5 febrero,2024 7:59 am

Lamenta investigador ganador del Premio Nacional de Ciencias 2023 poco apoyo a la biotecnología

 

El equipo científico de Rafael Vázquez Duhalt logró una patente para el tratamiento del cáncer de mama donde se utiliza la activación de los profármacos enzimáticamente

 

Ciudad de México, 5 de febrero de 2024. Llevar los medicamentos en cápsulas de tamaño nanométrico a los tejidos afectados, sin dañar células sanas, eleva su eficacia y reduce las dosis del tratamiento y, por ende, los efectos secundarios.

Hay muchos grupos de investigación en nanomedicina que trabajan con éxito alrededor del mundo, pero el equipo del científico mexicano Rafael Vázquez Duhalt (Ciudad de México, 1956) desde hace 15 años se enfoca en la aplicación de la enzimología o estudio de las enzimas para lograr procedimientos médicos más eficientes.

“En terapia de reemplazo enzimático tenemos un liderazgo mundial, somos los pioneros en la aplicación de esta tecnología para el tratamiento de reemplazo enzimático”, responde vía telefónica desde el Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la UNAM, con sede en Ensenada, Baja California.

Las enzimas son un tipo de proteínas que producen reacciones químicas específicas en el organismo como la coagulación de la sangre, o ayudan a descomponer los alimentos que comemos.

Muchas enfermedades se originan por deficiencias o mutaciones genéticas que provocan una deficiencia de la actividad enzimática. Y el costo de los tratamientos puede ser muy alto porque implica administrar enzimas exógenas.

Al encapsular estas enzimas “en nanopartículas las protegemos de la degradación, éstas se mantienen activas en el cuerpo mucho más tiempo y las podemos dirigir a donde se necesitan, y eso hace que se reduzca el costo”, explica el investigador, galardonado con el Premio Nacional de Ciencias 2023.

El científico mexicano predica con el ejemplo y alienta a los jóvenes investigadores a innovar.

“Yo siempre he dicho que en investigación no hay que seguir a los líderes, sino que hay que rebasar a los líderes, hay que hacer cosas que ellos no hacen”, recalca.

Su equipo científico logró una patente para el tratamiento del cáncer de mama donde se utiliza la activación de los profármacos enzimáticamente.

“Encapsulamos una enzima que se llama citocromo P450, que lo que hace es activar estos medicamentos de quimioterapia. Esto también hace que las dosis sean menores y se reducen los efectos secundarios drásticos”, abunda.

Revela que ya han sostenido pláticas con varias empresas y algunos inversionistas interesados.

A la par, el grupo trabaja con una empresa farmacéutica para la aplicación de esta tecnología en otro tipo de dolencias, una información que deben mantener confidencial por el momento.

Casi 20 años antes de incursionar en la biomedicina, el equipo trabajó en cuestiones ambientales como una manera de reaccionar ante los altos niveles de contaminación. Cuenta con numerosas publicaciones y desarrollos alrededor de la degradación de compuestos contaminantes como plaguicidas y disruptores endocrinos.

La idea era transformarlos para que ya no tuvieran un impacto ambiental ni fueran un riesgo para la salud.

De hecho, agrega, algunas empresas que trabajaban para Pemex para limpiar sitios contaminados con petróleo se acercaron al Instituto de Biotecnología de la UNAM.

“Pudimos venderles la tecnología para que las empresas pudieran hacer procesos de remediación utilizando bacterias que metabolizan estos hidrocarburos y los mineralizan. Era una manera de descontaminar”, agrega.

Vázquez Duhalt también estuvo detrás del desarrollo de una enzima de origen fúngico para eliminar el azufre del diesel y la gasolina, que derivó en el registro de una patente internacional entre la UNAM, el Instituto Mexicano del Petróleo y Pemex.

Una tecnología que despertó el interés de la empresa British Petroleum, compañía que, con sede en Londres, financió durante cuatro años las investigaciones para desarrollar un biocatalizador. Sin embargo, a pesar de muchos esfuerzos, no fue posible resolver la estabilidad de la enzima para manejar los cientos de miles de barriles de petróleo producidos cada año.

“En cuanto tengamos alguna otra idea para poder estabilizar esta enzima, este procedimiento podría ser aplicable”, asegura Vázquez Duhalt, cuya perseverancia ya ha rendido frutos en el pasado.

Una carrera científica que ha tenido como principal obstáculo la falta de recursos, ya que la ciencia es cada vez más cara por la necesidad de equipos muy sofisticados.

“Tenemos los recursos humanos, la creatividad necesaria para hacer investigación de altísimo nivel. Lo que nos limita en términos de rapidez de la investigación pues son los recursos para el financiamiento de la infraestructura científica”, refiere.

Si algo le gustaría ver en vida es una mayor innovación en el país y tecnología hecha en México por todas partes.

En el campo de la biomedicina: quimioterapias sin efectos secundarios, o mínimos, y tratamientos eficientes no sólo para el cáncer sino para todas las enfermedades.

“Existen las herramientas moleculares para diseñar mejores medicamentos y terapias”, asegura.

Pero, si se trata de priorizar, Vázquez Duhalt no duda: “Me encantaría que la tecnología y la ciencia mexicana tuvieran un impacto mucho mayor a nivel mundial”.

 

“El dogmatismo mata a la ciencia”

Vázquez Duhalt apunta al dogmatismo como el principal problema de la ciencia en este sexenio y, categórico, asegura: “El dogmatismo mata a la ciencia.

“Las autoridades del mundo científico del presente gobierno han sido dogmáticas en el sentido que han satanizado a la biotecnología”, rebate.

Cuando la biotecnología no solamente sirve para limpiar los sitios contaminados, sino también para salvar vidas. Y lo ejemplifica con el desarrollo de las vacunas para hacer frente a la pandemia por el Covid-19: “Todas las vacunas que el gobierno adquirió en el extranjero son producto de la biotecnología”.

“No se puede tener una política científica dogmática, pues eso simplemente elimina el progreso científico”, sentencia.

Enfatiza que los países que han progresado de manera significativa en los últimos tiempos son los que han hecho una inversión importante en ciencia y tecnología. México está lejos de las cifras de países como Corea del Sur, Israel y Estados Unidos, que invierten más del 3 por ciento del PIB.

“Nosotros invertimos apenas el 0.4 por ciento; países similares a nosotros, como Brasil, invierte tres veces más en ciencia y tecnología. Es un retraso, pues ya de décadas estamos en esos términos”, lamenta.

 

Texto y gráfico: Agencia Reforma