13 junio,2018 11:35 am

México no tiene autosuficiencia alimentaria por el abandono de 30 años del campo, señala experto

Si la legalización de la amapola es una alternativa productiva, se tiene que poner a consulta efectiva de la comunidad, dice el antropólogo Ricardo María Garibay durante la inauguración del cuarto Simposio en Biotecnología.

Texto: Rosendo Betancourt Radilla
Foto: Erick Chavelas Hernández
Chilpancingo, Guerrero. El antropólogo Ricardo María Garibay dijo que México puede tener autosuficiencia alimentaria, pero el campo ha estado abandonado por los gobiernos durante 30 años, y se declaró en contra de los proyectos mineros e hidroeléctricos como La Parota, porque desplazan a los pobladores de sus comunidades.
Ricardo María Garibay Velasco es licenciado en Antropología Social, tiene una maestría en Desarrollo Rural por la UAM y un posgrado en Estudios de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable en el Colegio de México, y es miembro de la Red de Etnoecología y Patrimonio Biocultural del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Este lunes ofreció su ponencia Biotecnología para el desarrollo comunitario, en el cuarto Simposio en Biotecnología en el auditorio de la Rectoría de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), y expuso su trabajo con comunidades indígenas de todo el país con las que ha trabajado los temas de agrobiodiversidad y sistemas alimentarios.
Al preguntarle de la legalización de la amapola dijo que los pueblos deben decidir qué hacer, si es una alternativa productiva se tiene que poner a consulta efectiva de la comunidad.
Dijo que la universidad puede ayudar en este tipo de discusiones, “tiene que ser un espacio libre para pensar y proponer, se deben abrir los foros para discutir los problemas sociales, políticos y económicos”.
Las presas siempre desalojan a los campesinos de las mejores tierras
Del proyecto de la presa La Parota, consideró que este tipo de infraestructura siempre despoja a los campesinos de las mejores tierras, de las tierras bajas, y se les envía a zonas altas más improductivas con promesas de desarrollo, “siempre es el mismo problema”.
“Las comunidades han avanzado en exigir el conocimiento previo informado y que los afectados por la infraestructura sean beneficiados, son obras que benefician a poblaciones que están a decenas de kilómetros. Además estamos excedidos de presas, no se necesitan grandes obras, con pequeñas obras de infraestructura se puede resolver si se requiere dotar de agua, electricidad a las comunidades aledañas, además tienen pocos años de duración porque se azolvan”.
Durante su ponencia expuso que el concepto de sustentabilidad nace debido a la crisis del modelo de producción actual, pero que son prácticas de más de 500 años de los pueblos indígenas.
“En la visión comunitaria de los pueblos indígenas no son individuos que vean cómo resuelven sus problemas cada uno. Eso los hace capaces de enfrentar las adversidades, tienen una visión del uso común de los recursos. Está el caso de la Policía Comunitaria, que es toda una comunidad organizada, así resolvieron muchos problemas. Es también una visión del manejo sustentable de los recursos naturales pensando: estoy manejando los recursos por el bien de todos”.
Informó que los lugares mejor conservados en México son en donde están los pueblos indígenas, bosques, selvas, humedales, desiertos. “En cambio los desarrollos turísticos han hecho pedazos los puertos como Acapulco, los mineros están destrozando y dejando pobreza en donde se asientan. En 50 años, los científicos, los mestizos hemos destrozado la naturaleza y los indígenas llevan 500 años, y muchos más antes de la conquista, de una manera de vida sustentable”.
México depende de otros países para su alimentación
El antropólogo Ricardo María Garibay señaló que “ahora todo el mundo anda diciendo que somos deficitarios en granos básicos y por eso los estamos comprando al extranjero, lo cierto es que podríamos ser un país autosuficiente en granos básicos y además exportar hortalizas como lo hacemos ahora, si hubiera un mínimo apoyo a las zonas temporaleras productoras de granos básicos”.
Explicó que la actual política alimentaria del gobierno federal le apostó a comprar alimentos, “porque tenemos dinero debido al petróleo, pero eso nos hace dependientes en algo importantísimo que es la alimentación, estamos sometidos a los designios de quien nos vende el alimento, porque lo puede poner al precio que quiera en el momento que quiera”.
Para alcanzar la soberanía alimentaria consideró que se requiere de recursos, infraestructura, investigación, mejoramiento de semillas nativas y de sistemas agrícolas tradicionales”.
Informó que estas zonas de siembra de temporada que es característica de Guerrero, “alimentan a mucha parte de la población, si hubiera apoyo aumentarían sus rendimientos y nos harían completamente capaces de enfrentar cualquier contingencia ambiental, económica o política con los alimentos asegurados”.
–¿Cómo debería ser esta intervención?
–Primero tendríamos que dejar de verlo como una intervención de un agente externo a las comunidades rurales, tenemos que verlo como la participación de las comunidades para que puedan decidir sobre su propio futuro. A las zonas temporaleras no se les apoyó desde hace 30 años.
“Se tienen que apoyar los procesos propios de desarrollo, ahorita no hay empleos en las oficinas de gobierno, no hay empleo en las universidades, pero sí hay mucho trabajo que hacer en la organización de comunidades para saltar de una producción de granos básicos a una producción de productos de valor agregado que puedan insertarse en mercados alternativos, orgánicos, en todos”.
“Nos tienen ahorita sometidos a la industria farmacéutica y si nos logran someter a través de la industria alimentaria seremos un país atenido a las decisiones de otros sobre nosotros y nuestro futuro. Eso no lo podemos permitir porque tenemos toda la capacidad: los conocimientos, el capital humano, y el natural. No todo el mundo tiene la fuerza de trabajo que tenemos nosotros, los conocimientos de los campesinos sobre el manejo sustentable de los recursos naturales, ni las extensiones de tierra que tenemos”.
El simposio es organizado por la Facultad de Ciencias Químico Biológicas de la UAG, se inauguró este lunes con la ponencia de María Garibay y terminará el viernes.