3 marzo,2018 6:59 am

Libre Comercio y Cooperación Ambiental

Octavio Klimek Alcaraz
 
Este pasado viernes 2 de marzo, tuve la oportunidad de participar en un Foro en el Senado, que se denominó “¿Modernización o retroceso? Amenazas al medio ambiente e internet en la renegociación del TLCAN”. A continuación, presento algunos planteamientos expuestos en el Foro.
 
Como es conocido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es un acuerdo regional entre el Gobierno del Canadá, el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el Gobierno de los Estados Unidos de América para crear una zona de libre comercio. El TLCAN entró en vigor el 1 de enero de 1994. Es decir se acaban de cumplir 24 años de su entrada en vigor. En especial, debido a la presión del presidente Trump de los Estados Unidos de América se está revisando. Él ha jurado y perjurado que su país ha sido el gran perdedor en la implementación de dicho Tratado en esos 24 años. Lo que es de risa loca cuando vemos la pobreza de la mayoría de los mexicanos y el enorme costo ambiental a través del extractivismo de hidrocarburos y minerales, o el abandono del campo para migrar a los Estados Unidos de América, etc. En fin lo que se ve no se debería juzgar. Así, que bajo esa premisa de promover el máximo beneficio económico para las empresas estadounidenses, se han realizado estas negociaciones prácticamente en lo oscurito. Lo que nos hace suponer, que lo que resulte no será bueno para México. En especial, ante las formas groseras del día a día publicadas sobre el devenir del contexto de la negociación por parte de los estadounidenses. Por ello, se insiste en círculos de la sociedad civil en la conveniencia de salir del citado TLCAN y aplicar acuerdos internacionales globales funcionales como es el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que abarca el comercio internacional de mercancías.
 
El TLCAN, contiene algunas disposiciones ambientales en su preámbulo, así como en los capítulos 7, 9 y 11. En el artículo 104, establece que en caso de contradicción entre el Tratado y las obligaciones específicas en materia comercial establece cuales son los cuatro acuerdos ambientales internacionales que prevalecerán sobre el TLCAN.
 
El balance del TLCAN en términos ambientales para México seguramente es negativo. Todos los datos de contaminación de agua, del aire o del suelo, hasta la pérdida de bosques y selvas, y de la biodiversidad del país, así lo indican. Esto no es motivo de sorpresa, en las negociaciones del TLCAN se olvidaron de los aspectos ambientales, ante los intereses preponderantes del comercio. Pero, ante la idea imperante de que, los bajos niveles de exigencia regulatoria de la gestión ambiental en México, podrían generar un paraíso para el asentamiento de industrias contaminantes en el país -trasladando industrias contaminantes y con ello empleos de Estados Unidos de América y Canadá a México-, obligó a los negociadores de esa época a generar en paralelo al TLCAN el denominado Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN). Así, tanto el Tratado, como el Acuerdo, entraron en vigor al mismo tiempo hace 24 años.
 
El ACAAN trata de fortalecer la obligación de cada país de proteger su medio ambiente, a fin de facilitar la cooperación efectiva en la conservación, protección y fortalecimiento del medio ambiente de América del Norte.
 
El ACAAN tiene en su artículo 1 de manera primordial, entre otros, los siguientes objetivos:
 

  1. a) Alentar la protección y el mejoramiento del medio ambiente en el territorio de los tres países de la región, para el bienestar de las generaciones presentes y futuras;

 

  1. b) Promover el desarrollo sustentable a partir de la cooperación y el apoyo mutuo en políticas ambientales y económicas;

 

  1. c) Mejorar la observancia y la aplicación de las leyes y reglamentos ambientales;

 
Se resaltaría, que uno de los objetivos enunciados del ACAAN es el de:
 

  1. d) Apoyar las metas y los objetivos ambientales del TLCAN.

 
Lo interesantes es que el TLCAN no considera expresamente objetivos ambientales, solo realiza algunas alusiones al tema ambiental. Sería interesante impulsar por México una enmienda para que los tuviera.
 
El ACAAN creó la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte (CCA), que es un espacio institucional del ACAAN. La CCA tiene de manera primordial los siguientes objetivos:
 

  • Abordar temas de interés ambiental regional

 

  • Ayudar a prevenir posibles conflictos en materia de comercio y medio ambiente

 

  • Promover el cumplimiento efectivo de la normatividad ambiental en los tres países de la región.

