18 noviembre,2020 5:20 am

Las nubes se oscurecen para Bolsonaro

Gaspard Estrada

 

El pasado domingo los brasileños fueron a las urnas para elegir a sus autoridades locales en los poco más de 5 mil 500 municipios del país. Se trató de una fecha importante, teniendo en cuenta que era la primera cita electoral después de la elección de Jair Bolsonaro a la presidencia de la República, en 2018. Desde entonces, la izquierda, dividida por sus derrotas electorales y desorientada por la inhabilitación política de Lula, libre pero sin gozar de sus derechos políticos, ha tenido mucha dificultad en articular un discurso que le permita salir del ostracismo político.

La contundencia de la victoria del ex capitán del ejército en las elecciones presidenciales de 2018 (más del 55 por ciento de los votos en la segunda vuelta), no dejó duda de que la extrema derecha había logrado una clara mayoría política, contrariamente al caso de Donald Trump en Estados Unidos, donde la victoria del magnate inmobiliario se logró gracias a su victoria en el colegio electoral (la elección en Estados Unidos es indirecta). De tal suerte que esta elección municipal, a pesar de su carácter eminentemente local, iba a tener una lectura política nacional, a poco menos de la mitad del mandato del presidente Jair Bolsonaro. Y desde este punto de vista, lo que había constituido hasta ahora un activo político para el presidente, parece volverse en su contra.

En primer lugar, estas elecciones dejaron claro que el torbellino político creado por los magistrados a cargo de la operación Lava Jato dejó de impulsar a la extrema derecha en Brasil. Se trata de un parámetro fundamental, porque sin el apoyo de esta operación y las acciones políticas del ex juez Sergio Moro y de los magistrados a cargo de la operación Lava Jato, muy probablemente nunca Bolsonaro hubiera logrado construir un movimiento político capaz de llegar al inicio de la elección presidencial de 2018 con casi el 20 por ciento de los votos, a pesar de no contar con un partido político con una presencia nacional para disputar la presidencia. Hoy en día, el activo de no tener un partido político se volvió un pasivo durante estas elecciones municipales: muy pocos candidatos decidieron hacer uso de la imagen de Bolsonaro para promover sus candidaturas. Los que lo hicieron, por lo general, tuvieron malos resultados electorales. Esto es una mala señal para el futuro. En 2022, cuando se llevará a cabo la próxima elección presidencial, Bolsonaro tendrá que presentar resultados de su gestión. Y un partido para encarnar su plataforma de gobierno, que no existe al día de hoy.

En segundo lugar, la situación económica y social ha comenzado a degradarse en las últimas semanas. El auxilio de emergencia, un apoyo económico votado por el congreso que permite a casi 70 millones de brasileños, recibir 150 dólares de ingreso al mes desde finales de abril, vio sus recursos dividirse por dos hace dos meses. De hoy a finales de diciembre, estos setenta millones de brasileños conservarán un ingreso de 75 dólares. Pero después, es muy probable que este subsidio desaparezca. La deuda pública brasileña aumentó considerablemente en los últimos meses para poder financiar este programa social, lo que hace muy improbable su mantenimiento. El problema es que sin estos apoyos, millones de brasileños, que perdieron su empleo y sus fuentes de ingreso durante la pandemia, no tendrán cómo sobrevivir. De hecho, las últimas encuestas de opinión publicadas en la prensa dan muestra de una caída de la aprobación gubernamental, en particular en la población que ha sido beneficiada por los programas sociales gubernamentales. Ante el vacío de políticas públicas del gobierno de Bolsonaro, es probable que los primeros meses de 2021 sean tensos en el plano social, sin olvidar que la crisis sanitaria aún no ha terminado y que el número de muertos por causa del Covid-19 continúa en aumento.

Sin respuestas en el plano político, económico, sanitario y social a las crisis venideras, y sobre todo ante la falta de oficio político de Bolsonaro, en Brasil el carnaval puede ser tormentoso.

* Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada