21 septiembre,2024 6:10 am

Normalistas lanzan petardos y una camioneta incendiada contra el campo militar de Iguala

Desde dentro de las instalaciones del cuartel, soldados arrojan gases lacrimógenos para dispersarlos. Es la tercera protesta de madres y padres de los 43 desaparecidos y estudiantes de normales rurales, a 10 años de los hechos en esa ciudad. Advierten que con el nuevo gobierno federal seguirá su lucha para exigir verdad y justicia para sus hijos. Insistirán en que el Ejército entregue los 800 folios que contienen información sobre lo ocurrido el 26 y 27 de septiembre de 2014; “no vamos a dar un paso atrás”, declaró Emiliano Navarrete

Iguala, Guerrero, 21 de septiembre de 2024. En medio de un intercambio de petardos por gases lacrimógenos, y una barda derribada del Campo Militar 35-C de esta ciudad con el uso de una camioneta que después fue quemada, se desarrolló el tercer día de la jornada de lucha de padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa a diez años de lo ocurrido, donde reiteraron la exigencia al Ejército para que entregue los 800 folios que servirían para conocer la verdad de lo que ocurrió la noche del 26 de septiembre de 2014.

Durante un mitin realizado en el acceso principal del Campo Militar 35-C, General Agustín de Iturbide en el Periférico Oriente de la ciudad, los padres de los muchachos desaparecidos reclamaron que a diez años no se ha sabido nada de ellos, y advirtieron que aún con el cambio de gobierno federal seguirán protestando, “sin darle el gusto” al gobierno de retirarse sin encontrar justicia.

A las 11:45 de la mañana a bordo de 19 autobuses llegó a la ciudad una comisión de 16 madres y padres de los 43 jóvenes desaparecidos acompañados de más de 500 jóvenes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) y organizaciones sociales que han acompañado el movimiento desde hace una década.

Aunque hicieron una breve parada afuera de las instalaciones del Palacio de Justicia, en la entrada a la ciudad, en seguida la caravana de autobuses se dirigió al exterior del cuartel sede del 27 Batallón de Infantería, y no al obelisco de Ciudad Industrial donde se tenía programado el mitin.

Exigen los 800 folios y advierten que no dejarán la lucha

La caravana de autobuses y la presencia de los estudiantes, en su mayoría cubiertos del rostro, obligó al cierre de los cuatro carriles del Periférico frente a la plaza comercial Galerías Tamarindos, propiedad del ex alcalde perredista José Luis Abarca Velázquez.

Antes de la llegada de los padres y de los normalistas, en el acceso al campo militar se reforzó la seguridad colocando vallas de acero con alambre de púas y se retiraron unas rejas de metal en el piso con lo que se dejó abierta una zanja.

Cuando inició el mitin de los padres, desde adentro del cuartel se escuchó una voz poco perceptible que los exhortaba a desistir de su protesta y decía que los militares son respetuosos de su derecho.

Al frente del contingente mostrando los carteles con las fotografías de sus hijos, se vio a 16 madres y padres de los 43 muchachos desaparecidos, y en su intervención el representante del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Isidoro Vicario, recordó que son 10 años de la lucha incansable en la que varios padres se han quedado en el camino sin saber del paradero de sus hijos, mientras que otros más tienen padecimientos de salud.

Reclamó los pocos avances en las investigaciones a una década de los hechos, y el incumplimiento del compromiso de verdad y justicia que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador a unos días de concluir su sexenio.

Indicó que la exigencia sigue siendo que se entreguen los archivos militares “porque hay pruebas e información contundente dentro de la investigación, de que probablemente aquí en estas instalaciones se oculte la información y la verdad de lo que ocurrió aquella noche”. Exigió que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) entregue los 800 folios que aún quedan pendientes, “donde pudiera ocultarse la verdad”.

Por su parte el señor Emiliano Navarrete, papá del normalista desaparecido José Ángel Navarrete, llamó a la prensa a difundir la “realidad” de lo que han vivido en estos 10 años, y lamentó que en este periodo no saben dónde están sus hijos a pesar de que se sabe que fue un crimen de Estado.

Manifestó que para él, el Ejército es una “vergüenza” de la nación, y señaló que es en los cuarteles donde se cometen las principales desapariciones de personas “orquestadas por estas instituciones” y respaldadas por su Secretaría.

Reiteró el reclamo al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador porque no cumplió su promesa de esclarecer el caso, y advirtió que las madres y padres no se van a rendir y seguirán luchando por encontrar verdad y justicia, “porque son nuestros hijos, es nuestra sangre, duele, lastima, no puedes vivir y seguir pensando que mañana sea un día diferente, eso no es vida”.

Dijo que no van a retroceder hasta encontrar la verdad, “no les vamos a dar el gusto a estos gobiernos de retirarnos sin tener verdad y justicia”, y señaló que no vendrá la justicia de parte del gobierno por lo que la tendrán que exigir, y agradeció a las organizaciones y a los normalistas su apoyo y acompañamiento.

Llamó a seguir adelante a “lidiar” con un nuevo gobierno que viene, y advirtió que su postura será la misma, que el Ejército entregue los 800 folios de información que hacen falta, “no vamos a dar un paso atrás”.

Petardos, gas lacrimógeno y camioneta quemada

Cuando el mitin político terminaba luego de 30 minutos, mientras se entonaba el himno Venceremos, a los dos extremos del cuartel se dispersaron en fila decenas de jóvenes con los rostros cubiertos y con el puño izquierdo en alto, en seguida inició la protesta radical.

Con una camioneta Van roja que transporta botanas Barcel, que ya llevaban, conducida de reversa derribaron unos 10 metros de la barda perimetral del costado norte, y lograron meter el vehículo a la mitad y allí lo incendiaron con petardos que le lanzaron dentro.

Mientras que por diferentes frentes fueron arrojados decenas de petardos al interior del cuartel, elementos del Ejército desde adentro respondieron lanzando bombas de gas lacrimógeno para dispersar la protesta.  El gas no sólo afectó a los manifestantes sino también a periodistas que daban cobertura, estudiantes y a personas que estaban de observadoras ajenas a la protesta.

Algunos petardos estallaron en una toma de energía del campo militar ubicado en la parte externa, lo que dejó sin luz a gran parte de las instalaciones y fue necesaria la llegada de trabajadores de Comisión Federal de Electricidad (CFE).

También llegaron bomberos de Protección Civil Municipal y estatal para apagar el incendio de la camioneta.

Mientras se realizaba la protesta se escuchaban dentro del cuartel toques marciales de la banda de guerra y se observó a decenas de efectivos de la Policía Militar con equipo antimotines.

Al momento en que los padres y normalistas se retiraban, dejaron abandonado en el Periférico un autobús que ya no encendió al parecer por una falla mecánica; en tanto que después se supo que al menos tres petardos cayeron en el estacionamiento del Hospital General Jorge Soberón Acevedo, de los que uno no explotó y otros dos cayeron en dos camionetas a las que les provocaron daños.

Se informó que al momento de la salida de la caravana de autobuses, algunos vecinos de Iguala lanzaron piedras a los camiones desde el puente vehicular ubicado junto al Palacio de Justicia, en la salida a Chilpancingo.

Texto: Alejandro Guerrero/ Foto: Jesús Eduardo Guerrero