 
La CCA está integrada por un Consejo, un Secretariado y un Comité Consultivo Público Conjunto. La misión de la CCA es contribuir a la conservación, protección y mejoramiento del medio ambiente de América del Norte a través de la cooperación y la participación ciudadana. La CCA es gobernado por un Consejo integrado por los funcionarios federales de medio ambiente de más alto rango de los tres países signatarios del TLCAN, vigila la ejecución del ACAAN y supervisa al Secretariado. El Secretariado de la CCA tiene su sede en Montreal y cuenta con el apoyo de una oficina de enlace en la Ciudad de México; es dirigido por un director ejecutivo, quien supervisa programas para impulsar la cooperación en diferentes asuntos ambientales de América del Norte, el Secretariado cuenta con una unidad que procesa peticiones ciudadanas en materia de aplicación efectiva de la legislación ambiental, y se ocupa además de la elaboración de informes independientes en torno a asuntos ambientales de la región.
 
Destaca el Comité Consultivo Público Conjunto (CCPC), que representa a la sociedad, compuesto por 15 ciudadanos, 5 por cada país, que se desempeña como asesor independiente del Consejo sobre cualquier asunto en el ámbito del ACAAN.
 
En lo particular, este Comité Consultivo es quizás la aportación más significativa en la estructura de la CCA. Ya que trata de vincular la participación de la ciudadanía en la problemática ambiental de América del Norte.
 
El ACAAN dispone, en sus artículos 14 y 15, los medios por los cuales cualquier persona que viva en alguno de los tres países de América del Norte puede iniciar un proceso para que la CCA aclare hechos relativos a la aplicación del derecho ambiental de cualquiera de los tres países. Existen diversos casos presentados por ciudadanos y organizaciones de México, que han hecho uso de su derecho de petición. En general, son denuncias en contra de las autoridades ambientales por omisiones o interpretaciones diferenciadas de la normatividad ambiental en el país. Sin embargo, es un mecanismo lento y complejo, lo que no ha permitido en mi opinión hacerlo más útil para el debido cumplimiento de la legislación ambiental.
 
También, existen cosas positivas con el ACAAN, se tienen ahora informes ambientales periódicos de los países del TLCAN. El Secretariado ha realizado una importante labor de generar diversos informes y estudios ambientales sobre el territorio de América del Norte.
 
Sin embargo, el ACAAN sigue siendo un acuerdo menor frente al TLCAN. El ambiente pierde ante las disputas comerciales. Aunque en el capítulo XI de inversiones del TLCAN se menciona en su artículo 1114, que ningún país puede reducir estándares ambientales con la finalidad de atraer  inversiones.
 
No obstante, también una empresa amparada en el citado capítulo XI de Inversión del TLCAN puede generar una disputa con consecuencias negativas para el país. El caso de la empresa estadounidense Metalclad es un buen ejemplo de ello, ya que dicha empresa argumentó en el año 2000, que el gobierno de San Luis Potosí y el Ayuntamiento del municipio de Guadalcázar en dicho estado, habían impedido indebidamente la operación de su confinamiento de desechos peligrosos. Demandó una indemnización por más de 130 millones de dólares. El tribunal arbitral impuso una indemnización por 16 millones 685 mil dólares a favor de la empresa. México impugnó el laudo ante la Suprema Corte de Justicia de Colombia Británica, Canadá. La Corte canadiense concluyó que el Tribunal había actuado en exceso de sus facultades y desecho parte del laudo. Sin embargo, mantuvo la determinación de que el decreto ecológico emitido por el gobernador del estado que declaró reserva ecológica la zona donde se ubica el confinamiento, constituía una expropiación indirecta de la inversión de Metalclad.
 
Este fue un mal precedente para el ambiente ante el libre comercio, los intereses de una empresa extranjera imperan sobre las consideraciones ambientales de un gobierno local. Es decir, realmente se debe ser cuidadoso en el juego de atraer inversión extranjera que tenga posibles impactos ambientales adversos, y que se ampara en el TLCAN.
 
