22 febrero,2022 4:53 am

Los narcos de Quechultenango “son buenos”, y el Ejército fue a “jalar la cresta al gallo”, critica el obispo

Salvador Rangel Mendoza denuncia que el párroco de Tlacotepec se unió a la organización delictiva que encabeza Onésimo Marquina Chapa El Nencho, y que el sábado, sicarios de ese grupo cerraron el paso a una caravana de sacerdotes que llevaba al relevo. El gobierno de Evelyn Salgado no envió la seguridad que él le pidió, se queja el prelado. Lamenta que los cárteles de la droga “se estén metiendo en cosas de la Iglesia con la complacencia del gobierno”

Chilpancingo, Guerrero, 22 de febrero de 2022. El obispo Salvador Rangel Mendoza declaró que el párroco de Tlacotepec Alberto Alarcón Mota, “se unió” con el grupo del narcotráfico que encabeza Onésimo Marquina Chapa, El Nencho, y que “sicarios” de éste, el sábado, impidieron el paso en Tres Cruces, municipio de Eduardo Neri (Zumpango), a una caravana de sacerdotes que llevaba al padre Efraín Maza Solís quien iba a relevar a Alarcón Mota.

El clérigo lamentó que los grupos del narcotráfico, “se estén metiendo en cosas de la Iglesia con la complacencia del gobierno”.

Denunció que el sábado pidió ayuda a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda para la seguridad de la caravana, pero el apoyo nunca llegó.

En opinión del obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, hay “narcos buenos y narcos malos”. Puso como ejemplo de narcos “buenos”, (sin mencionar el nombre de Los Ardillos), a los que controlan los municipios de Quechultenango, Mochitlán, Tixtla y Chilapa, donde dijo que no hay violencia y que, sin embargo, los militares “le fueron a jalar la cresta al gallo”, en referencia al operativo de la semana pasada que terminó con la retención de unos 30 militares y un grupo de policías ministeriales.

Dijo que el operativo fue “una provocación” por “venganzas políticas”. El jueves pasado, un grupo de feligreses de Tlacotepec, realizó una marcha en esa población, para manifestar su rechazo al cambio de su párroco por Efraín Maza Solís; denunciaron que el obispo pretendía imponerlo a pesar de que ya se va de la diócesis.

En declaraciones por teléfono ayer, Rangel Mendoza informó que estos cambios “son normales y ordinarios” en la Iglesia.

“Yo hice el cambio del párroco, Alberto Alarcón Mota, pero desgraciadamente se opuso a salir ‘y le echó guerra’ al párroco Efraín Maza Solís”.

“El párroco Alberto se unió con los narcotraficantes y los sicarios del Nencho y éste dio la orden de que el párroco Efraín no entraría (a Tlacotepec)”.

El obispo informó que fue el propio padre Alberto Alarcón quien le dijo que “recibió orden de arriba”, en referencia al Nencho de que no saliera de Tlacotepec. Según el obispo, le replicó al sacerdote que El Nencho no era su obispo; “tu obispo soy yo”, le dijo.

Informó que el sábado, cuando iba una caravana de sacerdotes, acompañando al padre Efraín Maza Solís, de quien de paso dijo que “es muy querido en Zumpango”, donde oficia, en la comunidad de Tres Cruces les impidió el paso un grupo de sicarios del Nencho.

Rangel Mendoza informó que él ya sabía que algo así podría pasar y que desde temprano le mandó un mensaje a la gobernadora Evelyn Salgado; “le pedí que por favor nos apoyara con seguridad porque yo tenía noticia de que algunos narcotraficantes nos iban a bloquear la caravana en Tres Cruces”, pero denunció que el personal de seguridad no llegó.

“La gobernadora me desconcertó. Me dijo que le iba a decir al secretario de Seguridad, pero no sé si no le diría, o le dijo y el secretario no actuó, la cosa es que no hubo ninguna protección para la caravana y los sacerdotes se tuvieron que regresar”.

Reprochó que lo que pasó ya es demasiado; “veo mucha complacencia del gobierno, desde el tiempo de Héctor Astudillo ni ellos pudieron hacer que yo fuera para allá arriba”.

Dijo que los que impidieron el paso a la caravana “es la misma gente del Nencho”, quien fue el que le prohibió subir a la sierra después de que declaró su apoyo a los desplazados de las comunidades de Chichihualco.

El incidente ocurrió en 2018 después de que la Policía Comunitaria de Tlacotepec irrumpió en comunidades de Leonardo Bravo y desplazó a decenas de familias de nueve comunidades.

Entonces,  el vocero del Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero (FUPCEG), advirtió que si subía el obispo Rangel Mendoza a la sierra sería detenido y sometido a reeducación por sus señalamientos en contra de esa Policía Comunitaria.

En referencia a lo que pasó el sábado, el obispo condenó que el crimen organizado “se esté metiendo en cosas de la Iglesia”.

