4 enero,2018 7:23 am

Libro detonó el impensable rompimiento de Trump con Bannon

Fuego y Furia el libro

Washington, 4 de enero 2018. Donald Trump necesitó mil 158 caracteres para liberar toda la ira. El presidente estadounidense ajustó cuentas con su ex estratega jefe Steve Bannon empleando palabras duras. Duda de su capacidad mental y le describe como un charlatán. “Bannon no tiene nada que ver conmigo o mi presidencia”, dijo Trump.

“Cuando fue despedido, no sólo perdió el trabajo, perdió la cabeza”, aseguró. Además, destacó que tuvo poco que ver con su victoria electoral y dijo que en la Casa Blanca se daba mucha más importancia de la que tenía.

Trump rompe así oficialmente con Bannon, después de que éste criticara el encuentro que mantuvo el hijo mayor del mandatario con una activista rusa. Las declaraciones del presidente no llegan esta vez por Twitter, sino a través de un comunicado de la Casa Blanca.

El detonante de todo esto es el libro del periodista Michael Wolff, que sale a la venta la semana que viene con el título “Fire and Fury: Inside the Trump White House” (Fuego y Furia: Adentro de la Casa Blanca de Trump). Trump no sale bien parado en ese libro, según se puede leer en el primer extracto, publicado el miércoles.

En el fragmento publicado en la revista “The New Yorker”, Wolff perfila la imagen de un equipo de campaña en el que prácticamente nadie creía en una victoria de Trump. Ni siquiera el propio empresario.

Michael Flynn, que posteriormente sería su asesor en seguridad durante 25 días, incluso rebajó la importancia de su retribución por un discurso para una canal ruso. Flynn dijo a un amigo que los 450.000 dólares que había recibido por aquel discurso tan sólo supondrían un problema si se ganaban las elecciones.

Wolff afirma que durante 18 meses entrevistó a 200 personas y asegura que más o menos tenía un asiento en un sofá en el ala oeste de la sede del Gobierno. La Casa Blanca lo niega y asegura que el libro contiene afirmaciones falsas y que conducen a error, realizadas por personas que no tienen acceso o influencia alguna, según señaló la portavoz de Trump, Sarah Sanders, que aseguró que el libro no es más que una sensacionalista “ficción basura”.

Wolff describe una sede de Gobierno caótica, en la que al principio no estaban bien definidos los papeles a desempeñar pero sí había muchas personas disputándose la influencia. A Trump lo presenta como un presidente falto de disciplina, que ha perdido el sentido de la realidad y hasta es despreciado por sus más estrechos colaboradores.

Bannon figura en el centro de todas estas descripciones, pero sigue en el aire la imagen de un hombre empeñado en mover los hilos de tapadillo. Eso en sí no es nada nuevo. El propio Bannon se esforzó durante su época en la Casa Blanca en seguir cuidando la imagen de estratega sombrío.

Se refería a menudo a su oficina en el ala oeste como la “war room” la habitación de la guerra. En una pared colgaba una hoja con las promesas que Trump hizo durante la campaña electoral y que Bannon quería poner en marcha durante los 100 primeros días de presidencia.

Bannon cayó en la lucha por el pode en la Casa Blanca, pero estuvo allí algo más de 200 días. Desde que se fue, se ha centrado únicamente en buscar candidatos populistas a los que presentar a las internas republicanas, en una guerra que él mismo ha declarado al aparato del partido.

Además se ha empeñado en difundir su visión de la presidencia de Trump. En su opinión, fue un gran error despedir a James Comey, el anterior jefe del FBI.

También llueve sobre mojado cuando Bannon se refiere al encuentro que mantuvo el hijo mayor de Trump con una activista rusa durante la campaña electoral. Eso fue “traición, antipatriota y una mierda importante”. Al menos así lo cita el diario “The Guardian” en el extracto del libro.

El encuentro, que se mantuvo en julio de 2016, forma parte del caso de la posible injerencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses. Trump Jr. esperaba conseguir de la abogada rusa información comprometedora de la rival de su padre, la candidata demócrata a la presidencia Hillary Clinton. En la reunión también estuvo el asesor de Trump y su yerno, Jared Kushner, así como el entonces director de campaña Paul Manafort.

Bannon al parecer dijo del encuentro: “Los tres señores de alto rango consideraron una buena idea reunirse en una sala de la planta 25 de la Torre Trump con una representante de un Gobierno extranjero, sin abogados. (…) Alguien tendría que haber llamado de inmediato al FBI”.

Bannon contradice así de forma indirecta la versión de Trump, quien aseguró que no hubo acuerdos secretos entre su equipo de campaña y Rusia. El ex asesor de Trump es un monstruo como Frankestein, señala David Graham en “Atlantic”. Trump le dio poder y luego lo despidió, así que ahora Bannon lo persigue. Que él se atreva a calificar de traición el encuento de Don Jr. es relevante porque él siempre será el ex estratega jefe en la Casa Blanca.

Además, Bannon también arremete contra la familia del presidente, el núcleo sagrado del mundo trumpiano. Eso podría explicar en parte por qué la reacción de Trump ha sido tan dura. Su portavoz, Sarah Sanders, asegura que Trump está enojado por las declaraciones de Bannon y además considera que las acusaciones contra su hijo son ridículas.

Ya en noviembre de 2016, Trump dijo al “New York Times” que el único que toma las decisiones es él. En el comunicado del miércoles presenta a Bannon como un impostor que filtró informaciones a los medios para darse importancia. “Steve no representa mi base, se trata solo de él mismo”, explicó Trump.

Lo más llamativo tal vez sea el último párrafo de su comunicado, en el que asegura que hay muchos congresistas y candidatos republicanos que apoyan su agenda. A ellos les preocupa, igual que a él, trabajar por el país “en lugar de arrasarlo todo”, dice. Trump se sitúa así del lado de esos conservadores que desde hace tiempo pedían que se deshiciera de Bannon. Justo el aparato del partido al que Bannon ha declarado la guerra.

Texto: DPA / Foto: Captura de pantalla de redes sociales