En Petlacala ahora hay paz, derivada de la tregua entre grupos criminales, pero piden que el gobierno la garantice. Demandan también ayuda para abrir nuevas fábricas de mezcal, y piden que su bebida sea certificada para que puedan venderla con seguridad y no sean extorsionados cuando bajan a comercializarla
San Miguel Totolapan, Guerrero, 15 de julio de 2024. La violencia del crimen organizado provocó la pérdida de unos 5 mil litros de mezcal, la mitad de la producción anual de esta comunidad; ahora los productores claman por un programa emergente para la certificación de la bebida, y porque el gobierno garantice la paz que se mantiene debido a una tregua entre diferentes grupos criminales.
Reunidos en la fábrica de la colonia Plan Periconal de Petlacala, 15 maestros y una maestra mezcalera pidieron también más equipo para abrir nuevas fábricas, porque cuentan con el maguey necesario para la producción, pero las cinco fábricas que tienen son insuficientes para los 50 productores de la localidad que se turnan su uso.
Para llegar al lugar hay que pasar por caminos destrozados por camiones sin logos que indiquen a quién pertenecen y su actividad, y sin placas que están saqueando la madera del emblemático cerro del Teotepec, el más alto del estado, y por terracerías lodosas e inundadas debido a las torrenciales lluvias de la semana pasada.
Petlacala es una comunidad famosa por la alta calidad de su mezcal, los productores informan que son ya ocho generaciones que se dedican al destilado de la bebida, y han sobrevivido no sólo sin el apoyo del gobierno, sino a pesar de él, porque cuando salen a vender el producto en las carreteras se los decomisan o les piden el pago de un soborno para que lo puedan transportar; por eso les urge certificarlo.
Esta comunidad es una de las que fueron asediadas en septiembre pasado por el grupo criminal La Familia Michoacana, asedio que terminó el 2 de octubre cuando acudió el Ejército, el mismo día que más de mil 500 vecinos de la región se levantaron en armas.
Aún ahora la seguridad está a cargo de la autodefensa que tiene retenes y hace rondines en los caminos, pues están en la frontera de la zona controlada por el mencionado grupo criminal. Hay paz, pero los vecinos hablan constantemente de las guardias que les toca hacer, y de cómo contuvieron el avance de los sicarios que buscaban ocupar la zona.
También hablan de la producción de mezcal, de a quién le toca usar qué fábrica y de sus métodos para mejorar el rendimiento.
Además, consideran, su mezcal es uno de los mejores del país debido al agua corriente que utilizan, limpia y cristalina, y que antes de brotar de la tierra recorre las cuencas subterráneas y se llena de los aromas de su bosque.
Me tiraban de a loco, ahora ya todos son mezcaleros
Uno de los productores de mezcal, Bolívar Sánchez, es de los principales promotores de la siembra de maguey Cupreata, del cuidado del bosque y de la reforestación para tratar de recuperar la madera que se usa para la cocción y destilado; salió muy joven de la comunidad para estudiar, y al regresar siguió la tradición de su padre y de su abuelo de hacer mezcal.
Contó que cuando lo veían llenar sus parcelas de maguey en lugar de amapola (en el tiempo en el que la goma de opio daba ganancias millonarias), “me tiraban de a loco, decían que perdía el tiempo, que no tenía qué hacer, y ahora todos son mezcaleros”.
Lo de que “todos son mezcaleros” no es lenguaje figurado, cada vecino de esta comunidad de 50 familias, unas 200 personas, tiene algún vínculo con la producción o distribución del mezcal, (eran 70 familias antes de septiembre, todas salieron desplazadas por la violencia y 20 ya no regresaron).
La producción también beneficia a vecinos de otras comunidades que rentan alguna de las fábricas o venden el maguey que cosechan, como Linda Vista, Piedra Concha, La Laguna, Plan Verde, Chachalaco, Campamento de Vaca, Toro Muerto y Los Ciruelos.
Los 10 mil litros que cada año producen los vecinos del lugar se venden de manera local en Chilpancingo y comunidades de Tierra Caliente, además de los pueblos de la región, en precios que varían de 300 a 400 pesos el litro, según el lugar en el que se compre. El maguey se hornea con encino.
