24 julio,2020 4:46 am

No acepta Clemente que su hijo Christian esté muerto; el fragmento óseo identificado no es prueba

En entrevista en su casa en Tixtla, el padre de uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos cuenta que el 5 de julio fueron a su casa Encinas y el fiscal del caso y le mostraron un tomo donde viene la investigación del hallazgo de una parte de un pie de sólo 3 centímetros

Tixtla, Guerrero, 24 de julio de 2020. El 5 de julio a don Clemente le volvió a cambiar la vida cuando el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Alejandro Encinas, y el jefe de la Unidad para el Caso Ayotzinapa de la Fiscalía General de la República, Omar Gómez, llegaron a su casa para mostrarle el tomo de un libro donde venía parte de la investigación del hallazgo del fragmento óseo de su hijo Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

Clemente Rodríguez Moreno no les creyó que estuviera muerto y junto con su esposa Luz María Telumbre analizaron la situación y dicen que “una persona puede caminar con un pie, si hubiera sido un cráneo pues qué remedio me va quedar, pues sería mi hijo, ya no hay solución, pero ahora el camino esta abierto, hay una puerta a seguir y dar con la verdad”.

Entrevistado el martes en su vivienda en Tixtla, don Clemente cree que los trabajos del gobierno federal van avanzando más que el sexenio pasado, pero “el fragmento de un dedo no dice nada, se debe buscar en vida, no nada más en fosas clandestinas”.

Para el padre de familia de uno de los 43 normalistas desaparecidos mientras no haya cuerpo su hijo esta vivo, y su principal exigencia es que las autoridades federales castiguen a los funcionarios que hayan entorpecido las investigaciones.

“Ángel Aguirre Rivero debe ser castigado, debe estar en la cárcel, eso le dije (al presidente Andrés Manuel López Obrador), que  vayan con los meros que entorpecieron las investigaciones, ahora Tomás Zerón de Lucio está en Canadá y no ha sido extraditado, tuvimos una reunión, les dije si no lo pueden extraditar todos los padres vamos a la embajada para presionar”, mencionó durante la plática que se dio en el primer cuarto de su casa donde recibe a sus visitantes.

Durante los últimos seis años el padre de Cristian Alfonso ha recorrido gran parte de las fosas que se han encontrado principalmente en la zona norte del estado en busca de su hijo. Una de sus preocupaciones es que a los normalistas los buscan sólo en fosas y no los buscan en vida.

“Hemos platicado con mi esposa ¿cómo fue? ¿cómo llegó? ¿o quién se lo llevó? Eso muy claramente se le dijo al gobierno federal, al fiscal, queremos que lo busquen en vida, que no nada más se busquen en fosas, sabemos quiénes se los llevaron, fue la policía municipal, la federal, el Ejército y el grupo del crimen organizado (Guerreros Unidos) a ellos nunca los han tocado. Muchos medios de comunicación están manejando la información del hallazgo como restos humanos y a mí me están presentando un fragmento de 3 centímetros, muy pequeño, no puedo dejar esta lucha pues”.

Contó que el domingo 5 de julio llegó Alejandro Encinas acompañado de Omar Gómez, quienes le mostraron “un tomo de un libro de cómo fue la búsqueda. La ropa encontrada que creo será de otra persona porque trae el logotipo de una telesecundaria de la Costa Chica; probablemente puede ser de otro estudiante o de otra persona, ahí se encontraron huesos de animales, es un cementerio de fosas clandestinas que han tirado ahí”.

El 8 de julio El Sur recorrió la barranca La Carnicería, donde las autoridades federales informaron que se encontró el fragmento óseo del joven estudiante de Ayotzinapa. El lugar se encuentra a 800 metros de donde nació la llamada “verdad histórica” que mencionaba que los 43 estudiantes habían sido incinerados en el basurero de Cocula.

Desde diciembre del 2014 el comandante de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), Miguel Ángel Jiménez Blanco, informó a las autoridades federales sobre las fosas en la barranca La Carnicería pero no fueron exploradas. El comandante fue ejecutado en agosto del 2015 y hasta el momento no se sabe el motivo de su muerte.

Durante estos cinco años don Clemente no ha creído en la “verdad histórica” que concluyó el ex fiscal general de la República, Jesús Murillo Karam y constantemente le exigieron que comenzaran otra investigación, lo que nunca sucedió y el gobierno anterior siempre dio a sus 43 hijos por muertos.

“Eso me dio más indignación, más coraje para seguir luchando y buscando a mi hijo vivo. El coraje siempre lo he tenido, pero me traen esta información y más me levanta el ánimo de seguir adelante y de estar señalando a los meros responsables”.

Desde el primer día que supo de la desaparición de su hijo, don Clemente dejó de vender agua de garrafón y se unió a la lucha que estudiantes, padres de familia y organizaciones sociales sostienen para exigir la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

“Yo como padre nunca me voy a dejar y más coraje le da a uno  porque si vemos a los militares se siente la adrenalina, quisiera uno reventar todo ese pinche cuartel el 27 (Batallón de Iguala) y a todos los que estuvieron involucrados”, comentó disgustado.

“Cuando vemos a las corporaciones policiales allá en Iguala a mi me da coraje, cómo es posible que desde el 2014 siendo estudiantes y donde había militares, había federales, se fueron encima de los chavos, de los normalistas, era un ataque entre corporaciones policiacas y donde estaba el crimen organizado, todo en conjunto, entonces ese es el coraje como padre, siempre se le ha dicho al gobierno que hay  militares, hay policías de Huitzuco, ojalá que en este mes ya vayan encima de ellos”.

El padre de familia reveló que el gobierno federal les informó que este mes van a presentar detenciones de funcionarios que estuvieron involucrados y se darán los resultados en la próxima reunión.

Don Clemente asegura que su hijo no está muerto y que la familia seguirá “adelante a pesar de que muchos medios de comunicación lo dan por muerto y mientras no haya cuerpo mi hijo sigue vivo, entonces mucha gente me comprende, otros me estarán criticando como loco, pero yo voy a seguir adelante hasta saber la verdad”.

Actualmente Clemente Rodríguez se dedica a la venta de artesanías, mezcal y con la pandemia a la venta de cubrebocas elaborados con paliacates de colores.

“Mi esposa hace tortillas para la venta, de alguna manera pues nos vamos ayudando para solventar los gastos para los estudios de mi hija, los gastos de la casa y ahorita con el virus se me ocurrió la idea de estar ofreciendo cubrebocas artesanales, es una parte de la lucha de sobrevivencia”.

El 29 de octubre del 2014  Clemente Rodríguez se tatuó en el brazo izquierdo una tortuga prehispánica en forma de mariposa, dentro del caparazón hay dos caracoles (don Clemente y Cristian) en un laberinto, llega el momento en que padre e hijo se encuentran “es ahí cuando se termina la búsqueda”.

 

 

 

Texto y Foto: Lenin Ocampo Torres