Y reprochó que desde el gobierno anterior de Héctor Astudillo, “hubo un acuerdo” con ese grupo del narco y que la prueba fue que en esa zona ganó el PRI.

Dijo que por esa complacencia con las autoridades, aún no sabe si va a presentar denuncia por lo ocurrido del sábado; “si las autoridades están complaciendo a aquellos señores, tiene poco caso”, dijo.

Agregó que es el mismo grupo que está metido en Chilpancingo; “los que asesinan, los que secuestran, los que cobran derecho de piso, pues son los de la Sierra, ¿y qué hace la autoridad?”, cuestionó.

Con respecto a lo que hará con el cambio del sacerdote, dijo que está “dando tiempo al tiempo y reflexionando como son las cosas, pero el padre Mota fue el que provocó todo, desinformó y difamó al nuevo padre que iba a ir a Tlacotepec ante El Nencho y éste se la creyó”.

Informó que ya le mandó una carta “dura” al padre Alarcón Mota, a quien le advirtió que tiene que salir de ahí y arreglar el asunto, “si no, yo estoy procediendo con una reducción laical para quitarlo del sacerdocio, por difamación contra un sacerdote y contra el obispo, así como por desobediencia, al decir que le ordenaron y acató las órdenes del narcotraficante y no del obispo”.

Hay narcos buenos y malos

En otro asunto, el obispo Rangel Mendoza declaró que los militares y policías ministeriales que fueron retenidos el miércoles pasado en Quechultenango, “le fueron a jalar la cresta al gallo”.

El operativo fue “una provocación” por venganzas políticas, debido a que en esa zona ganó el PRD y no Morena y dijo que no entiende por qué realizan operativos en ese municipio y no en Chilpancingo, Huitzuco, Iguala o Tetipac, donde sí hay mucha violencia.

“Yo creo que esa parte es la más tranquila, la más segura: Mochitlán, Quechultenango, Colotlipa y dándole la vuelta por Tixtla y Chilapa. Toda esa región de la Montaña Baja, con excepción de Rincón de Chautla y Alcozacán, donde ahí hay otra movida”, declaró.

Agregó que siendo la región más tranquila “fue una provocación de parte de Morena, particularmente de Félix Salgado, porque esa región perdió Morena; le hicieron grandes mítines tanto en Quechultenango como en Mochitlán a Mario Moreno y por poco pierde la gobernadora, entonces, para mí, que es una revancha política lo que traen ahí y le fueron a jalar la cresta al gallo”.

Rangel Mendoza dijo que hay otros lugares muchco más peligrosos como Acapulco, Chilpancingo, Huitzuco, Iguala y Tetipac, y preguntó: “a ver, ¿por qué no van allá a meter orden?.

El reportero le recordó que en el operativo de Quechultenango fueron decomisados vehículos robados, droga, un arma y tres tigres que tenían en cautiverio.

“Yo tengo entendido que los carros casi son chatarra y que estaban en la calle, algo así me dijeron; de los animales sí me di cuenta, y de que están los narcos, están, pero son unos narcos distintos”, argumentó.

Entonces pidió: “Que investiguen todo ese territorio, para mí que no hay asaltos, cobro de piso, no hay asesinatos, la gente camina segura, es la parte más segura. Yo creo que esos señores están haciendo la parte que le tocaría hacer el gobierno”.

Se le preguntó que si, entonces, hay narcos buenos y malos.

“Hay narcos que por lo menos no son tan malos: Yo he escuchado a narcos que han dicho ya queremos paz, que Guerrero se levante, y ellos (los de Quechultenango) fueron los que nos ayudaron a pacificar, por ejemplo, Chilapa”.

Contó que la misma gente de Chilapa le decía que: “ojalá Chilapa fuera como Quechultenango y Mochitlán; que la gente vaya y venga, que la gente esté segura, que no los extorsionen, y yo lo puedo decir en conciencia, es una gran labor la que están haciendo ellos, por ejemplo, en Chilapa”.

Aseguró que a los que cobraban derecho de piso los están entregando a la policía.

Argumentó: “Otro gran problema que vi en Chilapa, como el que hay en Chilpancingo, es la distribución de las drogas duras, el famoso ice, o hielo, y en este territorio ya no está permitido distribuir las drogas duras, ¿y ante eso el gobierno qué fue lo que hizo?”.

Remató: “Yo creo que sí, hay narcos buenos y malos, y si un lugar está tranquilo y pacífico para qué alborotar el avispero, yo creo que es mejor buscar los lugares donde hay más peligro”.

Dijo que en ese lugar (en la zona donde opera el grupo delictivo de Los Ardillos), hubo, en su momento, vacío de autoridad “y otras personas ocuparon eso. Es culpa de las instituciones que dejaron ese vacío de autoridad”.

Texto: Zacarías Cervantes/Foto: Archivo