9 febrero,2024 5:08 am

Mi primera campaña

LA POLÍTICA ES ASÍ

 Ángel Aguirre Rivero

Era mi primera campaña para diputado federal, allá por 1990. Decidí iniciarla en Ayutla de los Libres, municipio con el que siempre me he sentido muy vinculado por su bagaje histórico, pues ahí se gestó el Plan de Ayutla, proclamado por Florencio Villarreal con el apoyo de los liberales Juan Álvarez e Ignacio Comonfort el 1 de marzo de 1854.

Elegí la comunidad de Ahucachahue para dar inicio formal a mis actividades de proselitismo, donde llegué muy temprano.

Un numeroso grupo de mixtecos encabezados por mi amigo Longinos Julio Hernández me recibieron con gran algarabía, para después sostener un diálogo abierto en la cancha del lugar, ofreciéndome su apoyo para ser diputado federal.

Recorrí palmo a palmo cada una de las comunidades que integraban mi distrito: Ayutla, Ometepec, Azoyú, Marquelia, Cuaji, San Marcos, Cruz Grande, Copala, Cuautepec, entre otros.

Ganamos todos los municipios y obtuvimos una de las votaciones más altas de nuestro estado y del país. La gente ya estaba harta que se nos enviaran candidatos que no eran oriundos de la región. Bajo el lema “Un costachiquense que cumple y convence”, los costeños, afromestizos, mixtecos y amuzgos, hicieron suya la campaña y el triunfo fue abrumador.

Por esos días me encontré en la plaza de Ometepec a mi paisano Eloy Cisneros Guillén, a quien respeto y aprecio; era el candidato del PRD por ese distrito.

Con cortesía me acerqué a saludarlo y recuerdo muy bien sus palabras cuando me dijo: –lamento mucho que seas el candidato de PRI, te voy a ganar

Entonces yo le contesté : –yo le deseo lo mejor maestro Eloy, sólo le pido que mande sus representantes a cada casilla, para que después no aleguen que hubo fraude. Y nos despedimos cordialmente.

Cuando se dieron a conocer los resultados por parte del organismo electoral, un grupo de seguidores del maestro Eloy permanecieron en las afueras de su casa gritando la consigna: –¡fraude!, ¡fraude!, ¡fraude!

Entonces tomé el teléfono y le hice una llamada a quien yo conocía desde que era un niño, pues sus padres y mis padres eran vecinos y siempre cultivaron una bonita relación amistosa. Eloy me contestó y me ofreció intervenir con sus compañeros para persuadirlos de que ese no era el camino. Los siguientes días los manifestantes nunca más se volvieron a aparecer. Don Eloy se portó como un caballero de la política.

Cuando fuimos llamados por el gobernador José Francisco Ruiz Massieu para evaluar los resultados. No obstante haber obtenido una muy alta votación me dijo: –oye Ángel, pudiste habernos entregado muchos más votos…. ¿qué sucedió?

Y le contesté: –me parece que es una de las dos más altas votaciones del estado gobernador; el candidato del PRD es un auténtico luchador social, con importante liderazgo en la región, y percibo también un gran malestar de la población, porque no se han iniciado los trabajos del hospital regional de Ometepec.

Esto último lo encendió, montó en cólera y empezó a gritarme y a decirme que no estaba de acuerdo con mi apreciación, me puse de pie para responderle y entonces Rubén Figueroa (quien fungía como candidato al Senado y presidente estatal del PRI) me hizo una señal para que yo ya no le contestara y las cosas no se complicaran más.

Las intrigas palaciegas de su grupo más cercano estaban a la orden del día. Después de que yo había construido una magnífica relación con el gobernador acapulqueño, a quienes no les agradaba el trato tan especial que éste me procuraba.

Llegué a la 55 Legislatura y la instrucción por conducto de su compadre José Antonio González Fernández fue contundente: –no le den ninguna comisión importante al diputado Ángel Aguirre.

Pero como Dios siempre me bendice, al cabo de algunos meses y dada la amistad que yo había cultivado con María de los Ángeles Moreno (quien fungía como presidenta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública), un día me mandó a llamar para decirme: –oye Ángel, fíjate que el diputado Agustín Basave va a dejar la secretaría de la Comisión de Presupuesto, ¿no te gustaría hacerte cargo de ella?

