15 febrero,2023 10:29 am

Lo que ha hecho Ortega en Nicaragua es repetir la dictadura de Somoza, reprueba Gioconda Belli

 

Ciudad de México, 15 de febrero de 2023. La primera obligación del escritor es vivir intensamente, advierte la poeta y novelista nicaragüense Gioconda Belli (Managua, 1948), quien predica con el ejemplo.

Intensa ha sido su literatura y también su militancia política, como integrante del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que derrocó en 1979 la dictadura de Anastasio Somoza y ahora como opositora del régimen que se perpetúa en su país, encabezado por Daniel Ortega, como relata en Luciérnagas, Un libro de ensayos sobre los ensayos del vivir, publicado por Seix Barral.

“La obligación del escritor es vivir intensamente, porque de la vida salen para mí las ideas, las experiencias que te permiten hacer una literatura que se comunique con tus lectores”, señala en entrevista a distancia desde España, donde vive exiliada.

“Si sos un ermitaño sí podés escribir –como (Gustave) Flaubert o Marcel Proust, cuya capacidad de observar les ayudó a escribir grandes obras de la literatura–, pero si vos lees a Virginia Woolf, te das cuenta de la vida increíblemente activa que tenía; escritores como (Honoré de) Balzac, (Alexandre) Dumas, (Gabriel) García Márquez o (Julio) Cortázar eran gente muy imbuida en los retos de la sociedad, y eso para mí ha sido muy importante. Mi vida política en cierta forma me ha permitido vislumbrar una parte del ser humano: cómo reacciona frente al poder, frente a la lucha, frente a la guerra, frente a la falta de libertad”.

La también autora de El país de las mujeres recurre en su nueva obra al ensayo para contar, dice, “en directo”.

“Creo que el escritor tiene una función social, y entonces (comunicar) cómo vivís, cómo expresas esa función social, me pareció importante. Por eso escribí este libro, y también porque tenía la necesidad de contar un poco lo que pasó en Nicaragua en 1990 y para adelante: cómo fuimos dándonos cuenta del tipo de persona que era Daniel Ortega y qué podíamos esperar de él, y por qué nos teníamos que proteger de él dentro del Frente Sandinista”.

Tras la revolución nicaragüense, concluida en 1990, Ortega y su pareja y vicepresidenta, Rosario Murillo, usurparon los símbolos del Frente, advierte Belli.

“Lo que han hecho Ortega y Murillo es repetir la dictadura de Anastasio Somoza, enquistar una dinastía en el poder y empezar a malversar lo que tanto nos costó a los nicaragüenses”, crítica.

–Parecen premonitorios sus artículos que advierten sobre la cerrazón y falta de coherencia política de Ortega. ¿Se adelantó al advertir el germen?

–Yo hablaba en los primeros años de una “dictablanda”, porque (Ortega) estaba creando todas las condiciones para ser un dictador, pero no aplicaba la represión. Ésa era la única diferencia. Yo decía: “El día que se levante de mal humor y quiera aplastar al pueblo nicaragüense, ya tiene todos los mecanismos en la mano”.

Texto: Yanireth Israde / Agencia Reforma / Foto: EFE-Archivo