14 agosto,2023 5:16 am

Los riesgos de Xóchitl

no usar ya

Florencio Salazar

Nadie quiere ver lo que tiene delante
si ello va contra sus deseos. Alfonso Guerra.

Llevada por la ola ciudadana Xóchitl Gálvez salió primera entre los aspirantes a la candidatura presidencial del Frente Amplio por México. Obtuvo votos ciudadanos y algunos de los partidos, que dirigieron sus baterías para apoyar a sus preferidos: el PAN a Santiago Creel y el PRI a Beatriz Paredes. Ignoro cómo se coló Enrique de la Madrid, pero es buen perfil. El PRD con Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera no alcanzaron la segunda etapa.

La oposición agarró color y entusiasmo con la aparición de Xóchitl. La estrategia de AMLO con sus corcholatas era cubrir el requisito dándoles una paseadita por aquí y por allá para después ungir al señalado y retener el poder. Apareció Xóchitl y le cambió la narrativa. La otomí hidalguense es disruptiva, aguda, de fácil conexión popular. Se presentó a la mitad del foro y López Obrador ha sido errático sobre cómo enfocarla. Cada vez que trata de pegarle la fortalece más. Es un pez enjabonado.

Pasada la primera etapa la segunda va a ser la del descarte y saldrá quien vaya a ser el o la candidata a la Presidencia de la República. Los 554 mil apoyos recibidos por Xóchitl dicen más que la cifra misma. Indican del apoyo popular, de la historia que identifica, del lenguaje claro y sin tapujos. Desde luego, que en un proceso democrático –inédito como este– debe cuidarse el procedimiento. No obstante, hay elementos que deben ser considerados por quienes integran el grupo organizador.

No alcanzaron los votos a los aspirantes del PRD en cuanto a la distribución por estados; no obstante convenía su calificación por razones de mayor importancia, como mostrar la pluralidad política-ideológica; además, esa izquierda pudo atraer votos de los desencantados de Morena y contener a perredistas que podrían apoyar la 4T. La política no se hace solamente con números, sobre todo con visión de escenarios.

Sobre los siguientes pasos Xóchitl ha expresado su legítima preocupación. Ella no tiene el apoyo de ninguna estructura partidista, lo cual puede dificultar que emerja con la candidatura. Esa debilidad debería analizarse en busca de solución. Ella se ha mostrado amigable con todos y con respeto a Creel. A pesar de ello, no debe olvidar que puede haber cuchillas giratorias para hacerla pedazos. La lucha por el poder siempre ha sido y será feroz.
Por desgracia, es difícil suponer que alguno de los aspirantes vaya a renunciar a su proyecto.

Si en el centro del interés y la preocupación de la Alianza está México, los aspirantes deberían declinar por Xóchitl. La razón es evidente, ninguno gana. Creel sería el mejor candidato fifí, Beatriz Paredes no está en su mejor momento y a Enrique de la Madrid le falta fuerza popular. No se debe confundir un proceso de consulta con una carrera de caballos, en el que gana el más veloz.

El tema es la sensibilidad política y la percepción social. Estamos hablando de elementos subjetivos, no obstante medibles. Los actos de Xóchitl, su presencia mediática, la constante referencia en la redes de sus actividades, los miles de voluntarios son prueba de la amplia aceptación de su posible candidatura. La oposición estaba agónica; Xóchitl le vino a dar oxígeno, respiración de boca a boca.

Si las nomenclaturas de los partidos, con inflación de votos, dieran de baja a Xóchitl la Presidencia estará perdida para regocijo del habitante de Palacio Nacional. No hay que exagerar, sólo advertir riesgos nada imposibles. El retorno del PRD a la alianza es bastante plausible; su separación se prestaba a especular su posible adhesión a Morena. El PRD se comporta con responsabilidad democrática.

No obstante, hay elementos que no se prestan al optimismo: Alito, presidente del PRI, parece tener un acuerdo oculto con AMLO. Desde que llegó Layda Sansores al gobierno de Campeche, todos los días mostraba las propiedades de Alito acusándolo de corrupción multimillonaria; mostraba fotografías de propiedades, cuadras de caballos de alto registro y reiteraba que la Fiscalía del estado estaba en proceso de actuar contra su antecesor. De pronto, los mariachis callaron. ¿Por qué? ¿Así nomas?

López Obrador se quiere quedar en el poder como Fidel y Hugo Chávez. A nadie está engañando en ese propósito. Ha creado las condiciones para tener el apoyo radical de sus seguidores, ampliar el voto duro y, a la vista de todos, se acuerpa para asegurarse lealtades. Si la oposición no lee los mensajes evidentes, poco se podrá hacer. Queda mostrar el músculo ciudadano y animar a los demócratas del país. Comprometer, una y otra vez, a los partidos políticos, y dejar en claro que si pierde Xóchitl nadie gana.