1 junio,2024 9:00 pm

Los incendios son otro desastre ambiental en el que intervienen las organizaciones criminales

 

Chilpancingo, Guerrero, a 1 de junio de 2024.- Las organizaciones criminales han incendiado los bosques como una nueva forma de sometimiento, un método de desplazamiento de las poblaciones y para la explotación de los recursos maderables y minerales, incluso, en zonas donde por décadas habían sido protegidas.

En cinco meses de 2024, especialmente en los más cercanos a las elecciones de junio, en Guerrero los incendios forestales han consumido 174 mil 605 hectáreas, cifra sin precedentes.

Además, este año tuvo otra particularidad: por primer vez el 16 de mayo Protección Civil registró de manera simultánea 47 incendios activos en el territorio de Guerrero.

Las autoridades de los tres órdenes del gobierno se desentendieron de prevenir el desastre ambiental causado por los incendios.

Las consecuencias, de acuerdo con pobladores, expertos y dirigentes sociales son desalentadoras: erosión en zonas incendiadas, estiajes prematuros y temperaturas extremas.

Los expertos señalan que el cambio climático ya se dio, y lo que enfrentamos es “un desastre climático”.

Los ataques

“La intencion (de los incendios) es que la gente se salga de la comunidad y llegar ellos a tomar el pueblo, el ejido”, dice Azucena Rosas García, comisaria del Ejido de El Durazno, en la sierra alta del municipio de Coyuca de Catalán.

Esta comunidad quedó marcada desde el 10 de diciembre de 2022, cuando ingresaron 100 integrantes de la Familia Michoacana, reunieron a seis habitantes en la cancha del lugar y los acribillaron, un hombre más fue asesinado a bordo de su cuatrimoto e incinerado.

Desde entonces la población del corredor El Durazno-Santa Rosa de Lima, esta última del municipio de Tecpan, en la Costa Grande, han vivido una serie de ataques armados.

El 7 de mayo de 2024, recordó Azucena Rosas García, se cumplió un año del primer ataque con drones que la Familia Michoacana lanzó en El Parotal, municipio de Petatlán.

Desde marzo de este año, esta organización criminal comenzó a incendiar potreros en rancherías cercanas.

Informó que el 21 de abril comenzó en El Durazno el incendio más fuerte del que tienen memoria los pobladores, y fue provocado por integrantes de la Familia Michoacana.

“Desde ahí empezó, no se podía controlar, estuvo muy fuerte porque aventaron más de 20 bombas en diferentes direcciones, por eso fue que se quemó la mitad del ejido”, asegura la comisaria.

El Durazno comprende 17 mil hectáreas, de las cuales, al menos 9 hectáreas fueron consumidas por el fuego, aniquilando miles de animales y árboles en una zona que no había sido tocada por más de 20 años.

La comisaria asegura que cuando la Familia Michoacana lanzó las bombas e incendió su bosque había militares y agentes de la Fiscalía General del Estado. Este incendio que empezó en El Durazno se extendió a otros ejidos como El Carrizal, Guajes de Ayala y San Antonio de las Tejas.

“Esto es algo nuevo, jamás se había quemado nuestro bosque, jamás había sucedido un incendio de esa magnitud”, dice.

El asesor de la Coordinadora de Comisariados Ejidales y Comunales del Estado de Guerrero, Arturo García Jiménez, que está asentado en Atoyac, en la Costa Grande, plantea que los incendios son preocupantes porque en 95 por ciento son provocados y el daño es irreversible.

“Si a eso le sumamos la delincuencia y el desplazamiento, o sea, en muchos lugares se generó el incendio para desplazar a la gente, algo totalmente inhumano, se trata a la gente como animales, como iguanas, tejones o armadillos. ¡Váyanse, que se vayan, no, echenle la lumbre!”, explica.

García Jiménez ha tenido comunicación con pobladores de San Antonio de las Tejas y Los Bayados en la Sierra, en el corredor que atraviesa de la Costa Grande a la Tierra Caliente, y donde las organizaciones criminales han desplazado a las comunidades a punta de bala y de bombas lanzadas desde drones.

Datos históricos de daño

De acuerdo con datos del gobierno de Guerrero en 2019 se contabilizaron 43 mil 633 hectáreas afectadas por incendios forestales; en 2020 fueron 43 mil 503; en 2021 subió a 81 mil 783; en 2022 se registraron 107 mil 822; para 2023 se quemaron 105 mil 52 hectáreas; y en lo que va de 2024 se contabilizan los 174 mil 605.

Estos datos marcan un récord histórico de hectáreas devastadas.

Un habitante del ejido Guajes de Ayala, municipio de Coyuca de Catalán, Javier Hernández Peñaloza afirmó que el mismo incendio del ejido vecino de El Durazno “brincó” al suyo los primeros días de mayo.

El problema este año, dice Hernández Peñaloza, es que el gobierno mexicano tiene abandonada la Sierra de Guerrero; en su ejido el fuego ha sido incontrolable y aún continúa.

“En días anteriores había una completa contaminación, no se podía ver ni a kilómetro y medio, se perdía la visión, es decir, los cerros no se veían, algo sin precedents”, dice Hernández Peñaloza.

La incidencia de las organizaciones criminales en los incendios es clara, de las de 71 mil 122 hectáreas devastadas en Tierra Caliente,

Texto: Emiliano Tizapa Lucena / Foto: El Sur