–Por supuesto que sí querida amiga (le contesté), pero que no lo sepa mi gobernador y su alfil el diputado González Fernández, porque me van a vetar.

Y al siguiente día dimos el albazo y fui nombrado secretario de la comisión más importante en la Cámara de Diputados, la cual presidí en mi segunda incursión como diputado federal.

Anunciado el nombramiento le hablé de inmediato al gobernador para decirle: –muchas gracias Pepe por la oportunidad que me brindas de ser secretario de la Comisión de Presupuesto, quiero decirte que esa comision es tuya y está a tus órdenes para ayudar al estado. Y volvimos a retomar nuestra relación cálida como lo había sido siempre.

Cuánto añoro hoy esos tiempos en que se podía hacer campaña libremente, en que tu voz y tu compromiso podían llegar a los rincones más apartados de nuestro estado. Cuánta tristeza me causa ver lo que hoy vive mi estado, donde ser candidata o candidato implica un alto riesgo. Cuánta frustración saber que en muchos lugares serán los grupos de la delicuencia organizada los que decidirán el destino de estos municipios.

Cuánto me duele no saber en qué vaya a terminar todo esto. Cuánto me duele Dios mío el futuro de Guerrero.

 

Del anecdotario

 

La barbacoa ya presentaba un color verdoso, derivado seguramente de sus días previos de preparación. El comisario municipal mixteco me dijo: –mira candidato, te tenemos preparado un chivo, queremos almorzar contigo. No tuve alternativa, nunca le digas que no cuando te ofrezcan algo, y menos si proviene de una comunidad o una persona humilde.

Así que nos dispusimos entrar a la pequeña choza, en donde con gran esfuerzo montaron una mesa para recibir a sus invitados especiales, era mi primera campaña para diputado federal.

El líder comunitario habló en lengua madre a su esposa, quien sentada en cuclillas y con sus propias manos me sirvió un generoso plato de barbacoa, que insisto, advertí tenía algunos días de haber sido preparada, acompañada de grandes tortillas ya frías por el tiempo de espera.

Ingenuamente pregunté: –¿tendrán una salsita mi comisario?

–No, no hay… Me contestó.

Entonces yo invito unas latitas de chiles jalapeños le dije amablemente, alguien que las vaya a comprar. Sugerí a los presentes.

–Tampoco hay (volvió a contestar el comisario), aquí en mi pueblo no tenemos ninguna tienda.

Me recordó la frase de Juan Domingo Perón, expresidente de Argentina: –para ser un buen dirigente, un buen político, hay que sentir y vivir lo que vive el pueblo.

Terminado mi plato de barbacoa, el comisario me preguntó: –¿oye candidato, que te pareció chivo?

–Muy rico, muy sabroso. Le contesté.

Y entonces dirigió su mirada hacia su mujer para decirle: –sírvele más barbacoa a candidato, dice que le gustó mucho.

Ausencio Garzón Chávez distinguido ayutlense (QEPD), quien ya había sido alcalde de Chilpancingo, fungía como mi suplente, y en un descuido del comisario le pasé mi plato a Chencho. Formal como era me dijo: –oiga señor licenciado, me voy a enfermar del estómago.

–No preocupes Chencho, al fin y al cabo tú eres el suplente y yo el propietario… Y nos echamos a reir.

A sólo 20 minutos de la alta sierra de Ayutla bajamos a la siguiente comunidad donde me recibieron jubilosos en El Zapote. Me esperaban con gran algarabía, con banda de chile frito, collares de cempasúchil y gritos de ¡viva Guirre!, ¡viva Guirre”.

Terminado el mitin me dice el dirigente local: –oye candidato, te tenemos un almuerzo.

–No por favor, no se hubieran molestado. Y se me ocurrió preguntar: ¿y qué prepararon?

–Un chivo. Me respondió.

–¿Y cómo lo prepararon?

–En caldo (me dijo), y está calientito.

Ese día disfruté de uno de los caldos de chivos más sabrosos que he probado en mi vida.

En ese recorrido de mi primer día de campaña, don Ausencio y yo comimos al menos cinco veces chivo en mi muy querido municipio de Ayutla. Lo bueno es que dicen que el chivo es un gran afrodisiaco.