23 diciembre,2022 5:01 am

Navidad, regalos sin costo

 AMERIZAJE

 

 

 

 

Ana Cecilia Terrazas

 

 

Las celebraciones decembrinas de este año se mantienen dentro de un entorno complejo y, en lo económico, cuesta arriba para la gran mayoría. Regalar u obsequiar será más difícil para quien resiente la inflación o el golpeteo a su poder adquisitivo.

Este Amerizaje propone algunos hallazgos gratuitos para autorregalarse u obsequiar:

Escuchar. Hallar algún sonido que le agrade y habitarlo, escucharlo. Esto es una invitación a recorrer uno de los elementos del paisaje auditivo que nos constituye. Así ocurría con el compositor francés Luc Ferrari cuando incorporaba sonidos que le gustaban en sus creaciones musicales.

Visualización. Todas las personas tenemos una foto, poster, cuadro, obra gráfica, portada o diseño que nos fascina. Se trata de cerrar los ojos y regodearnos en la estética de esa imagen que nos hace tan felices.

Silencio. Fragmentos de meditación o concentración en el presente. Las personas que practican atención plena saben de los beneficios para la salud emocional y mental que tiene “reiniciar” el cerebro.

Terapia. Lidiar con las tensiones cotidianas, emociones, problemas y trabajo en general no es fácil. En el camino todo se va registrando y para borrarlo o comenzar de nuevo se pueden seguir distintas herramientas o métodos psicoterapéuticos.

Espacio adentro. Tenemos una manera de colocar nuestros alrededores inmediatos: casas, oficinas, estudios, habitaciones, terrenos, jardines, terrazas. El feng shui, de origen oriental, trabaja justamente en armonizar y equilibrar el contexto físico para alcanzar una mejor energía relacional con éste y vale la pena explorarlo.

Espacio afuera. Salir y estar en alguno entra las decenas de lugares favoritos que ya tenemos puede ofrecernos un ratito de gusto.

Aligerarse. Para cada rol e interpretación de uno mismo en la vida nos armamos un guión, nos vestimos y maquillamos. Practicar –aunque fuese por algunos momentos– una caracterización distinta, espontánea, es algo que puede ser muy relajante, ligero y restaurador. Por ejemplo, el psicodrama de la terapeuta María Carmen Yuyo Bello se distingue por ayudar a superar atorones existenciales para quien ha tenido que lidiar con uno o varios eventos traumáticos durante su vida.

Abrazar. Hacer cariños, apapachar y consentir durante periodos largos (la duración dependerá de cada quien, de sus posibilidades y sus percepciones de lo largo y corto) a animales de compañía, amistades, parejas o familiares implica la segregación de oxitocina, serotonina y dopamina, todas estas son hormonas encargadas de hacernos sentir fisiológicamente bien.

Reconciliación. Cuando nos hemos alejado de alguien que quisiésemos tener más cerca y, con el tiempo, conversación o disculpas, reflexiones, diálogo, se puede rebasar ese estadio y ensayar otro tipo de cercanía siendo algo altamente satisfactorio; sin culpas, solamente en función del cariño y la posibilidad de reconstrucción. Se trata de la reparación de daños de la que hablan los alcohólicos anónimos y que tan exitosa ha sido durante décadas.

Aproximación. A veces nos damos cuenta de que la vida se fue rápido y no pudimos frecuentar más a quienes queríamos, a quiénes nos querían, a quienes nos caían muy bien. Sin dejar pasar días, en estas fechas quizá podamos llamar o visitar a algunas de estas personas que aún vivan; saber cómo están, verlas o hablarles, siempre será una gran idea.

Aprender. Encontrar un tema, autor, libro, personaje o concepto que se haya deseado comprender mejor amerita darse a la tarea de investigar, preguntar, leer, escuchar más sobre eso que nos interesa. Saber algo nuevo –asegura la mayoría de los neurólogos– es una de las rutas más rápidas y eficientes que tiene el cerebro para mantenernos activos, contentos, vitales.

Hablar. Muy en la tónica del punto anterior –“aprender”–, está utilizar adecuadamente una palabra o mote nuevo, ponerla en el lugar preciso, dentro de su justa posición en una frase para expresar con alguna certeza lo que se quiere decir, resulta en ese deleite que aparenta la comunicación oral rica, el supuestamente darnos a entender.

Seguramente hay mil regalos más de esta naturaleza, invisibles, personales y muy gozosos que puedan recomendarse para esta Navidad; la gracia es que calen hondo, que sean muy propios, muy netos, muy representativos de lo que somos, de lo que hacemos y de lo que queremos ser.

 

@aterrazas