29 noviembre,2023 4:17 am

No hay ayuda para pequeños negocios, dice vendedor ambulante en Costa Azul

 

“Empezamos nuevamente desde cero”, comentó Miguel, quien vende en su camioneta queso, carne, chicharrón, tostadas y verduras en distintas colonias

 

 

 

Acapulco, Guerrero, 29 de noviembre de 2023. Miguel Ángel Ramírez, vendedor ambulante en la colonia Costa Azul, comentó que ha sido muy difícil recuperarse de las pérdidas económicas que dejó el huracán Otis y no ve la ayuda del gobierno federal a los pequeños negocios, como en el que trabaja.

El Sur publicó este martes que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), referente al tercer trimestre de 2023, Guerrero es el segundo estado del país con la mayor tasa de informalidad laboral, con el 77.4 por ciento de sus trabajadores “vulnerables”, por la falta de prestaciones y seguridad social.

El huracán Otis paralizó la economía de Acapulco, “nos tomó dos semanas ir retomando el trabajo poco a poco, porque, como quien dice, empezamos nuevamente el negocio desde cero”, comentó Miguel, quien trabaja en una de las camionetas que venden productos como queso, carne, chicharrón, tostadas y verduras, en distintas colonias de la ciudad.

Son pequeñas tiendas móviles, independientes entre ellas, que facilitan la adquisición de una pequeña despensa exprés. Además de Costa Azul, estas camionetas se encuentran también en la Condesa, Costera Vieja y Hornos Insurgentes.

Miguel lleva 20 años laborando en esta camioneta, de la que recibe sólo un salario, y el 24 de octubre supo con antelación de la llegada del meteoro y de cómo iba subiendo de categoría, hasta del aviso por parte de una cliente del cierre de los supermercados al día siguiente.

“Nosotros no le creíamos, y como quien dice, nosotros en la inocencia de que al otro día íbamos a estar aquí vendiendo como cualquier día, pues íbamos a pasar bien ese huracán. Pero fue lo contrario a lo que pensábamos y la verdad es que fue una noche muy dura, para la familia y para los compañeros de trabajo”, expuso este martes.

El viernes 27 de octubre decidió, junto con su compañero de trabajo, ir a vender en una esquina de Costa Azul, pero durante el trayecto desde Pie de la Cuesta se dieron cuenta de la magnitud de los estragos ocasionados por el huracán categoría cinco. “La gente sí quería comprar, pero el problema es que no había luz para guardar sus alimentos y no tuvimos la venta que tal vez pudiéramos haber deseado”.

Además, no había dinero en efectivo y gran parte de sus clientes de esta colonia de clase media y media alta, “se mueve con sus tarjetas de crédito. No había cajeros, la economía estaba parada totalmente”, expuso Miguel en medio de pedidos de los clientes que llegaban a las 11 de la mañana.

“Vimos que ya no se iba a vender y teníamos mucho producto que se iban a echar a perder totalmente, y pues comenzamos en este punto a regalar, pero no se dieron las condiciones porque al ver la gente que uno estaba regalando, se amontonaba y así que como que la gente, en la desesperación, pues se hacía un desorden”.

Calcula que el negocio en el que labora perdió unos 70 mil pesos, entre la inversión y los ingresos para los tres trabajadores. “Nosotros, para volver a comenzar fue muy difícil, porque no se daban las condiciones más que nada. Las sanitarias en la calle y pues la gente que todavía no tenía el servicio de luz, para guardar sus alimentos”.

Tardaron dos semanas en regresar porque, entre otras razones, sus proveedores de carne y de queso no querían ingresar a Acapulco, por “la situación que se daba en las noticias”. El par de semanas sin trabajo fue un periodo “muy difícil” para los trabajadores, porque no tenían ingresos, “fue un desastre para el patrón que no podía solventar, fue ayudar nomás a los que pudo y a los que no se pudo comunicar, pues se quedaron sin trabajo”.

Además, los primeros comerciantes que empezaron a vender comida y agua “abusaban” con los precios, por lo que el poco dinero que los trabajadores tenían ahorrado se les fue muy rápido. “Somos trabajadores que vivimos de la venta, más que nada”, dijo Miguel, que tiene esposa e hijos.

Pero los estragos aún se resienten, un tercer compañero no acudió este lunes, explicó Miguel, porque “no alcanza para pagarle su sueldo, se le ayuda de otra forma, haciendo otro tipo de trabajo, o viene a vender unas cosas suyas, comida, y así se va solventando”.

A pesar de la situación de desastre que prevalece en la ciudad, Miguel observa que se han restablecido algunas actividades en las principales avenidas, lo cual “está bien que se haga, porque de ahí pues hay mucha gente que tiene sus empleos, como es el turismo, que es el principal que se maneja aquí. Igual nosotros vivimos del turismo, si la gente tiene sus ingresos, pues también nosotros vendemos”. Sin embargo, acotó, todavía hay problemas con el agua, luz y basura.

Expuso que las empresas o negocios grandes pueden solventar todos los daños que les ocasionó Otis, “pero las pequeñas empresas o quienes tienen negocios que perdieron mucho, hace falta más información para ver qué apoyos les va a dar el gobierno”.

“Tal vez sí haya apoyos, pero el comerciante no sabe y no está informado a dónde va a ir a pedir información o a dónde van a dar un tipo de apoyo. Es lo que hace falta, y darle confianza al comerciante, pues para que él sienta que va a poder levantar su negocio, porque hay muchos comerciantes que no se les hizo muy fácil volver abrir. Todavía no han abierto por lo mismo”, indicó Miguel.

 

 

 

 

 

Texto y foto: Ramón Gracida Gómez