Entiendo, que ahora en la renegociación  del TLCAN se tiene considerado que lo ambiental, se incluya en un capítulo del Tratado. Lo que llevaría a la desaparición del actual Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte, si esto fuera así necesariamente tendría que ser sus propósitos de dicho capítulo más vinculante, muy transparente y sin discrecionalidad alguna. Además, de que se debe de mantener y fortalecer la Comisión de Cooperación Ambiental para que tenga más dientes y sea un organismo, que propicie a través de directivas marcos para los tres países (tipo Unión Europea) la homologación de los mejores estándares de cumplimiento ambiental por ejemplo en materia ambiental, así como orientar la integración de una sola política ambiental común.
 
No omito indicar a continuación algunos temas (incompleta seguramente), que son de preocupación por sus riesgos ambientales evidentes, que deberían discutirse de manera soberana por México en el marco del TLCAN:
 
En el tema de la mejora de estándares de cumplimiento ambiental, se puede señalar:
 

  • Convenir sobre la evaluación del impacto ambiental en un contexto transfronterizo (México debería ser parte del Convenio de Spoo, Finlandia, de 1991, como lo son los Estados Unidos de América y Canadá). Esto tiene, que ver con la evaluación por ejemplo, de obras en la frontera, como son los impactos ambientales adversos del Muro propuesto por el presidente Trump.

 

  • Detener la minería a gran escala y a cielo abierto en México, ante sus evidentes graves riesgos e impactos ambientales adversos.

 
Se debe igualmente atender las amenazas a la conservación de la Biodiversidad de México. Así se propone:
 

  • En el contexto de la nueva legislación de la biodiversidad para México. Insistir en que no es posible patentar los conocimientos tradicionales, ya que son derechos imprescriptibles, inembargables e inalienables. Se debe por ello, cuidar de abrir y legitimar el acceso a recursos genéticos y al conocimiento tradicional de manera poco responsable (privatización de la biodiversidad). En ese sentido, se debe tener considerado en dicha legislación los dientes para combatir la biopiratería que saquea el conocimiento tradicional y que todos los días nos amenaza.

 

  • También, se necesita más atención a un problema creciente debido a los efectos adversos a la biodiversidad por la presencia de especies invasoras en ecosistemas terrestres y acuáticos.

 

  • Es necesario impedir el ingreso al país de organismos genéticamente modificados, que contaminen nuestra biodiversidad (semillas viables de maíz por ejemplo). Asimismo, no permitir el cultivo de dichos organismos en el país.

 

  • Alineado a ello, se debe impedir el ingreso de agroquímicos que sean un peligro para la biodiversidad, como es por ejemplo el herbicida glifosato, que debe ser prohibido en el país.

 
No quitar el dedo del renglón de que nosotros estamos en el compromiso de cumplir el Acuerdo de París, de mitigación y adaptación ante el Cambio Climático. Nosotros vamos a cumplir con las metas de reducción de emisiones y de acciones de adaptación, alineado a ello se propone:
 

  • Se debe prohibir el aprovechamiento de hidrocarburos en yacimientos no convencionales vía fracking, así como la exploración y explotación de hidrocarburos en aguas profundas. Ambas actividades tienen graves riesgos para el ambiente y la biodiversidad.

 

  • Si se quiere impulsar la transición energética, hay que revisar en nuestro favor, las reglas de origen por ejemplo para autos híbridos y eléctricos, en donde no necesariamente se deben de aplicar igual dichas reglas de origen, que para autos convencionales.

 
Concluyo señalando, que México debe exigir a los Estados Unidos de América y a Canadá, un mayor fortalecimiento de la dimensión ambiental en Norteamérica y no permitir el debilitamiento de la misma. Tenemos malos gobiernos en la región, que esperamos sean coyunturales. Por ejemplo, el Gobierno de Trump no tiene aspiraciones de compromiso en materia de cambio climático, su rechazo formal al Acuerdo de París, que los obliga a reducir emisiones de gases de efecto invernadero, es una tragedia para el planeta, mientras que México, su vecino, solo se hace día a día más vulnerable al cambio climático, desde hace más de 24 años, con muchos desastres socialmente construidos. Pero, debemos exigirnos en el corto plazo transformar esto.