28 noviembre,2018 7:30 am

México y Brasil ante América Latina

Gaspard Estrada
El próximo primero de diciembre, Andrés Manuel López Obrador asumirá su cargo como presidente de México. Lo hará en presencia de numerosos jefes de Estado y de Gobierno que asistirán a su toma de posesión. Sin embargo, hasta ahora el activismo del canciller designado, Marcelo Ebrard, ha contrastado con la poca exposición de López Obrador en los asuntos internacionales –dejando de lado la relación bilateral con Estados Unidos.
Ahora bien, el entorno internacional y los recientes cambios en los gobiernos de la región en las elecciones de este año pueden generar una ventana de oportunidad para el futuro gobierno de México, en caso de que decida apostar a esa agenda a nivel presidencial. ¿Qué ha sucedido desde entonces?
El principal factor de cambio ha sido, sin duda alguna, el resultado de la elección presidencial en Brasil. Durante los meses de julio y agosto, la candidatura del ex presidente Lula, fundador y líder del Partido de los Trabajadores (PT), crecía en las encuestas de opinión, presagiando que su candidatura se volvía viable. Hasta ese momento, la hipótesis de una victoria de Jair Bolsonaro, que encabezaba todas las encuestas con un 20% de los votos en caso de que el ex presidente no pudiese participar de la contienda, estaba descartada por la mayoría –si no es por casi la totalidad– de los analistas políticos. Pocas semanas después, a principios de septiembre, el ex capitán del ejército sufrió un atentado en Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais, que casi le costó la vida y que a la postre le sería esencial para obtener la presidencia de la República. Con el 55% de los votos, Jair Bolsonaro se transformó en el primer político abiertamente de extrema derecha en llegar a la presidencia de ese país. La composición de su gabinete es el reflejo de esta realidad. Sergio Moro, el juez que condenó al ex presidente Lula sin tener pruebas para encarcelarlo, fue nombrado ministro de la Justicia, como una recompensa por el trabajo de destrucción de Lula y del PT como un todo. Por su lado, decidió nombrar como ministro de Hacienda al ultra liberal Paulo Guedes, que tiene la intención de privatizar la gran mayoría de las paraestatales del país, empezando por Petrobras, Banco do Brasil y la Caixa Económica Federal, es decir, las mayores y más rentables empresas controladas por el Estado brasileño. Sin embargo, es la política exterior la que concentra las mayores preocupaciones de los gobiernos de América Latina.
Durante la campaña presidencial, Bolsonaro anunció su intención de cambiar completamente la orientación de las relaciones de Brasil con el mundo. Anunció que movería de Tel-Aviv a Jerusalén la sede de la embajada de Brasil en Israel. También quiere desarticular el Mercosur, lo cual quiere decir que no apuesta a la integración regional. Y uno de los hijos de Bolsonaro viajó a Washington DC, para reunirse con el equipo de Donald Trump. Durante esta visita anunció que el gobierno brasileño buscará crear mecanismos junto con Estados Unidos para atacar financieramente a Venezuela y Cuba. Este último país, sintiéndose ofendido por los exabruptos de Bolsonaro desde la campaña presidencial, decidió retirar a los miles de médicos que trabajaban en las zonas de mayor exclusión en Brasil desde 2013, cuando la entonces presidenta Dilma Rousseff creó el programa Mais Medicos para llevar a estos territorios servicios básicos de salud. De tal manera que el nuevo gobierno brasileño comenzará su nuevo mandato enfrentado con buena parte de los países de América Latina. Es por eso que existe una ventana de oportunidad para que México pueda recuperar un protagonismo político en la región, entre Maduro y Bolsonaro.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
Twitter: @Gaspard_Estrada