2 diciembre,2023 4:26 am

Medios públicos en la mira

AMERIZAJE

 

Ana Cecilia Terrazas

El arribo de Javier Milei a la presidencia de Argentina y su intención de privatizar –entre otras muchas instituciones– a los medios públicos, abre el tema para reflexionar sobre la importancia, vitalidad y servicio que ofrecen los medios públicos en toda América Latina.
Con esa noticia encima, aprovechando la reunión anual de la Red Nacional de Medios Públicos de México AC –conocida en el gremio como “la Red”–, más de 46 medios públicos mexicanos, incluidos sistemas completos de radiodifusión estatales y el federal, se pronunciaron mediante desplegado en contra del proyecto.
Hasta ahora, de acuerdo con la destacada académica y exdefensora del público de Servicios de Comunicación Audiovisual en Argentina, Cynthia Ottaviano, la ofensiva jurídica y económica continúa, según informó a las y los colegas mexicanos de la Asociación Mexicana de las Defensorías de las Audiencias (AMDA), de la cual es integrante esta autora.
La Organización Interamericana de Defensoras y Defensores de las Audiencias (OID) se sumó al rechazo porque, como dice en su sitio web, lo considera parte de un paquete de “retrocesos democráticos en la Argentina en materia del derecho humano a la comunicación, al acceso a la información, la libertad de expresión y por ende los derechos de las audiencias, tras las declaraciones del presidente electo, Javier Milei, respecto de la privatización de los medios públicos en Argentina…”*.
Los intentos y amenazas de transferir a intereses no públicos la radio y la televisión de un país resultan una afrenta a los derechos humanos, al derecho a la información, a los derechos de las audiencias, a tener acceso a contenidos diversos, respetuosos, “nutritivos”, producidos con parámetros éticos, con responsabilidad social.
En un estudio del Reuters Institute de junio de este año, orientado a países europeos y titulado The Importance of Public Service Media for Individuals and for Society (La importancia de los medios de servicio público para las personas y para la sociedad), de Rasmus Kleis Nielsen y Richard Fletcher, se destaca que la valoración positiva de los medios públicos de comunicación se deposita, sobre todo, entre quienes realmente los utilizan, quienes los siguen, los ven, les son relevantes.
En México ha habido una larga lucha para que prensa escrita, radio y televisión puedan defender su independencia editorial frente a los diversos poderes de los gobiernos en turno; y puedan librar una mejor batalla en dar resultados en favor de una comunicación plural, incluyente, no propagandística. La historia de esa lucha ha tenido altas y bajas y, sin duda, se acompaña, al igual que señala Ottaviano que ocurre en Argentina, de embestidas jurídicas o económicas.
En realidad, si alguien se pregunta: ¿para qué sirven los medios públicos?, la respuesta indubitable es: para colocar contenidos diversos, informativos, didácticos, de interés público –que como decía un autor inglés, no significa el interés del público necesariamente–, que escapen al catálogo comercial –que puede jamás programar algo distinto si no está asegurada su venta–, para explorar, para aventurarse, para incorporar a minorías y mayorías, para servir, para ofrecernos rutas en casos de emergencias, para tratar de informar con la más alta ética y los más puntos de vista posibles, para cumplir con el derecho a la información.
La BBC lo tiene muy claro, su propósito existencial “es actuar conforme al interés público, atendiendo a todas las audiencias mediante servicios de alta calidad, imparciales, distintos, para informar, educar y entretener”.
La OID también subraya en el desplegado mencionado anteriormente, la fortaleza de los medios públicos porque “brindan acceso a la información, al entretenimiento y a la cultura para la ciudadanía, cubriendo desiertos informativos tanto territoriales como de contenidos, al no priorizar el interés lucrativo frente al interés general de la población para tomar decisiones y participar de la vida democrática. Si bien la mayoría de los medios públicos y estatales, tanto en Argentina como en el resto de América Latina, tienen como fuente de financiamiento recursos públicos federales del Estado, de ninguna manera esto les convierte de inmediato en instrumentos propagandísticos al servicio del poder político o partido en turno”*.
Esa tentativa privatizadora argentina es una invitación potente para que nos hagamos, con conciencia y conocimiento de causa, audiencias críticas y participativas de nuestros medios públicos, en ellos queda la huella de nuestra salud democrática comunicacional.

* https://oidaudiencias.org/
@anterrazas