13 junio,2023 5:19 am

Llegó la hora

 

Arturo Martínez Núñez

 

No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. La sucesión presidencial de 2024 comenzó ya. Morena logró sacar adelante un Consejo Nacional en donde se aprobó el acuerdo para la competencia interna de la que surgirá la abanderada de nuestro instituto político. Se acabaron los simulacros y las simulaciones; se acabó el tratar de quedar bien con todos. Llegó el momento de las definiciones, de dar un paso al frente y de manifestar con claridad nuestras preferencias.
Es falso que a nosotros nos dé igual cualquier candidato o candidata. No estamos hablando de lo mismo. Si bien es cierto que respetamos a todas y todos los compañeros de nuestro Movimiento, no es lo mismo atrás que en ancas. No es lo mismo venir de la lucha popular y estudiantil que venir de las altas esferas del poder; no es lo mismo haberse formado en la calle enfrentando al poder que ser desde joven parte de ese poder al que se enfrentaba; no es lo mismo tener 40 años de trayectoria de lucha social que 40 años de burócrata, chapulín y saltimbanqui, pasando del PRI al Partido Verde al partido propio que al PRD, coquetear con el MC y luego con Morena. No es lo mismo ser borracho que cantinero.
Que nadie se haga bolas, lo que se va a definir en la encuesta de Morena no es solo a la candidata o candidato que nos representará en la boleta presidencial, sino que estaremos eligiendo el modelo de nación que queremos para los próximos años. Aquí solo hay dos proyectos: el de la continuidad transformadora incluso más radical y el de la restauración del viejo régimen, adornada de reformismo y modernización.
Dime con quién andas y te diré quién eres. Es cuestión de revisar los apoyos de cada uno de los aspirantes de Morena para darnos una idea clara de las verdaderas intenciones de cada cual. A uno de los aspirantes lo apoyan mayoritariamente priistas, ex priistas, miembros de otros partidos y opositores a Andrés Manuel López Obrador. La mayoría ya comprendió que Morena va a ganar en 2024 y en vez de buscar ganar a través de la oposición, buscarán hacerlo a través del proceso interno de Morena. Saben que van a perder pero apostarán a decidir contra quién quieren perder. Entienden que con Claudia Sheinbaum la Cuarta Transformación irá adelante, sin zigzagueos hasta la consolidación de un proyecto humanista de nación. Prefieren perder con un miembro de la clase política hasta hace unos años hegemónica y que venderá la idea de que la 4T ya ha ido muy a la izquierda y de que es el momento de correrse hacia el centro, esa entelequia política que pretende ser de aquí y de allá pero que en realidad no es de ningún lado.
La historia nos ha dado muchos ejemplos de lo que le ocurre a las revoluciones cuando pactan o se vuelven tibias. Irremediablemente fracasan. Después de la Presidencia del general Lázaro Cárdenas, vino la de Ávila Camacho, marcada por la corrupción y el abuso y quien heredó el poder en 1946 a Miguel Alemán Valdés en las antípodas ideológicas del cardenismo. De esta forma, en solo seis años, la inmensa labor social y colectiva del cardenismo dio paso a una generación de cachorros y juniors de la Revolución con más afinidad por el billete que por las causas sociales.
México no necesita a un burócrata con cuarenta años de experiencia bajo el servicio de los gobiernos neoliberales del PRI; México necesita a una luchadora social con cuarenta años de lucha al lado de los más necesitados y empobrecidos. México no necesita la “reconciliación social” sino erradicar las causas de la división social: la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la impunidad.
Llegó la hora. Aquellas y aquellos que estamos con el proyecto encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, apoyamos sin vacilaciones a Claudia Sheinbaum. Vayamos a convencer a todas y todos los ciudadanos de que el mejor proyecto para que siga la transformación es Claudia. Que nadie se confunda, la única que garantiza el rumbo de izquierda es Claudia. El nombre que tendrán que mencionar y marcar en una boleta entre los días 28 de agosto y 3 de septiembre es el de Claudia.
El día de hoy ha comenzado también la guerra sucia. A pesar del acuerdo de no acudir a medios “adversarios” de la 4T, uno de los aspirantes, el que tiene inundado el país con espectaculares, arrancó su campaña dándole una entrevista a Ciro Gómez Leyva. El mensaje es muy claro: no respetaré las normas y mi público objetivo es el contrario a Morena. Allá ellos, los que están confundidos. El pueblo sabe y el pueblo entiende que aquellos que han vivido ocultos dentro de Morena, tarde o temprano revelarán su verdadera faz.
No perdamos tiempo en confrontaciones estériles. Vamos a lo nuestro, a consolidar la amplia ventaja que ya existe en las encuestas y traducirla en una victoria contundente en la encuesta real. Que nadie dude y que nadie se preocupe. Llegó la hora para la que nos estuvimos preparando tanto tiempo. Con organización, con convicción, con la suma de todas y todos, con generosidad y desprendimiento tengamos la certeza de que todo este tiempo y el tiempo que viene por delante es… Claudia.