por un “capitalismo depredador”.

Relató que se tomaron las medidas pertinentes para que el periódico quedara impreso lo más temprano posible, pues se esperaba que el huracán tocara tierra entre las 4 y 5 de la madrugada, pero alrededor de las 12 de la noche los trabajadores del taller reportaron, “se está cayendo el techo del taller. Estamos refugiados debajo de la rotativa, es un viento que nunca habíamos experimentado, tenemos mucho miedo”.

Aseguró que en Acapulco se ha construido en humedales, en la zona de playa, en cauces de ríos, todos ejemplos de riesgo construido, “Otis vino a impactar en una ciudad de por sí vulnerable. Otra de las vulnerabilidades es que Acapulco tiene el primer lugar en pobreza urbana en el país”.

Mencionó que se decía que el puerto era invulnerable a los huracanes: “Paulina fue más lluvia que viento, Ingrid y Manuel, igual, pero no hubo vientos muy fuertes en ninguno de los dos eventos. El cambio climático volvió vulnerable a Acapulco a los huracanes, como lo demostró Otis”.

Tras la tormenta se perdió la comunicación, agregó, “nunca en la historia del país hubo una ciudad de casi un millón de habitantes incomunicada tanto tiempo, hubo una incomunicación total”.

“Pasaron dos semanas para que tuviéramos contacto con todos los compañeros que trabajan en Acapulco, por teléfono, y habíamos visto sólo a la mitad. El resto no podía ni siquiera salir de su casa, no tenían luz, teléfono, agua y no podían físicamente salir de su casa. Los que podían salir no podían andar las calles porque estaban tirados los árboles, postes de luz y espectaculares, fueron tres días de incomunicación completa”.

Informó que 36 días después, el centro de Acapulco, en donde se imprime El Sur, sigue siendo una zona de desastre, “tardamos cuatro días en poder abrir las instalaciones del taller, durante dos semanas no pudimos imprimir”.

La zona de desastre, contó, genera además problemas de salud como enfermedades gastrointestinales y dengue, además, la recolección de basura es “llevarla a donde sea y como sea”, sin separar desechos orgánicos de inorgánicos ni reciclar.

Consideró que la salida estará desde la sociedad, más que del gobierno, “hay una oportunidad, porque el huracán afectó a todos los sectores de la sociedad. No sólo afectó a los pobres como ha sido antes. Los grandes hoteles siguen cerrados, los restaurantes de alta gama siguen cerrados a más de un mes del paso del huracán”.

Dijo que esto puede crear un consenso social importante, que involucre a todos los sectores de la sociedad en un nuevo Acapulco, “no se trata de volver al Acapulco de antes”.

Planteó convertir a Acapulco en un problema de la comunidad internacional, porque “es un aviso de lo que puede pasar en cualquier ciudad del mundo, y con esa perspectiva, pensar en acumular recursos financieros, científicos y con la participación de la sociedad para elaborar un proyecto de un nuevo Acapulco, que prevenga situaciones como las que causó el huracán Otis”.

Concluyó que es muy alta la reponsabilidad de los empresarios que tienen grandes ganancias en Acapulco, “las principales compañías mineras de Canadá están en Guerrero. Tienen muchísima responsabilidad en propiciar el desarrollo equitativo del estado. Un dato anecdótico: en los restaurantes de alta gama no vendían mezcal de Guerrero”.

El director de El Sur, Juan Angulo Osorio consideró que es muy alta la reponsabilidad de los empresarios que tienen grandes ganancias en Acapulco, “las principales compañías mineras de Canadá están en Guerrero, tienen muchísima responsabilidad en propiciar el desarrollo equitativo del estado”.

Texto: Rosendo Betancourt Radilla