19 enero,2018 12:40 pm

México, entre la “paradoja de las drogas” y la violencia

México parece caminar marcha atrás en la lucha contra el crimen organizado, a juzgar por las cifras de asesinatos. Los decapitados, los colgados de puentes con “narcomensajes” y los cuerpos desmembrados están de regreso.
En los próximos días se tendrán las estadísticas de asesinatos de 2017, pero ya se sabe que el número será el más alto de los últimos 20 años, por lo menos.
Hace unas semanas aparecieron cinco cabezas humanas sobre un taxi en el estado de Veracruz. A finales de diciembre un colombiano apareció decapitado, desollado y con la cabeza entre las piernas en Cancún. El sábado pasado el periodista Carlos Domínguez fue asesinado en Nuevo Laredo, en la frontera con Estados Unidos, de 21 puñaladas.
El comisionado nacional de Seguridad de México, Renato Sales Heredia, dijo, sin embargo, en entrevista con la agencia DPA que las cifras se deben poner en perspectiva y que la tasa de 22 homicidios por cada 100 mil habitantes de 2017 es la misma que en 2012, el año en que asumió el presidente Enrique Peña Nieto.
“En los primeros tres años de esta administración bajó de 22 a 17 y ahora está de nuevo en 22”, dijo Sales.
Pero “no podemos vincular los escenarios de violencia exclusivamente con la estadística de muertes. Hace algunos años había un cártel especialmente violento, Los Zetas. Eran de una violencia criminal terrible”, afirma.
Sales, que tiene bajo su responsabilidad a la Policía Federal y las cárceles federales, asumió el cargo en agosto de 2015 un mes y medio después de que a su antecesor se le fugara de un penal de máxima seguridad el líder del cártel de Sinaloa Joaquín El Chapo Guzmán.
Le tocó evitar una nueva evasión de El Chapo cuando fue recapturado seis meses más tarde. Y lo mantuvo bajo severa vigilancia hasta que fue entregado a Estados Unidos el 19 de enero de 2017, hace justo un año.
Después de la captura de Guzmán el cártel de Sinaloa entró en una guerra interna y está fragmentado. “Fragmentado, pero poderosísimo”, dice Sales, mientras que ha surgido otro cártel fuerte, el Jalisco Nueva Generación, que es “el que ha crecido más”. “Se está trabajando también en su desmantelamiento”, afirma.
Sales dice que hay factores internos y externos que provocaron el aumento de la violencia, entre ellos la prohibición de la venta de opiáceos sin receta en Estados Unidos, que desató una guerra por la producción y tráfico de heroína y opioides sintéticos desde México.
“No es un tema de policías y ladrones. Es un tema vinculado con la situación sociológica, económica, política, geopolítica”, señala.
“Ellos tuvieron 64 mil muertos por dosis de heroína y fentanilo, casi el triple de los muertos que tuvimos nosotros con homicidios dolosos en este 2017, que fue el más alto”, compara.
Habla también de la necesidad de “dignificar” a los policías mexicanos, que en algunos municipios cobran 5 mil pesos al mes (unos 270 dólares) y no están capacitados para hacer frente a violentas organizaciones criminales.
“¿Cómo construimos policías sólidas, confiables y con futuro si partimos de una base de desprecio y discriminación?”, cuestiona. “Cuando más necesaria es la policía, peor la tratamos”.
Y responde a quienes cuestionan la participación de militares en seguridad interna: “Hay lugares del país en donde los narcos pretenden apoderarse del territorio. ¿Puede la policía municipal enfrentarse a esos grupos? No”.
Cuando se le pregunta por la legalización de las drogas, Sales afirma que se da “una paradoja terrible” en México, donde el consumo de drogas está permitido, pero no su producción, distribución y venta.
“Entonces dice uno, ¿cómo está permitido el consumo si no se puede trasladar, producir, distribuir? Lo que hay que hacer es una revisión global del tema”.
Con México a punto de entrar en el proceso electoral para elegir nuevo presidente el 1 de julio, el comisionado prefiere no opinar sobre la propuesta del candidato puntero, el centro-izquierdista Andrés Manuel López Obrador, de pactar una amnistía para reducir la violencia.
“No quiero opinar sobre posturas. Nosotros tenemos que generar un entorno de relativa paz para ejercer el sufragio”, dice. “Tenemos que coordinarnos con diferentes autoridades de distinta índole política y tenemos que propiciar eso”.
La idea de que los grupos delictivos puedan estar ganando la partida no es algo que comparta Sales, que tiene en su oficina un tablero de ajedrez. “A lo mejor han ganado uno o dos peones”, señala, “pero no hay jaque”.
Texto: DPa / Foto: Mario Jasso, Curtoscuro