22 septiembre,2023 4:09 am

Muriel Barbery: sobrevivir en la ausencia

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Adán Ramírez Serret

 

Muriel Barbery (Casablanca, 1969), es una escritora francesa que saltó a la fama internacional con la novela La elegancia del erizo, en la cual, la amistad es un tema fundamental. La manera en que la amistad nos hace pertenecer sin importar la edad ni la clase social.
Su obra más reciente es Una hora de fervor y en esta también está la amistad como tema central, pero diferente, porque la amistad es un asunto con una gran relevancia, pues funciona, en un principio, como salvación y termina siendo el centro de una vida.
Una hora de fervor sucede en Japón. Barbery ya ha escrito antes novelas que se sitúan en ese país: Una rosa sola también sucede allá, de hecho, es una historia de amor, pero contada desde el otro extremo. En Una hora de fervor, conocemos al padre de Rose, Haru Ueno, quien tiene una vida muy singular, sobre todo, gracias a Rose.
La historia comienza en Kioto durante los años sesenta del siglo pasado. Haru es un triunfante hombre que tiene mucho éxito con las mujeres. En una ocasión, conoce a una francesa muy bella, excéntrica, con un profundo aire de tristeza. Se acerca a ella y en poco tiempo viven su hora de fervor.
Haru no vuelve a ver a esta mujer en los días consecutivos. Poco tiempo después, la mujer francesa le envía una carta en donde le cuenta que ella espera una hija, producto de aquella noche que estuvieron juntos, pero que, si él se acerca a la niña, ella se suicida.
A partir de aquí da un vuelco la vida de Haru. “De modo que, como no podía cambiar el destino, Haru Ueno se cambió a sí mismo, y de esa noche nació toda una serie de metamorfosis”.
Haru no puede estar con su hija, pero desea dedicar su vida a ella. Hace rituales para encontrarla, para verla, aunque sea tan sólo en su imaginación. Ir a ver a sus padres, ver a sus hermanos, caminar por las calles es una forma de acercarse a ella. “Entonces vio esbozarse ante él el nuevo paso de su vida. Su hija era la carne de su amor por el arte, su encarnación verdadera y su razón vital, la redención de su decepción y traición primeras. Con su brillo otoñal, iluminaba su corazón invernal, y si debía amarla en silencio, sabría soportarlo; hasta los pobres son ricos, dijo en voz alta, y se rio”.
Poco a poco, en su extrema soledad y añoranza, comienza a haber un vínculo que se vuelve cada día más, el centro de su vida. Se trata de sus amigos que son una compañía tangible en ese universo en donde Japón y su familia están inmersos en su realidad y a Haru sólo le queda girar alrededor de ellos. Pero para sus amigos, esa amistad es indispensable en sus vidas. Con ellos tiene charlas como esta: “Lo que Tomoo ha dicho antes sobre el butô es válido también para el amor –dijo Emmanuel–. El arte y el deseo exploran nuestras oscuridades. / –Keisuke dice que no entiendo nada de mujeres, pero quizá sea de mí de quien no entiendo nada. / –Todos tenemos zonas oscuras que crean ángulos muertos en los que quedamos ocultos a nosotros mismos”.
Una hora de fervor parece moverse muchas veces más en los silencios que en las palabras. Como la vida de su personaje principal, Haru, que habita más el mundo con su hija, que vive lejos, en Francia y de quien apenas ve fotos y la ama profundamente, aunque no la conozca ni la vea, que en el Japón real, donde respira y platica con amigos, viviendo dos vidas que se comunican tan sólo por una hora de fervor.
Muriel Barbery, Una hora de fervor, Ciudad de México, Seix Barral, 2023. 275 páginas.