19 septiembre,2021 4:34 am

No más impunidad para el Ejército, dice Encinas en la entrega del Centro Comunitario de Ayutla

Ayutla, Guerrero, 18 de septembre de 2021. En 2002 la violaron soldados del Ejército que irrumpieron en su casa en Barranca Tecuani, Ayutla, y en 2010 la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (Coidh) condenó al Estado mexicano por su caso sin obtener reparación del daño, pero ayer, el subsecretario de Derechos Humanos  de la Secretaría de Gobernación (Segob), Alejandro Encinas Rodríguez, inauguró y entregó el Centro Comunitario de Desarrollo para la Mujer Indígena y Albergue Comunitario para Niños y Niñas, Gúwa Kúma, La Casa de los Saberes, a Inés Fernández Ortega, que ordenó la Coidh.

El encuentro fue en la explanada del edificio que será un albergue para que los niños y niñas indígenas que acuden a la cabecera municipal a estudiar, no tengan que ser explotados por vecinos que los ocupan de sirvientes. Además habrá un área de asesoría jurídica, médica, psicológica y legal para mujeres.

Encinas abrió las participaciones declarando que esta inauguración es una actividad histórica porque “es la primera vez en este país que la Corte Interamericana ordena una reparación colectiva a favor de una comunidad, una reparación a favor de una comunidad me’phaa, de sus mujeres y de sus niños”.

Mencionó que la lucha de Inés, así como la de Tita Radilla Martínez que llevó el caso de su padre Rosendo Radilla Pacheco desaparecido por militares a la Coidh, lograron reformas significativas en particular en el Código de Justicia Militar, para limitar la jurisdicción del Ejército con la modificación al artículo 57, y que todo integrante de las fuerzas armadas sea juzgado por tribunales civiles.

Afirmó que se tuvo que cambiar de régimen para poder cumplir la sentencia, y que ya no hay impunidad para los integrantes de las fuerzas armadas que agredan a civiles.

“Dejamos atrás esta impundiad donde se encubría a integrantes de las fuerzas armadas que agredían a civiles, ahora todo delito será sancionado por la autoridad civil, pero a pesar de la trascendencia de esta resolución, la reparación colectiva no se cumplío en más de una década”, señaló.

Agregó que “tuvieron que pasar 11 años hasta que el país inició el cambio de régimen, y con el apoyo de organizaciones para garantizar la no repeticion de los hechos que le sucedieron a Inés”.

“Hoy se abre este centro para prevenir y afrontar las violencias a las que están expuestas las mujeres, con orientación sicológica, médica, jurídica, para que nadie viva lo de Inés y que niños y niñas puedan contar con un espacio digno”, celebró.

“Yo no quiero que otras niñas sufran lo que sufrieron mis hijas y mis hijos”

En su discurso (traducido del idioma me’phaa al español por una asistente) Inés agradeció al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, “por haberme escuchado”.

Advirtió que le entregan el inmueble sin los servicios de energía eléctrica y agua potable, “faltan mesas, mucho mobiliario”, para el alberguey para el área de asesoría.

“Pero qué bueno que estamos aquí para empezar este importante trabajo, yo no quiero que otras niñas sufran lo que sufrieron mis hijas y mis hijos. Cuando llegaron a Ayutla no tenían en dónde vivir. Tampoco quiero que otras mujeres vivan lo que yo viví, quiero que ellas encuentren un espacio en el que puedan ser escuchadas y atendidas”.

Denunció que los caminos para la llamada “zona me’phaa” quedaron destruidos por el sismo del 7 de septiembre con epicentro en Acapulco, ante lo que pidió el apoyo del gobernador y del subsecretario.

Planteó una reunión para charlar sobre las necesidades del albergue, “de acuerdo con la planeación que nosotras tenemos”.

Diplomáticamente, agradeció a los representantes de los gobiernos que hayan asistido.

A Inés se le vio todo el tiempo tranquila, seria, casi siempre con las manos entrelazadas, pero sus ojos daban cuenta de que estaba atenta, escuchando. En dos horas no se le escuchó decir más que su discurso en lengua materna y portando siempre un sencillo cubrebocas azul.

Si ella no mostraba emoción alguna, el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, se desbordó en pasión, casi al punto de las lágrimas.

Es un hecho histórico, dice Abel Barrera

Después de Inés habló Abel Barrera, quien relató la constante lucha de Inés, desde que acudió caminando desde su pueblo a una agencia del Ministerio Público, que la acusó de mentir. Dijo también que en su comunidad le pidieron que ya no denunciara, que incluso la despreciaron, “te dijeron que tu palabra no tenía verdad, y que las mujeres indígenas de Ayutla no tienen derecho a reclamar justicia”.

“Te topaste Inés con ese muro de la cultura mestiza y patriarcal que golpea, que daña, que ultraja a las mujeres de esta Montaña tan abandonada”.

Desde el principio Tlachinollan la acompaña, a pesar de que se enfrentaba al Ejército que “tenía rodeadas” y “atemorizadas” a las comunidades indígenas luego de la masacre de El Charco ocurrida el 7 de junio de 1998.

“Fue una guerra desgastante”, dijo con la voz quebrada, y agregó que tuvo apoyo de las organizaciones sociales, “para que en esta Montaña, Inés, ya nunca haya más ultrajes, ya nunca más haya niñas tratadas como criadas sin derechos”.

Mencionó que cuando 11 soldados del Ejército la violaron sexualmente, una de sus hijas estaba en la cocina, “tuvo que correr con el abuelo para abrazarlo y decirle ‘están haciéndole daño a mi madre’”.

Consideró un logro la apertura del centro, también como un homenaje a las mujeres “que han tenido que resistir el agravio histórico del Ejército a más mujeres, a más comunidades”.

También agradeció al gobernador Héctor Astudillo y al subsecretario Encinas, y dijo que “reparar los daños ocasionados por el Ejército a las comunidades indígenas es un hecho histórico”.

Expuso que en la zona que habita Inés no hay servicios de salud ni educación, pero en el centro comunitario habrá atención para los menores y para las mujeres.

Coordinación con el gobierno federal: Astudillo

En una breve intervención que cerró los discursos de la inauguración, Astudillo dijo que se ha coordinado con el gobierno federal para la apertura del centro comunitario.

Expuso que tuvieron que pasar 11 años para abrir el espacio que ordenó la Coidh como reparación del daño a Inés y su comunidad.

Dijo que Inés es un referente para las mujeres por su lucha permanente por los derechos humanos, y que “queda claro que ninguna sentencia resarcirá el daño en contra de nuestra paisana”, pero este centro garantizará la educación y apoyo a las mujeres.

El albergue será administrado por el INPI y el centro comunitario

Agregó que Ayutla cuenta con una alerta de violencia feminicida y que en este lugar podrán tener asesoría, además de apoyar a niños y niñas indígenas.

“Para un servidor, como gobernador, ha sido un tiempo complejo, me ha tocado vivir las resonancias de manera fuerte, grave, de hechos que han lastimado al pueblo de Guerrero y a México, hemos tratado de poner de nuestra parte, toda la disposición”.

Acudieron de la Oficina del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Guillermo Fernández-Maldonado Castro, y la directora de Derechos de las Mujeres Indígenas y Afromexicanas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), Violeta Hernández Andrés.

Texto y foto: Rosendo Betancourt Radilla