Petlacala es anexo de Coronillas, tiene 60 mil hectáreas de terreno, la mayoría es de bosque en el que se han avistado jaguares, pumas, ocelotes, panteras, venados, jabalíes, conejos y distintas aves. El clima en general oscila entre 10 y 20 grados centígrados en distintas épocas del año, aunque llega a bajar hasta 0.
“Es una chinga” producir mezcal
El día de la visita a la fábrica de Plan Periconal, el maestro mezcalero Juan Sánchez se veía cansado, y comentó, “me gusta trabajar en esto, pero ya están duras las desveladas, llevo unas 8 noches, lo sentí muy largo, es una chinga”.
Es que su forma de producción consiste en estar observando constantemente el fuego y todo el sistema de destilación, para tener el mezcal con la graduación de alcohol y el sabor característico de la zona.
La noche en que se acompañó a los productores en la fábrica, azotó una fuerte tormenta eléctrica con ráfagas de viento que levantaron una de las láminas que cubren la rústica construcción sin paredes, así que se tuvo que estar avivando el fuego y proteger la leña para que no se mojara, hasta la mañana siguiente, cuando paró la lluvia.
En cuanto a cómo le va con la venta de mezcal, Juan Sánchez dijo que “más o menos, pasándola, da dinero pero se le mete harto gasto, no hay apoyo del gobierno más que Sembrando Vida, pero ese es sólo para sembrar el maguey, ya para trabajarlo es con recursos propios, los peones, los carros de maguey los paga uno con mezcal o se endeuda uno y ya va uno pagando”.
Informó que diario trabajan las cinco fábricas, sólo cuando baja mucho la temperatura para la producción y se rolan las fábricas, “pero los chamacos desde los 10 años ya están trabajando, por eso no hay cupo para todos”.
Solicitó al gobierno del estado el material para construir al menos otras dos o tres fábricas, y dinero para echarlas a andar, además de un plan emergente para certificar su producto.
Dijo que no hay un mercado fijo, “lo vendemos por ahí en los pueblos donde vaya saliendo, cuando hay un festejo de a 10 de a 20 litros y así se va vendiendo”.
“Hace poco que empezamos a trabajar y no sabemos cómo se certifica, hemos tenido pedidos grandes pero no los podemos surtir porque no tenemos permiso para transportarlo y la policía te lo quita o te pide el dinero que es de tu ganancia”.
En cuanto a qué se dedicaba antes del mezcal, expuso, “ahora ya casi ni queremos mencionarlo, era la amapola, pero ya se terminó y ahora nos da pena decir que éramos amapoleros”.
El productor de 57 años, José Natividad Reyes contó que la producción del mezcal, hasta donde recuerda viene “desde los bisabuelos, no sé cómo llegó el primer maestro mezcalero, pero hay como 8 generaciones, los pequeños ya están aprendiendo, es muy importante la destilación, también las mujeres saben sacarlo”.
“El sabor del mezcal es muy especial, es diferente a los demás, ayuda el agua de nuestra zona que es muy cristalina y que nace en los bosques, es muy importante, hace que el mezcal esté muy bueno”, expuso.
Agregó que se puede vivir del mezcal, “ese es el trabajo que tenemos, de ahí estamos sosteniendo a las familias, pero nos hace falta asesoramiento porque desde que nos enseñaron lo hemos estado haciendo líricamente, necesitamos tecnificarnos, aquí no utilizamos números, es al sabor, al paladar, a la vista, a ojo de buen cubero, yo empecé a los 8 años y ahora tengo 57”.
Mencionó que se han hecho concursos en el estado y los mezcales de Petlacala han sacado primeros lugares gracias a la alta calidad, aún sin estar certificado.
En cuanto a los daños provocados por la violencia del grupo criminal La Familia Michoacana en su embate a las comunidades de la zona en septiembre del año pasado, otro maestro mezcalero informó que no se tuvieron trabajos de mayo a agosto debido al temor a una nueva irrupción, los productores salieron desplazados, cuando regresaron se sumaron a las tareas de vigilancia y seguridad de las comunidades vecinas, “hubo pérdidas en cuanto a la producción y eso es algo que ya no se recupera, porque si íbamos a producir 5 mil litros en ese tiempo, no se puede recuperar”.
“Ahorita nos sentimos un poco seguros, esperemos que se mantenga la paz para que siga la producción del mezcal”, demandó a los gobiernos del estado y federal.
Texto y foto: Rosendo Betancourt Radilla