5 junio,2020 10:43 am

“No hay alimento ni dinero que pueda salvarte la vida”, dice una maestra recuperada de Covid-19

 

Iguala, Guerrero, 5 de junio de 2020. “La gente lo tiene que ver para creer, no sé cómo explicarles que se queden en casa. Estando enfermo no hay alimento ni dinero que pueda salvarte la vida”, contó una profesora de primaria, de 37 años, que se contagió de coronavirus, igual que otros cuatro miembros de su familia.

Como muchas de las personas que se han contagiado de este nuevo virus, María inició con síntomas con dolores de cabeza, tos seca, dolor muscular, pérdida del olfato y del gusto, en los primeros días del mes pasado, y el 5 de mayo le diagnosticaron coronavirus.

A pesar de que es asmática y que la enfermedad le atacó en los pulmones, provocándole neumonía, ya fue dada de alta después de casi 20 días de confinamiento. En ese tiempo, estuvo en una recámara de su casa, a donde su esposo le llevaba alimentos, bebidas y medicamentos, pero dejó de ver a su hija de 10 años, a su madre y sus hermanos.

“Fue una pesadilla, fueron los días más horribles de mi vida. Extrañé no poder ver a mi hija y abrazarla como todos los días. No pude ver a mi familia, puesto que somos muy unidos. Pero sé que el aislarme les demostré que los quiero y les pedí que no me vinieran a visitar”, contó de su paso por esta enfermedad.

Mencionó vía telefónica que a pesar de que este jueves había cumplido 10 días y que la dieron de alta, aún se siente débil y sigue usando cubrebocas. Ya ve también a su familia, pero han evitado los abrazos.

“La gente lo tiene que ver para poder creer. Después son muy lamentables las consecuencias, pues se lleva a las personas que más quieres. No sé cómo explicarles que se queden en casa. Puesto que en muchas ocasiones tienen que encontrar el alimento, pero también estando así enfermo no hay alimento ni dinero que pueda salvarte la vida”, dijo de la gente que no cumple con el confinamiento, bajo el argumento de que deben salir a trabajar.

Como la gran mayoría de las personas que se han contagiado, desde que inició la Fase 3 de propagación comunitaria, ella no sabe dónde se contagió, pues asegura que no salía de casa desde que inició la pandemia.

Cree que su contagio pudo ser por un familiar, pues primero se contagió su suegro, a quien dos de sus cuñadas llevaron a una clínica particular y también se contagiaron. Éstas a su vez pasaron el virus a su madre.

Debido a que mucha gente seguía saliendo para hacer ejercicio en las calles inclinadas de la colonia Burócratas, asentada en el cerro El Tehuehue, que son lugares en los que mucha gente acostumbra en Iguala a salir a caminar o correr por las tardes, los vecinos se organizaron y colocaron lonas de restricción a personas para ir a esa zona, para evitar propagación del virus.

A pesar de ser derechohabiente del ISSSTE, contó que por miedo y por recomendación del médico particular que la atención, evitó ir a consulta al hospital, ante la posibilidad de quedar internada, “otras personas que llevaron al hospital fallecieron”.

Dice que ha vivido con asma toda su vida y está acostumbrada a nebulizaciones cada mañana, al despertar; pero con el Covid-19 fue distinto y más complejo, pues la resequedad en las fosas nasales, el dolor pectoral y a dificultad para respirar lo complicaban más, “evitaba respirar profundo, para no toser, porque sentía que eso me ahogaría”, describe.

De su tratamiento, indicó que tomó el medicamento recetado por el doctor, sumado a las nebulizaciones y remedios caseros, como el consumo de tés de capitaneja, que le dio fuerza y lo sigue tomando.

Texto: Alejandro Guerrero / Foto: El Sur-Archivo