8 julio,2023 5:22 am

Los claroscuros en un quinquenio

Héctor Manuel Popoca Boone

(Primera parte)

 

Este artículo pretende enumerar el bagaje de fuentes de poder, atributos personales, políticas gubernamentales y catálogo ideológico que ha utilizado para ejercer su responsabilidad institucional el presidente de la República, López Obrador (AMLO). Algunos de ellos son legítimos, otros no. Lo cierto es que con su uso combinado ha sacudido el estilo presidencial de gobernar en nuestro país. Cada ciudadano debe sospesar qué tanto los aciertos sobrepasan los yerros cometidos, o viceversa. Y sobre todo, qué tanta congruencia se guarda con la finalidad buscada para beneficio o en perjuicio del pueblo. Los resultados empiezan a estar a la vista de todos.

AMLO inició su gobierno con un fuerte capital político, después de haber triunfado contundentemente él y su partido Morena, en las elecciones del 2018. Alrededor de treinta millones de votos legitimaron su triunfo; pero a lo largo del quinquenio, se ha ido reduciendo su aceptación. Su aprobación aún sigue siendo alta: 6 de cada 10 ciudadanos la confirman, en diversas encuestas nacionales.

Un primer indicador del desgaste sufrido lo arrojó, aun cuando no concernió directamente a la personalidad de AMLO, las elecciones federales intermedias del año 2021; donde Morena refrendó su posición primigenia de partido mayoritario nacional. Triunfa conquistando un mayor número de gubernaturas estatales. En Guerrero ganó con solo cuatro puntos de ventaja sobre el segundo lugar. Pierde a la vez, la mayoría calificada en la Cámara de Diputados Federal y merma la votación a su favor en las alcaldías de la Ciudad de México; tendencia paliada después, por el triunfo de Morena en los comicios por la gubernatura del Estado de México (2023), otrora principal reservorio de votos del PRI.

Un segundo indicador fue la votación por cuanto a la revocación del mandato presidencial (2022) que, en el fondo, era una ratificación del apoyo popular que tenía en su forma de gobernar. Múltiples factores hicieron que dicho referéndum aconteciera en un ambiente enrarecido, por lo que una parte importante del electorado prefirió optar por abstenerse de participar. Los que salieron a votar eran, en su inmensa mayoría, simpatizantes de AMLO (91 por ciento de los votantes). La suma total de votos a su favor ascendió a la cantidad de 15.2 millones; esto es, la mitad de los que consiguió en las elecciones presidenciales del año 2018. Por lo que el evento sirvió únicamente para saber el peso de su voto duro en esa fecha, además de no lograr la categoría de “vinculante”. La pluralidad política pervive, dentro de una seudo democracia, mafiosa y mercantilizada, donde solo impera la partidocracia.

El tercer indicador de desgate es que a cinco años de gobierno no ha podido disminuir lo que prometió combatir denodadamente: La pobreza, la inseguridad pública y/o violencia, además de la corrupción institucional. En el pueblo, el temor empieza a cundir.

Cuatro han sido los puntuales en que ha cimentado su gobierno presidencial. 1.- Una fuerte base popular conquistada con sus programas sociales de transferencia directa de dinero a sectores de la población en condiciones de vulnerabilidad. 2.- Un fuerte apoyo de las fuerzas armadas a su gobierno; al otorgarle mayores cuotas de poder en el ámbito civil y en el presupuestal, dentro del contexto de una abierta militarización del país. 3.- La conquista de amplias simpatías de los habitantes del sureste del país, al localizar en esa parte de la república, tres de sus principales proyectos estratégicos de tipo económico: Tren maya. Corredor Transístmico y Refinería de Tres Bocas. 4.- Programas de apoyo de tipo productivo a pequeños productores del campo: fertilizante gratuito. Reforestación y precios de garantía para granos básicos; además de la construcción de caminos rurales con uso intensivo de mano de obra en zonas indígenas de estados del sur del país.

Su estilo personal de gobernar destaca por: a.- Un buscado caudillismo popular mediante un hiperpresidencialismo. b.- Uso y abuso de todos los recursos gubernamentales para resaltar su imagen, conducta y pronunciamientos personales, a través de los medios masivos de comunicación y de las redes sociales, a nivel nacional e internacional. c.- Intolerancia enfática a la discrepancia, en un marco de belicosidad y confrontación abierta, donde él es el principal boxeador que se sube al ring, en defensa de sus actos e ideas. d.- Prohibición tajante a su equipo de gobierno, como a su partido Morena, de enunciar diferendos y/o autocrítica, las cuales dejan de existir en el discurso oficial. e.- Como pretendido líder absoluto no permite divergencias y actúa con mucha cerrazón y obcecación. f.- No es un auténtico demócrata; y es proclive a la manipulación y a las encuestas “cuchareadas”. g.- Desea mantener una ciudadanía sumisa y controlada, sin mayor consciencia más que de sus necesidades personales materiales de sobrevivencia. h.- Teme a las instituciones universitarias de amplio espectro y a las autónomas que osen acotarle su poder. i.- Es renuente a la transparencia de su quehacer público; por lo que hace uso de la mentira y el engaño en forma reiterada; sin dejar de ocultarle información institucional a la opinión pública. (Continuara)

 

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