Ciudad de México, 7 de julio 2023. A la pequeña Natasha Yorleny le gustaba mucho estudiar y estaba ilusionada con entrar en agosto a la primaria que está al lado del Jardín de Niños del que se acababa de graduar.
Les decía a sus papás que un día sería doctora, aunque cuando miraba una mujer policía, comentaba que de grande le gustaría ser como ellas.
Pero los sueños de la niña fueron truncados la noche del martes de forma abrupta luego de que el conductor de una camioneta, presuntamente alcoholizado, la atropelló al subir a la banqueta por donde caminaba de la mano de su padre, en Pesquería, Nuevo León.
Ese día iban a comprar algunas cosas para el ensayo de la fiesta de graduación del kínder, recordó su mamá Miriam Ruiz, de 25 años.
“Mi niña murió sin dolor, fue algo instantáneo”, dijo ayer la joven madre durante el funeral de su hija, “en ese momento me despedí de ella, la bendije y se la entregué a Dios”.
“Quería usar su vestido rosa en la graduación, tenía muchos sueños, el más importante era terminar el kínder para ir a la Primaria, nos decía que iba a querer una fiesta de Quince Años con muchos caballos, quería ser doctora o policía”, recordó Ruiz.
“Lastimosamente, el único sueño que le puedo cumplir es hacerle una cabalgata para despedirla, lo demás quedará pendiente”, dijo entre lágrimas.
Descrita por sus allegados como una niña que era muy alegre, que le gustaba mucho bailar, Natasha era conocida por sus amiguitos de la escuela y de la colonia como “la niña de los ojos bonitos”.
Ayer, su familia le dio el último adiós en la casa donde vivía con sus papás Óscar Ramírez y Miriam, además de sus hermanos, uno de 1 año y medio, y una bebé de 4 meses.
Poco después de las 16:00 horas, una carroza trasladó el cuerpo de la menor hacia el Ejido Tierra Nueva, en Ciudad Victoria, Tamaulipas, de donde es originaria una parte de su familia materna.
Texto y foto: Agencia Reforma
