28 septiembre,2024 6:18 am

Lo que pasó al PRD le puede pasar a Morena

 

 

Héctor Manuel Popoca Boone

La frase que da título al presente texto fue dicha por el principal e indiscutible dirigente político nacional del movimiento de La Cuarta Transformación (4T) y su partido político electoral, Morena: Andrés M. López Obrador (AMLO), con motivo de la extinción reciente del Partido de la Revolución Democrática (PRD). No le falto razón a su preocupada reflexión, por las circunstancias y experiencias de carácter político que ha tenido en su vida personal.

Génesis similar fue la que tuvieron Morena (en pleno auge) y el extinto PRD. Éste último debe su existencia al desprendimiento de una corriente política democrática del PRI encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano y Porfirio Muñoz Ledo, en conjunción con otros partidos de izquierda, organizaciones sociales y actores cívicos de todo el país en el año de 1989.

Por su parte, Morena nace formalmente en el año 2014, a partir de desprendimiento de AMLO y sus seguidores del PRD, junto con la suma de otros grupos políticos y personajes cívicos que tenían propósitos muy semejantes a los de López Obrador.

Por tanto, el PRD como Morena, tuvieron una cimentación inicial de tipo confederativo de varias agrupaciones y personajes políticos ideológicamente ubicados en el centro-izquierda del tradicional espectro ideológico político nacional, con miras a conquistar el poder presidencial por la vía electoral, para pugnar por disminuir la desigualdad social, fortalecer la democracia y la alternancia en el poder, así como la soberanía nacional, sin pretender cambiar la estructura económica en que se sustenta nuestra nación hasta la fecha: un modelo económico capitalista, con tinte social y con rectoría del Estado mexicano.

Este nacimiento nuclear heterogéneo del PRD y de Morena, conllevó desde sus inicios y por su propia naturaleza de praxis política, a procesos internos de contradicciones y confrontaciones grupales que, en el caso del PRD, no pudieron solucionarse o darles un cauce partidario adecuado que fortaleciera un mayor espíritu unitario.

De ahí el origen de las “tribus políticas”, las cuales luchaban entre sí para obtener el predominio dentro del partido y, por tanto, la posibilidad de conseguir para sus miembros tribales, un mayor número de puestos de representación popular (legisladores, federales y locales) y gobernantes (estatales y municipales). Sobra decir que en este cometido se fueron alejando de la observancia de los preceptos y modos de actuación política contenidos en sus documentos básicos respectivos.

Lo doloroso de esta zaga del PRD fueron los cientos de militantes y simpatizantes que ofrendaron su vida en la defensa de ese partido frente a los ilícitos embates que sufrió a lo largo de su existencia en tiempos aciagos. Sus errores de dirección y desviaciones organizativas, así como los malos gobiernos que presidieron, provocaron pérdida de adeptos y votos electorales que reflejaban una creciente pérdida de credibilidad por la ciudadanía electoral. En contraste, buena parte de sus conspicuos dirigentes nacionales y estatales se enriquecieron y aburguesaron, hoy gozan de los logros económicos obtenidos ilegítimamente. ¡Uf!

En la actualidad Morena va por el mismo camino transitado por el PRD. A pasos acelerados en algunos estados de la República, donde el asunto “narco” los atraviesa. La sugerencia obligada a decir es: “Cuando veas las barbas de tu vecino rasurar, pon las tuyas a remojar”. Por ejemplo, en Guerrero, Morena se distingue por ser un partido descabezado, infiltrado por los “chicos organizados” en tiempos electorales y cuya dirigencia no tiene la suficiente autoridad moral para mantenerlo y engrandecerlo políticamente hablando.

Además, sus dirigentes principales y gobernantes, estatal y municipales, se la pasan trabados de la greña, con lo que contribuyen a que tengamos una gobernabilidad fallida o de plano perdida, verbigracia, la derrota de Morena del gobierno de Chilpancingo, municipio y ciudad capital del estado. O ratifican o se extinguen; máxime que ya no estará AMLO como factótum para insuflar suficiente cohesión interna.

  1. Respecto a los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos forzadamente hace 10 años en Iguala es un hecho claro y contundente donde el presidente de la República, AMLO, al igual que su antecesor, Enrique Peña Nieto, se doblegaron ante los designios particulares de las fuerzas armadas. Las investigaciones institucionales a la fecha, han sido engañosas y truncas, bajo el manto de impunidad a la milicia nacional. ¿En verdad será sana la extensa militarización de la vida en México generada por Morena en este sexenio que está a punto de terminar?

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