27 febrero,2023 4:59 am

Murió el doctor Mario Rivera

LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS

Humberto Musacchio

Murió el doctor Mario Rivera

Comunista de toda la vida, Mario Rivera Ortiz participó en grandes movimientos sociales que por lo menos en dos ocasiones lo llevaron a la cárcel, pues en el México priista ese era el precio por ejercer los derechos constitucionales. Acreditado neumólogo, sirvió a lo largo de su vida en la medicina social. Al triunfo de la revolución cubana, numerosos profesionistas salieron de la isla y entonces, en toda Latinoamérica, se integraron brigadas de galenos que fueron a ocupar aquellos puestos abandonados en la Perla de las Antillas. Entre ellos fueron Mario Rivera y su esposa Carlota, cardióloga de profesión. A su regreso, nuestro personaje trabajó en el Centro Médico Nacional, donde fundó el Grupo Nacional contra la Tuberculosis y el Registro Nacional de la Tuberculosis, que hicieron importantes contribuciones al conocimiento y control de ese padecimiento. En 1977 creó el Círculo de Estudios Ismael Cosío Villegas, que publicó la revista Medicina y Sociedad y el Boletín Medicina y Sociedad. Buen violinista, en la cárcel formó un conjunto de cuerdas que aligeró los pesares del encierro. Autor de obras de su especialidad, de novelas y memorias, es un alto ejemplo de firmeza y servicio a los desposeídos.

El FCE no está en Minería

Lamentablemente, el Fondo de Cultura Económica no está en la Feria Internacional del Libro de Minería, pues de acuerdo con lo declarado por Paco Ignacio Taibo II, se consideró excesiva la tarifa de 11 mil 250 pesos. A cambio, el FCE realizó durante los pasados viernes, sábado y domingo lo que llama “un tendido de libros” en el Palacio Postal situado en Tacuba y Eje Central. El Fondo anuncia que del 3 al 5 de marzo continuará con esta promoción en favor del libro barato, lo que está muy bien, pero lo cierto es que se extraña la presencia de la gran editorial del Estado mexicano en el enorme salón que tradicionalmente ocupó en el Palacio de Minería.

Nuevas esculturas en Reforma

Mujeres indígenas piden que se coloque en el Paseo de la Reforma La joven de Amajac, no el monolito huasteco hallado en Álamo Temapache, municipio de Veracruz, sino una reproducción a escala mayor. Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, anunció el martes pasado que esa escultura prehispánica se pondría en la glorieta de Colón, lo que no parece muy acertado, pues bien podría instalarse en la glorieta de la Palmera para dejar la otra a un monumento dedicado a la madre del feminismo mexicano, la inmensa Sor Juana Inés de la Cruz, la más alta figura de nuestras letras. Lo que de plano sería en detrimento de la armonía urbana sería dejar en Reforma la figura bidimensional llamada Justicia, un bodrio que no merece el movimiento por la igualdad de género. Esperemos que Sheinbaum se asesore de los que saben de arte y asuntos urbanos. La ciudad es de todos, hombres y mujeres.

La Zorra Vuelve al Gallinero

El incansable Mario Raúl Guzmán reactiva su sello editorial, llamado La Zorra Vuelve al Gallinero, y en coedición con La Ratona Cartonera, publica Tacubaya revisited, poemario de Víctor M. Navarro, quien, dice Guzmán, “echa mano de la crónica, el oído atento a la polifonía y la pluma sagaz en la recreación del habla” de la barriada que fue pueblo. Otro título, publicado al alimón con Ediciones Le Prosa, es Cherezada en la noche de los alfanjes. Comedia trágica en dos actos de Orlando Guillén, hombre de muy larga trayectoria en las letras, autor de nutrida obra lírica, a quien debemos interesantes incursiones en el ensayo, quien esta vez nos entrega la reedición de una obra para la escena con ilustraciones de Rodolfo Zanabria (Metepec 1930-Ciudad de México 2004), pieza en la que, dice Mario Raúl, “sorprende sobremanera la irrupción de la poesía en la poesía y del teatro en el teatro”.

Neonazis pasan a la
agresión física

En diciembre, la Cámara de Diputados aprobó una reforma al Código Penal que tipifica el delito de odio racial. Ahora, hace unos días, Martí Batres, secretario de Gobierno de la Ciudad de México, anunció que no se permitiría el concierto del grupo neonazi Satanic Warmaster, banda finlandesa que usa la llamada totenkopf, esto es, la calavera sobre las tibias cruzadas, símbolo de muerte que decoraba los uniformes de los soldados de la Alemania nazi. El domingo pasado, se publicó que Raúl Romero, académico de la UNAM, ha sido hostilizado en redes sociales, en las que ha recibido amenazas de muerte. Dos días antes, el promotor cultural Víctor García Zapata fue agredido fisicamente por un militante neonazi conocido como Líber Hatred. García Zapata atiende una tienda de discos en la colonia Roma, la que a fines de enero fue grafiteada con símbolos nazis, algo que también sufrió el Multiforo Cultural Alicia. Sobra decir que, al igual que las enmascaradas de negro que se dedican a pintarrajear paredes, saquear negocios y agredir a la gente, Líber Hatred y gentuza de su calaña actúan con la mayor impunidad, al extremo que algunos detenidos son liberados minutos después. Todo indica que debe abandonarse la política de “abrazos, no balazos”, que sólo ha servido para envalentonar a delincuentes de todo tipo.